miércoles, 6 de abril de 2016

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Pregón de la Virgen de Flores (Encinasola, 1 de abril 2016)

PREGÓN DE LA VIRGEN DE FLORES

Me he colgado esta medalla
porque la llevó mi madre
siempre del cuello colgada.
Es de la Virgen de Flores
patrona de aquí y de Álora.
Dos madres tengo en el cielo
que hoy en mi pecho se abrazan.
Las dos madres que me cuidan,
las dos madres que me salvan,
las dos que hoy velan por mí,
en esta vieja medalla.
¡Viva mi Madre de Flores
Y la madre de mi alma!

“Dios te salve, Luz divina,

Deslumbrante Primavera,

que le siembras a tu pueblo

la Esperanza en la dehesa”.



Sr. Cura Párroco de Encinasola,

Sres. Alcaldes de Encinasola y Álora,
Autoridades Civiles y Militares,
Sres. Hermanos Mayores, juntas de gobierno y miembros de la Hermandades de la Virgen de Flores, Hermandades de Gloria y Pasión de Encinasola y Álora.
Sr. Presidente de la Cámara Municipal de Barrancos (Portugal)
Marochos, perotes…
Sras., señores, hermanos…
Por la Gracia de Dios Padre,
Por la Gracia de Dios Hijo,
Por la Gracia de Dios Espíritu Santo
Encinasola despierta con volteo de campanas, con flautas y tamboriles, con un revuelo de mariposas blancas, con un ¡ay! prendido con alfileres de luceros por los caminos del alba, y se asoma, de puntillas, al horizonte de la Sierra y pregona que viene, que ya está aquí y se viste de alegría y recibe, como cada año, a  la Virgen de Flores, Madre y protectora nuestra, estrella en la noche oscura, puerto y refugio, faro y guía, luz que viene de lejos, luz…
Encinasola, lejana en la distancia, y acurrucada entre encinas; soñada, querida, amada…; magia de Andalucía, esa tierra a la que pedimos tanto, y damos tan poco;  Encinasola, puntada con hilo blanco en la Sierra, ventana de España por la que sacamos el pañuelo despidiendo al sol,  cada tarde, cuando se va camino de América; Encinasola, a pedir de mano de Portugal, y de las tierras de la Contienda; acogedora y hospitalaria recibe al hijo que retorna, aunque ya no sabe si algún día se fue…,  y que esta noche trae el aroma, el aroma si puede; el aroma que se queda por el aire, el aroma que nos impregna, el aroma del amor de quien llega y como el cancionero digo: traigo el camino andado, cara como la suya no la he encontrado.
Se ha excedido mi presentadora. No le hagáis ni mucho ni poco caso; solo el preciso. Ha abierto el compás y me ha dicho: ahí queda eso  y ustedes saben que:
Encinasola se viste de florecillas en la dehesa, y Álora de azahares en las huertas. Ya está aquí la primavera, toca en la ventana y llama a la puerta y pide su sitio por las calles.
Y, por el campo y por los corazones que laten de otra manera cuando llegan estas fechas y son  suspiros, Madre, cuando te ven que vienes, al reencuentro con tu pueblo.

Y Encinasola y Álora, en la distancia, andan por otras calles. Son las calles del alma, son las calles sin pliegues ni esquinas, son las calles que andamos a solas, cada uno consigo mismo, cada uno con sus  dudas, sus preguntas, y sus silencios.
            Añoranzas,  recuerdos,
hombres de otro tiempo;
partieron un día de aquí
con lo mejor que tenían
            iba su Madre con ellos.

Huele a campo; a madroños, lentiscos, y majuelos; a quejigos, melojos y brezos. Y se viste de río, y la Ribera o Múrtiga  que tanto monta, se viene  de Fuenteheridos - ¿heridos por tu Amor, Virgen de Flores? - como un andarín serrano acariciando alisos por los quebrados, por entre piedras como estrellas caídas de otro cielo… Y la Sierra se viste de Ti, Virgen de Flores
Y luego casi llega a Flores, a  la Flores de aquí:

“A orillas de la Ribera
está la Virgen de Flores
patrona de Encinasola
reina de los corazones”.

