PREGÓN DE LA
VIRGEN DE FLORES
Me he colgado esta medalla
porque la llevó mi madre
siempre del cuello colgada.
Es de la Virgen de Flores
patrona de aquí y de Álora.
Dos madres tengo en el cielo
que hoy en mi pecho se abrazan.
Las dos madres que me cuidan,
las dos madres que me salvan,
las dos que hoy velan por mí,
en esta vieja medalla.
¡Viva mi Madre de Flores
Y la madre de mi alma!
“Dios te salve, Luz divina,
Deslumbrante Primavera,
que le siembras a tu pueblo
la Esperanza en la dehesa”.
Sr. Cura Párroco de Encinasola,
Sres.
Alcaldes de Encinasola y Álora,
Autoridades
Civiles y Militares,
Sres.
Hermanos Mayores, juntas de gobierno y miembros de la Hermandades de la Virgen de
Flores, Hermandades de Gloria y Pasión de Encinasola y Álora.
Sr.
Presidente de la Cámara Municipal de Barrancos (Portugal)
Marochos,
perotes…
Sras.,
señores, hermanos…
Por la
Gracia de Dios Padre,
Por la
Gracia de Dios Hijo,
Por la
Gracia de Dios Espíritu Santo
Encinasola
despierta con volteo de campanas, con flautas y tamboriles, con un revuelo de
mariposas blancas, con un ¡ay! prendido con alfileres de luceros por los
caminos del alba, y se asoma, de puntillas, al horizonte de la Sierra y pregona
que viene, que ya está aquí y se viste de alegría y recibe, como cada año,
a la Virgen de Flores, Madre y
protectora nuestra, estrella en la noche oscura, puerto y refugio, faro y guía,
luz que viene de lejos, luz…
Encinasola,
lejana en la distancia, y acurrucada entre encinas; soñada, querida, amada…; magia
de Andalucía, esa tierra a la que pedimos tanto, y damos tan poco; Encinasola, puntada con hilo blanco en la
Sierra, ventana de España por la que sacamos el pañuelo despidiendo al sol, cada tarde, cuando se va camino de América;
Encinasola, a pedir de mano de Portugal, y de las tierras de la Contienda;
acogedora y hospitalaria recibe al hijo que retorna, aunque ya no sabe si algún
día se fue…, y que esta noche trae el
aroma, el aroma si puede; el aroma que se queda por el aire, el aroma que nos
impregna, el aroma del amor de quien llega y como el cancionero digo: traigo el
camino andado, cara como la suya no la he encontrado.
Se ha
excedido mi presentadora. No le hagáis ni mucho ni poco caso; solo el preciso.
Ha abierto el compás y me ha dicho: ahí queda eso y ustedes saben que:
Encinasola
se viste de florecillas en la dehesa, y Álora de azahares en las huertas. Ya
está aquí la primavera, toca en la ventana y llama a la puerta y pide su sitio
por las calles.
Y, por el
campo y por los corazones que laten de otra manera cuando llegan estas fechas y
son suspiros, Madre, cuando te ven que
vienes, al reencuentro con tu pueblo.
Y Encinasola
y Álora, en la distancia, andan por otras calles. Son las calles del alma, son
las calles sin pliegues ni esquinas, son las calles que andamos a solas, cada
uno consigo mismo, cada uno con sus dudas, sus preguntas, y sus silencios.
Añoranzas, recuerdos,
hombres de otro tiempo;
partieron un día de aquí
con lo mejor que tenían
iba su Madre con ellos.
Huele a
campo; a madroños, lentiscos, y majuelos; a quejigos, melojos y brezos. Y se
viste de río, y la Ribera o Múrtiga que
tanto monta, se viene de Fuenteheridos -
¿heridos por tu Amor, Virgen de Flores? - como un andarín serrano acariciando
alisos por los quebrados, por entre piedras como estrellas caídas de otro
cielo… Y la Sierra se viste de Ti, Virgen de Flores
Y luego casi
llega a Flores, a la Flores de aquí:
“A orillas de la Ribera
está la Virgen de Flores
patrona de Encinasola
reina de los corazones”.
