Volvía de Málaga. Mediodía; el cielo limpio. Ni una
nube, ni un asomo de sombra que mitigue el sol implacable de estos comienzos de
septiembre… El termómetro del coche dice que la temperatura sube y sube…
Una amiga coloca una foto de Huelva en facebook. Es
un aparato callejero. Marca 46º Centígrados. Le pongo un comentario: “A
cualquier cosa llaman calor, cuando su nombre es mala leche”. Me dicen que en
Sevilla no pueden más, que los cuerpos tienen un límite y que están al borde de
la desesperación.
El televisor a quien no hace caso casi nadie de los
que están en la barra del bar informa que el incendio de Jávea se pasa de rosca.
Han desalojado a un montón de personas; la Cruz Roja ha atendido a no sé
cuantos…
La Guardia Civil – continúa la información – busca a
los ‘artistas’ que le han prendido fuego al campo. Es imposible. No los
pescarán como tampoco pescaron a los que hace unos días la emprendieron contra
la dehesa en Castillo de las Guardas. Ese ‘ganado’ siempre encuentra un
resquicio por el que se escapan…
Arde también el mundo de la política. La culpa no la
tiene el fuego; no. La mecha la ha encendido la incompetencia de unos y la
insaciabilidad de otros. Como en la copla “todos queremos más / y más / y más”.
Toda esa retahíla sobre pensiones, necesidades
sociales, colegios, presupuestos… No sirve para nada. Son pavesas llevadas por
un extraño y desconocido viento. Encienden otros incendios en la indignación de
la gente normal y corriente. No entendemos muchas cosas. A otras - y a otros - es difícil de ponerle nombre. A
uno hasta le sobran adjetivos para calificarlos… ¿a qué sí?
Ya ven fuego de candela; fuego del sol que abrasa
por no sé qué puñetera cuña anticiclónica que se ha colocado donde le ha dado
la gana; y, fuego de indignación. Estamos, también, achicharrados… por dentro.
Llego al coche. Son poco más de las tres. El
termómetro de mi coche – está al sol como corresponde, claro - ¡solo marca 52º
centígrados! ¿Hay quien dé más?
No hay comentarios:
Publicar un comentario