sábado, 17 de septiembre de 2016

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Las nuestras: Concha de Albornoz

Nació en Luarca (Asturias), en 1900. Muere setenta y dos años después en Ciudad de México. Fue una víctima más del exilio tras la guerra civil. Una víctima más de una España convulsa y dividida.

Amiga personal de Rosa Chacel, fue su vecina en la plaza de Tirso de Molina en Madrid antes de comenzar ambas su peregrinar por otras tierras. Concha fue testigo en la boda de Rosa con con el pintor Timoteo Pérez. Estuvo casada con Ángle Segovia Burillo de quien se divorció posteriormente. Fue, amiga personal del poeta Luis Cernuda.

Hija del diplomático Alvaro Albornoz de quien fue su secretaria. Vivió un tiempo en París, cuando su padre ocupó el cargo de Embajador de España durante el Gobierno Provisional de la II República.
Al finalizar la Guerra Civil y cesar su padre en el destino diplomático marchó a Grecia. Encontró amparo en el escritor Nikos Kazantakis quien años después publicaría la obra sobre Alexis Zorbas y que se conoció en el mundo de la literatura como Zorba, el Griego.

En Grecia vuelve a coincidir con Rosa Chacel. Después pasó por Ascona en Suiza y Cuba donde enseña Literatura Española en la Escuela Libre de la Habana. Allí conoce a Lezama Lima. Continúa el exilio en México donde conoce a Ramón Gaya…

En 1944 fue profesora en la Universidad Mount Holyoke en Massachusetts. Hasta allí llegó de la mano de Eleanor Roosevelt. Tiene contactos con exiliados notable españoles que viven fuera de su tierra. Se vuelve a encontrar con Cernuda con quien sigue el contacto en México.

En 1952, en compañía de otros españoles exiliados viajan por Europa. En Roma visitan a María Zambrano en su apartamento en la Piazza del Popolo… Vuelve  a coincidir con Rosa Chacel en Nueva York donde está becada por al fundación Guggenheim para escribir ‘Saturnal’.


En 1960 sufre un gran deterioro físico. Es un aviso. Es el preludio de lo que, años más tarde, le causará una parálisis cerebral que le llevará a la muerte, en México, febrero de 1972

No hay comentarios:

Publicar un comentario