Y se pone a
tus plantas y te mira a la cara y sus
aguas son una sinfonía de espumas y de música de Abel Moreno; de fandango y de
danza, de azul y de pandero, de… y tu Niño, ¡ay, tu Niño! Muchacha, tu Niño lo
mira con ojos de Niño pilluelo y tú que lo ves todo, que lo comprendes todo,
que lo sabes todo, sonríes y entornas los ojos y lo coges con más fuerza. Ya se
sabe, con los niños todo el cuidado es poco.
Y te deja a tus plantas un tallito de romero…
Y te manda caricias y susurros de enamorado y
te dice que sigue… como sigue el río, el otro, el otro río, el nuestro, el Guadalhorce, a tus pies por la
vega fértil y te dice que no la ve pero intuye a la mar cercana y al alcance de
la mano…
“Estrellita marinera
Que vas caminando al norte
Dime… No, no me lo digas
Ya sé que estoy
En Encinasola esta noche”
Saben,
Madre, el mar que nos manda las brisas en las noches de verano, y los espigados
trigos en las lomas de Virote que me he venido, que nos hemos venido hasta a
tus pies, para decirte y para decirles a
los hermanos marochos que allí también
te queremos y te cantamos:
Y, que
“… Para Patrona bonita
la de mi pueblo, Señores,
es morena y chiquita
se llama Virgen de Flores
y a mí el sentío me quita”.
Vengo,
Madre, de la mano de la amistad y del cariño de
una mujer que se llama como tú: María; vengo, Madre también, por amistad
de Fermín, Fermín Adame, amigo entrañable, hermano electo. No le costó mucho
convencerme. Solo insinuó y luego, todo
lo dio por hecho. ¿Qué hijo, Madre, se puede negar para venir a pregonarte?
He andado
caminos de campiña y olivares; he cruzado el río Grande, he visto pueblos
blancos, sueños esparcidos por los campos, cielos, cielos azules,
limpios…cielos sin lindes acunados en la marisma que juegan con el horizonte,
cielos que llevan a otros mares…
He bebido en
las fuentes que alivian mi sed de caminante, fuentes de aguas claras y serenas,
remanso donde juegan la luz y los sueños, versos de poetas queridos: Jarcha,
Adame, Alcántara, Barbeito…, mis lazarillos, mis pasajeras en este río que va
por otras tierras, que va por otras sierras, que va buscando el encuentro con
otros mares…
Y lo mismo que él te vio,
Estrella, marinera
Junto al río,
Trianera y alfarera.
Yo, te veo a ti
entre jaras y romeros.
Y pregunto si te conocen,
Y me responden los vientos…
Y me dicen que sí.
Susurros, rumores…
Suspiros y sueños,
Y te encuentro.
Y aquí me
tienes, Virgen de Flores.
Y traigo
rosas y jazmines… Ilusiones a tus pies. Y rocallas en tu camarín, de
“allí”, iluminadas por los rayos
primeros del día, y por arrullos de palomas, y piropos con requiebros tiernos,
con suspiros escapados de dentro que se vienen a tus plantas, y arranco de tu
camarín toda la simbología mariana y bíblica porque…
Eres aurora, bella como la Luna, refulgente
como el Sol,
Y, “eres jardín
cercado”,
Y “hermoso olivo en la
llanura”
Y “ciprés de los montes
de Hermón”.
Muchas cosas se han dicho de Ti: “ciudad
de Dios, “narciso de Sarón, lirio de los valles”; más, muchas más porque eres plátano junto a las aguas” y
escalera del sueño de Jacob por donde
subían y bajaban los ángeles de Dios”
“Eres el resplandor de
la luz eterna el espejo sin mancha del actuar de Dios, imagen de su bondad”.
Y Madre de marochos y perotes; y eres la escala del cielo para subir a
la gloria; Madre de Dios y madre nuestra. Morena y guapa, Virgen de mirada
dulce y serena… Y hago mía la letra del fandango:
“En el nombre sea de
Dios
y de la Virgen María
esta es la primera
copla
que yo canto en este
día…”
Te he visto pastora en
el Rocío
Y morena en Czestochowa
Y en Covadonga Santina
Y Pilar en Zaragoza.