Y se pone a tus plantas y te mira a la cara y  sus aguas son una sinfonía de espumas y de música de Abel Moreno; de fandango y de danza, de azul y de pandero, de… y tu Niño, ¡ay, tu Niño! Muchacha, tu Niño lo mira con ojos de Niño pilluelo y tú que lo ves todo, que lo comprendes todo, que lo sabes todo, sonríes y entornas los ojos y lo coges con más fuerza. Ya se sabe, con los niños todo el cuidado es poco.

 Y te deja a tus plantas un tallito de romero…

 Y te manda caricias y susurros de enamorado y te dice que sigue… como sigue el río, el otro, el otro río, el  nuestro, el Guadalhorce, a tus pies por la vega fértil y te dice que no la ve pero intuye a la mar cercana y al alcance de la mano…
“Estrellita marinera
Que vas caminando al norte
Dime… No, no me lo digas
Ya sé que estoy
En Encinasola esta noche”

Saben, Madre, el mar que nos manda las brisas en las noches de verano, y los espigados trigos en las lomas de Virote que me he venido, que nos hemos venido hasta a tus pies, para decirte y para decirles  a los hermanos marochos que allí también  te queremos y te cantamos:
Y, que
 “… Para Patrona bonita
la de mi pueblo, Señores,
es morena y chiquita
se llama Virgen de Flores
y a mí el sentío me quita”.

Vengo, Madre, de la mano de la amistad y del cariño de  una mujer que se llama como tú: María; vengo, Madre también, por amistad de Fermín, Fermín Adame, amigo entrañable, hermano electo. No le costó mucho convencerme. Solo insinuó y luego,  todo lo dio por hecho. ¿Qué hijo, Madre, se puede negar para venir a pregonarte?
He andado caminos de campiña y olivares; he cruzado el río Grande, he visto pueblos blancos, sueños esparcidos por los campos, cielos, cielos azules, limpios…cielos sin lindes acunados en la marisma que juegan con el horizonte, cielos que llevan a otros mares…

He bebido en las fuentes que alivian mi sed de caminante, fuentes de aguas claras y serenas, remanso donde juegan la luz y los sueños, versos de poetas queridos: Jarcha, Adame, Alcántara, Barbeito…, mis lazarillos, mis pasajeras en este río que va por otras tierras, que va por otras sierras, que va buscando el encuentro con otros mares…
Y lo mismo que él te vio,
Estrella, marinera
Junto al río,
Trianera  y alfarera.
Yo,  te veo a ti
entre jaras y romeros.
Y pregunto si te conocen,
Y me responden los vientos…
Y me dicen que sí.
 Susurros,  rumores…
Suspiros y sueños,
Y  te encuentro.

Y aquí me tienes, Virgen de Flores.
Y traigo rosas y jazmines… Ilusiones a tus pies. Y rocallas en tu camarín, de “allí”,  iluminadas por los rayos primeros del día, y por arrullos de palomas, y piropos con requiebros tiernos, con suspiros escapados de dentro que se vienen a tus plantas, y arranco de tu camarín toda la simbología mariana y bíblica porque…
Eres aurora, bella como la Luna, refulgente como el Sol, 
Y, “eres jardín cercado”,
Y “hermoso olivo en la llanura”
Y “ciprés de los montes de Hermón”.




Muchas cosas se han dicho de Ti: “ciudad de Dios, “narciso de Sarón, lirio de los valles”; más, muchas más porque eres plátano junto a las aguas” y escalera del sueño de Jacob por donde subían y bajaban los ángeles de Dios”
“Eres el resplandor de la luz eterna el espejo sin mancha del actuar de Dios, imagen de su bondad”.

Y Madre de marochos y perotes; y eres la escala del cielo para subir a la gloria; Madre de Dios y madre nuestra. Morena y guapa, Virgen de mirada dulce y serena… Y hago mía la letra del fandango:

“En el nombre sea de Dios
y de la Virgen María
esta es la primera copla
que yo canto en este día…”


Te he visto pastora en el Rocío
Y morena en Czestochowa
Y en Covadonga Santina
Y Pilar en Zaragoza.


