miércoles, 13 de abril de 2016

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Campanas

Tocan las campanas. Demasiados toques de campanas. A muerto; a repique; a fuego, a misa de las de antes; a no sé qué puñetas tocan  algunos días las campana. Campanas lejanas perdidas en campanarios de ciudades bellísimas; otras, menos agraciadas. Campana de catedrales con mucha historia en sus muros, de pueblos, de ermitas, de espadañas…

José Luis Martín Vigil - murió en el olvido - fue un jesuita que escribía sobre temas sociales. A los jóvenes que transitábamos por los años sesenta y setenta del siglo pasado se nos hacía familiar. Muchos lo leímos. Su título estrella: “Cierto olor a podrido”. Retrató parte de la España de aquellos años.

Leímos, también, a Pérez Lozano. Escribía de otras cosas,  “Las campanas tocas solas”, o Hemingway “Por quien doblas las campanas” que hablaba de guerra incivil. Eran otros mensajes; otras campanas. Ahora tocan campanas con sones muy diferentes. El refranero que es muy sabio dice que “cada campana da el son que tiene”.

Abruman los telediarios. Casi no se pueden abrir los periódicos. La radio es un bombardeo continuo: papeles de un sitio lejano al que bañan el Atlántico y el Pacífico; detenciones por dinero que viene de los paraísos fiscales; otro dinero, de un lugar que fue paraíso y, ahora es infierno…

Aflora podredumbre de los escondites más insospechados. El olor es cierto; la podredumbre, también. Dan nauseas algunas de las noticias que afloran. Nos dejan sumidos en el mayor de los desconciertos. Cuesta creer muchas cosas. No cabe un golfo más por metro cuadrado se ande cómo se quiera por los cuatro puntos cardinales.

Hablaba la Biblia de Sodoma y Gomorra, y de la ausencia de personas  justas por las que al menos, una, le librase de la maldición. No hubo ni una sola. ¿Estaremos en una situación similar a aquella?


El campo está ahíto de flores; una abubilla picotea por el camino. Tiene plumas de colores; preciosas; su nido, fétido. Como el nido de algunos protagonistas de estos días. Pasan las nubes; van para alguna parte. ¿Qué  escándalo que saltará mañana?

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