Y Carmen en El Perchel,
Luz y brisa y caracolas
por el azul malagueño
En mar de espumas y
olas
Virgen de Luna, del Sol
y de las Viñas
Virgen de la Cinta en
Huelva
Aliseda y Esperanza en
las Cumbres
Y Virgen del Mar y de
la Sierra
Candelaria y de la Peña
Te he visto Valvanera
en La Rioja,
Virgen de los Ojos
Grandes
Del Prado, de
Guadalupe, Almudena,
Virgen de los Ángeles…
Y te he visto por
muchas tierras, por tantas…
Y te la canto a ti,
Virgen de Flores porque corrían tiempos de guerras y desencuentros y llegaron
hasta los confines de otro reino y te llevaron con ellos y te dejaron en una
ermita pequeña, entre el río y El Hacho y en los corazones, y desde entonces…
¡fíjate, con lo que corre el tiempo!, Tú aquí y allí; Tú en cada casa y en el
carné de identidad… y te edificaron un convento y vinieron y se fueron frailes
de San Francisco: “hermano sol, hermana luna, hermano cielo…” y nosotros, desde
entonces, siempre acudimos a tu encuentro.
Porque eres
flor traída a nuestra tierra. Y eres orquídea blanca y clavellina de la Sierra,
y eres consuelo y refugio porque:
“Tú eres la flor de las
flores
y de estrellas
coronada,
oh Madre de Dios
amada…”
Te vi, aquí en Encinasola, por primera vez, una noche de
“reencuentro”. ¿Te acuerdas? ¿Qué pregunta, Madre? Como si a las madres se les
olvidasen las cosas de sus hijos…
Una noche de una primavera de hace muchos años. Llovía. Aquella noche
llovía como solo lo hace en la Sierra cuando la sierra le abre las puertas a la
poesía que trae en su mano el agua,…. O como dice el Maestro Barbeito, aquella
noche que vi “a Dios tocando el arpa de la lluvia…”
Y supe de la disyuntiva del fandango:
“Todos los marochos
tienen
dividido el corazón
entre la Virgen de
Flores
y la de Roca-Amador”.
María, la María de la tierra, aquella noche y como siempre, me había
abierto las puertas de su casa. Su casa era mi casa y tú corazón, Madre,
nuestro; y estuvimos en la Iglesia y escuchamos fandangos, muchos fandangos,
tantos que desde entonces ya van conmigo:
“Yo sembré en un maceta
La semilla del encanto
Con lágrimas la
regué
Y la flor salió
llorando
Tuvo la culpa el
querer”
Aquella noche, Madre de Flores, yo sembré otras semillas. Eran
semillas de lo que arraiga dentro. Enraízan, se fortalecen y crecen por más que
pasen los tiempos.
Los vencejos jugaron a perseguirse por un cielo cubierto de nubes,
como se persiguen los niños traviesos por las calles del pueblo. Y Encinasola
estaba de fiesta, de fiesta grande, y nos acogieron como solo sabe hacerlo la
gente buena del pueblo. La gente que no tiene doblez, la gente noble, la gente
sencilla… ¡Qué gente, Madre! Tu gente y mi gente; nuestra gente.
¡Qué bonito fue todo
aquello…!
Una noche larga, larga…
Preludio de otros
reencuentros.
FLORES: Seis soles, seis lunas, seis cielos que siendo uno: azules,
violetas, rojos, amarillos, verdes, celestes… es el Iris de tu nombre; seis
estrellas en tu corona, seis halos, seis suspiros escapados… Media docena de
piropos encerrados en seis letras:
Flores.
Porque tu nombre tiene la ‘F’ de fe y fervor; faro y fulgores en la
noche oscura; fiel de enlace con la L de la luz – o Luz de Dios –, aurora,
resplandor.