Y Carmen en El Perchel,
Luz y brisa y caracolas
por el azul malagueño
En mar de espumas y olas


Virgen de Luna, del Sol y de las Viñas
Virgen de la Cinta en Huelva
Aliseda y Esperanza en las Cumbres
Y Virgen del Mar y de la Sierra
Candelaria y de la Peña


Te he visto Valvanera en La Rioja,
Virgen de los Ojos Grandes
Del Prado, de Guadalupe, Almudena,
Virgen de los Ángeles…

Y te he visto por muchas tierras, por tantas…

Y te la canto a ti, Virgen de Flores porque corrían tiempos de guerras y desencuentros y llegaron hasta los confines de otro reino y te llevaron con ellos y te dejaron en una ermita pequeña, entre el río y El Hacho y en los corazones, y desde entonces… ¡fíjate, con lo que corre el tiempo!, Tú aquí y allí; Tú en cada casa y en el carné de identidad… y te edificaron un convento y vinieron y se fueron frailes de San Francisco: “hermano sol, hermana luna, hermano cielo…” y nosotros, desde entonces, siempre acudimos a tu encuentro.
Porque eres flor traída a nuestra tierra. Y eres orquídea blanca y clavellina de la Sierra, y eres consuelo y refugio porque:
“Tú eres la flor de las flores
y de estrellas coronada,
oh Madre de Dios amada…”

Te vi, aquí en Encinasola, por primera vez, una noche de “reencuentro”. ¿Te acuerdas? ¿Qué pregunta, Madre? Como si a las madres se les olvidasen las cosas de sus hijos…

Una noche de una primavera de hace muchos años. Llovía. Aquella noche llovía como solo lo hace en la Sierra cuando la sierra le abre las puertas a la poesía que trae en su mano el agua,…. O como dice el Maestro Barbeito, aquella noche que vi “a Dios tocando el arpa de la lluvia…”

Y supe de la disyuntiva del fandango:
“Todos los marochos tienen
dividido el corazón
entre la Virgen de Flores
y la de Roca-Amador”.

María, la María de la tierra, aquella noche y como siempre, me había abierto las puertas de su casa. Su casa era mi casa y tú corazón, Madre, nuestro; y estuvimos en la Iglesia y escuchamos fandangos, muchos fandangos, tantos que desde entonces ya van conmigo:

“Yo sembré en un maceta
La semilla del encanto
Con lágrimas la regué       
Y la flor salió llorando
Tuvo la culpa el querer”


Aquella noche, Madre de Flores, yo sembré otras semillas. Eran semillas de lo que arraiga dentro. Enraízan, se fortalecen y crecen por más que pasen los tiempos.

Los vencejos jugaron a perseguirse por un cielo cubierto de nubes, como se persiguen los niños traviesos por las calles del pueblo. Y Encinasola estaba de fiesta, de fiesta grande, y nos acogieron como solo sabe hacerlo la gente buena del pueblo. La gente que no tiene doblez, la gente noble, la gente sencilla… ¡Qué gente, Madre! Tu gente y mi gente; nuestra gente.

¡Qué bonito fue todo aquello…!
Una noche larga, larga…
Preludio de otros reencuentros.


FLORES: Seis soles, seis lunas, seis cielos que siendo uno: azules, violetas, rojos, amarillos, verdes, celestes… es el Iris de tu nombre; seis estrellas en tu corona, seis halos, seis suspiros escapados… Media docena de piropos encerrados en  seis letras: Flores.

Porque tu nombre tiene la ‘F’ de fe y fervor; faro y fulgores en la noche oscura; fiel de enlace con la L de la luz – o Luz de Dios –, aurora, resplandor.

