miércoles, 28 de septiembre de 2016

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Sentimiento

Eres eso, y algo más. Eres ese sentir que no sabemos por qué ni cuándo un día apareció dentro; eres ese viento fresco que sopla en las tardes de agobio veraniego cuando el calor aprieta y el sol hace chiribitas y se forman remolinos que corren locos sin que nada, ni nadie los contenga.

Eres eso que apareció de niño y crecía y crecía. Colección de estampitas pegadas con gachuelas en un álbum de tapas gruesas. Siempre había una que se resistía; siempre había una que los pícaros comerciantes no sacaban al mercado y por más viajes al quiosco de María, “la del Guerra”, nunca estaba, porque nunca llegaba…

Eres  la ilusión de ‘rabonas’ en clase y aquella primera tarde con entrada regalada, por supuesto. El muchacho subía los peldaños y se asomó por la bocana y, entonces… entonces aparecía un mundo verde y nuevo. Los que vivíamos en el pueblo no lo habíamos visto nunca.

Eres parte del puñado de ilusiones que se acercaba a la capital una tarde de domingo.  La excursión, organizada; nosotros, como quien va a la feria, y luego, ¡ay,  luego, a la vuelta, porque como siempre, por en medio,  se andaba uno ‘de los grandes’, el regreso… “¡de la feria!”.

Eres parte de aquella aglomeración que te subía en volandas. Y llegabas y estabas de pie y lo aguantabas todo: frío, lluvia, calor, viento y… así, así se fueron pasando los días de eso que llamamos tiempo.

Y unas gotitas de alegría; demasiados contratiempos: subidas y descensos. Frustraciones como sorbos de acíbar… Y vimos, también, luego...  noches de focos potentísimos – colocados en las cuatro esquinas del campo - y figuras prolongadas, en sombras, que no se estaban quietas…

Han inaugurado una exposición. Recuerdos; setenta y cinco paneles. Parte de esa historia nos queda como fuera del alcance; es memoria. La otra… ¿la otra? Esa otra es nuestra porque la hemos vivido juntos.


Me quedo con el día que sonó el himno reservado a los privilegiados. La megafonía lo llenaba todo.  Me  acordaba de mi amigo Fernando Espíldora; yo lloraba como un niño. Ahora – como siempre mucho humo de verano – parece que sopla un viento revuelto. Tres nombres: C.D Málaga; At. Malagueño; Málaga CF…. Da lo mismo, tú eres eso, todo eso, mucho más que eso: tú eres sentimiento.

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