Decía Pérez Lozano que “Dios tiene un O”, y niño, y amor, y corazón…
Y la ‘R’ de razón. ¡De
razón, de razón Madre, para quererte! y rosal de rubíes salido de la mano del
Padre; rabel de cuerdas que solo tocó el Espíritu Santo… R, de Rebeca, mujer de
Isaac y madre de Jacob…
Y la ‘E’: esperanza, de Eva del Nuevo Testamento, del edén de
azucenas, y emblema y estandarte de la Iglesia.
Y la ‘S’: de sierva: “Ecce ancilla Domini”: He aquí la esclava del
Señor, o sea la sierva, la que está para todo y para todos, la que se da y no
espera…
Decía el Maestro Alcántara que los hombres hemos dado en ponerte los
nombres de solución a muchos de nuestros problemas y te llamamos por Dolores,
Angustias, Amparo, Auxiliadora, Socorro, Lágrimas, Consuelo… Muchos nombres,
como decía otro amigo:
“…Cuánto
nombre buscando hacerte suya
en la
oración, el ruego entre la bulla,
en la devota
y vieja cercanía,
para que
todo sobre cuando vayas
a contarle
la pena que te callas
y digas
simplemente: “Madre mía…”
Y en Encinasola y en Álora; y en Álora y en Encinasola vas por las
calles con otro nombre: FLORES… ¿Hay quién dé más? Eran aquellos años de hace
mucho tiempo, tanto que al siglo le dieron por el orden un pico, y delante el
mil seiscientos. ¡Qué más da! Piden al Arzobispado de Sevilla que tú, Madre,
seas de Encinasola patrona y así aparece: en documentos, en los mensajes y
en los papeles viejos. Y te veneran y te
quieren y van pasando las fechas y peregrino y romeros, ¡y qué se yo…!
Quiero quedarme a tu lado y de tu mano andar el camino y superar, niña,
mujer, Madre, Señora… lo que los tiempos
manden que a tu vera no hay peligro; que a tu vera las penas más duras son
arrullos porque es más “pura que sol / más hermosa que la perlas que ocultan
los mares…” Y lo que sigue y te cantamos:
“Venid y vamos todos con flores - ¿ves?, otra vez, flores – con flores a María
que Madre nuestra es”.
Pongamos que pinto un cielo azul; y un tul salpicado de estrellas, y
allí, enfrente Barranco y a ambos lados: encinas, dehesas… En medio… En medio
solo faltas Tú, y estás ahí en Flores entre paredes blancas y sueños de
margaritas que quieren ser biznaga para ser más altas y estar más cerca de ti
cuando vienes por el campo. Y como
Fermín te proclamo:
“Y tiene el pueblo marocho,
En su ermita, en la
ribera,
La Reina de sus amores,
La Madre que siempre
vela”
¡Virgen bendita de
Flores!
Tamboriles y flautas dulces…y
“En la piedra los
Valientes
Un lunes por la mañana
Entre jaras y retamas
En la romería serrana
De Encinasola y su
gente”
Fandangos: plegarias “con el corazón te pido…”, porque vienen de la
misma raíz, porque florecen en el mismo tronco, porque crecen bajo el mismo
cielo. Y se hace parada, y luego se sigue camino…
Un hijo tuyo, Abel Moreno y, otro, Barbeito, como si lo fuera. No, no
lo he dicho bien porque también lo es - ¿o me equivoco?, te han compuesto una
Salve: música y letra; letra y música que para el caso es lo mismo, que decía
Santa Teresa que es dos veces rezar, cuando cantando se reza…
“Dios te salve a ti, María,
alto Faro en la frontera
que derrama claridades,
resplandores de belleza”.
“Que en Encinasola,
con nombre de Flores
eres Flor de Amores
de mi corazón.
Y en un santuario,
Salve de un Rosario,
Álora te guarda
en nido de amor…”
“Salve, Madre, en la
tierra de mis amores,
Y el pueblo de romería…
reina de nuestras
almas,
Flor de la flores…”
Madre de Encinasola,
Álora y Bodonal
“Te saludan los cantos
que alza el amor”,
¡Viva la Virgen de
Flores!
Viva la Madre de Dios
He dicho.
Encinasola 1
de abril 2016 José Morales García
Precioso. Canto a los sentimientos.Una simbiosis maravillosa de lo divino y lo humano.....
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