Decía Pérez Lozano que “Dios tiene un O”, y niño, y amor, y corazón…

Y la ‘R’ de razón. ¡De razón, de razón Madre, para quererte! y rosal de rubíes salido de la mano del Padre; rabel de cuerdas que solo tocó el Espíritu Santo… R, de Rebeca, mujer de Isaac y madre de Jacob…

Y la ‘E’: esperanza, de Eva del Nuevo Testamento, del edén de azucenas, y emblema y estandarte de la Iglesia.

Y la ‘S’: de sierva: “Ecce ancilla Domini”: He aquí la esclava del Señor, o sea la sierva, la que está para todo y para todos, la que se da y no espera…
Decía el Maestro Alcántara que los hombres hemos dado en ponerte los nombres de solución a muchos de nuestros problemas y te llamamos por Dolores, Angustias, Amparo, Auxiliadora, Socorro, Lágrimas, Consuelo… Muchos nombres, como decía otro amigo:

“…Cuánto nombre buscando hacerte suya
en la oración, el ruego entre la bulla,
en la devota y vieja cercanía,

para que todo sobre cuando vayas
a contarle la pena que te callas
y digas simplemente: “Madre mía…”

Y en Encinasola y en Álora; y en Álora y en Encinasola vas por las calles con otro nombre: FLORES… ¿Hay quién dé más? Eran aquellos años de hace mucho tiempo, tanto que al siglo le dieron por el orden un pico, y delante el mil seiscientos. ¡Qué más da! Piden al Arzobispado de Sevilla que tú, Madre, seas de Encinasola patrona y así aparece: en documentos, en los mensajes y en  los papeles viejos. Y te veneran y te quieren y van pasando las fechas y peregrino y romeros, ¡y qué se yo…!

Quiero quedarme a tu lado y de tu mano andar el camino y superar, niña, mujer, Madre, Señora…  lo que los tiempos manden que a tu vera no hay peligro; que a tu vera las penas más duras son arrullos porque es más “pura que sol / más hermosa que la perlas que ocultan los mares…”  Y lo que sigue y te cantamos: “Venid y vamos todos con flores - ¿ves?, otra vez, flores – con flores a María que Madre nuestra es”.

Pongamos que pinto un cielo azul; y un tul salpicado de estrellas, y allí, enfrente Barranco y a ambos lados: encinas, dehesas… En medio… En medio solo faltas Tú, y estás ahí en Flores entre paredes blancas y sueños de margaritas que quieren ser biznaga para ser más altas y estar más cerca de ti cuando vienes por el  campo. Y como Fermín te proclamo:
 “Y tiene el pueblo marocho,
En su ermita, en la ribera,
La Reina de sus amores,
La Madre que siempre vela”
¡Virgen bendita de Flores!


Tamboriles y flautas dulces…y

“En la piedra los Valientes
Un lunes por la mañana
Entre jaras y retamas
En la romería serrana
De Encinasola y su gente”

Fandangos: plegarias “con el corazón te pido…”, porque vienen de la misma raíz, porque florecen en el mismo tronco, porque crecen bajo el mismo cielo. Y se hace parada, y luego se sigue camino…

Un hijo tuyo, Abel Moreno y, otro, Barbeito, como si lo fuera. No, no lo he dicho bien porque también lo es - ¿o me equivoco?, te han compuesto una Salve: música y letra; letra y música que para el caso es lo mismo, que decía Santa Teresa que es dos veces rezar, cuando cantando se reza…

“Dios te salve a ti, María,
alto Faro en la frontera
que derrama claridades,
resplandores de belleza”.


“Que en Encinasola,
con nombre de Flores
eres Flor de Amores
de mi corazón.
Y en un santuario,
Salve de un Rosario,
Álora te guarda
en nido de amor…”

“Salve, Madre, en la tierra de mis amores,
Y el pueblo de romería…
reina de nuestras almas,
Flor de la flores…”


Madre de Encinasola, Álora y Bodonal
“Te saludan los cantos que alza el amor”,
¡Viva la Virgen de Flores!
Viva la Madre de Dios


He dicho.



Encinasola 1 de abril 2016     José Morales García

1 comentario:

  1. Precioso. Canto a los sentimientos.Una simbiosis maravillosa de lo divino y lo humano.....

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