Montserrat es un conjunto de montañas recortadas en
el cielo entre las comarcas de la Anoia, Bajo Llobregat y del Bages. Su forma
peculiar, a manera de puntas de sierra, le confieren la originalidad de ser
únicas. Son las montañas más emblemáticas de Cataluña.
A sus pies corre el río, probablemente, con más
industrias por metro cuadrado de España: el Llobregat. También se asientan
ciudades como Manresa, Vic, Monistrol, Cardona… ciudades punteras en la lucha
por la independencia del territorio catalán del resto de España. ¡Cosas que
pasan!
Mosén Jacinto Verdaguer fue un cura de Vic y un excelso
poeta. Su vida, un constante ir de un lugar a otro. Desde capellán, bajo el
patrocinio del marqués de Comillas, en los barcos que hacían la travesía a
Cuba, al viaje a Tierra Santa que lo sumió en una crisis profunda.
Verdaguer escribió un himno mariano precioso: El
Virolai. Está dedicado a la Virgen de Montserrat. El cura poeta la llama ‘rosa
de abril’, ‘morena de la sierra’, ‘lucero de Monserrat’, ‘alba naciente’
‘ciudad de Dios con la que David soñó’, ‘mística fuente del agua de la vida’,
‘cedro gentil’, ‘de los catalanes, Princesa; de los españoles, Estrella de
Oriente’…
El viajero llega – después de pasar una barrera que
obliga al pago a la salida – a los pies del santuario. Proliferan tiendas, restaurantes,
cafeterías…-. Cruza un patio amplio; entra
en la Basílica. La gente hace cola. Quieren subir al camarín. Luego, la
fotografía…
Se sienta en la penumbra. Ve y admira y recuerda
aquello del Evangelio que hablaba de mercaderes y de un Pacífico con un látigo
en la mano y de una expulsión porque habían convertido un lugar de oración en
cueva de ladrones.
Tiene un recuerdo, también, para esos abades que han
pulseado, reiteradamente, la legalidad y piensa en muchas cosas. Pero no quiere
enturbiarse por dentro y recuerda que desde que era muchacho, él, también,
había cantado como lo hace ahora en su interior eso de “Rosa de abril, / Morena
de la sierra”…
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