viernes, 22 de abril de 2016

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Perotes por la Perosia

El Evangelio habla de doce apóstoles. Un montón de discípulos y tropecientos mil seguidores. Empezaron en un lugar lejano, perdido en el mapa. Ellos andaban en otros menesteres y después recorrieron medio mundo. No es el caso.

Pizarro en la conquista americana, trazó una raya el suelo. Lo cuenta la leyenda.  Dijo que dando un paso al frente se iba al Perú. ‘Prometió’ fatigas, sinsabores; hambre; probablemente la muerte, pero – dicen que dijo – pasaréis a la fama. Tampoco es el caso.

Desde hace unos meses un grupo de amigos con algunas cosas en común: la jubilación; el recuerdo de niños que anduvimos las mismas calles del pueblo; deportes de equipo… y lo que es lo principal, la amistad y ganas, muchas ganas de pasarlo bien.

Parrita, lo bautizó como “Perotes por la Perosia”. Ahí nos las andamos. En el último desayuno ‘de trabajo’ se acordó que hoy, a mediados de abril, tocaba un arroz en Canca. El cocinero Pepe Rivero – oigan, para descubrirse - ¡cómo le ha salido! Y lo demá pues ya ustedes se lo imaginan.

Día fresco. Nubes altas, brisa ligera y una vista espectacular del río y de la vega y de los montes de enfrente y del campo en primavera. Fuimos llegando con la puntualidad de quien sabe que viene en hora.

Hemos sacado algunas cosas claras: hay que hacer una colecta para llevar a Juan, “el Clavellino’ a Lourdes. La Virgen tienen un trabajo ímprobo: devolverle el habla. Tenemos una duda. ¿Juan se callará debajo del agua?

Otra, estamos todos desganadillos, vamos con un apetito muy, pero que muy cortito y limitado. No se ha hablado ni de colesterol ni de próstata ni de política ni de mujeres, ni de… ¿entonces de qué se habla? Ah, el que quiera que vaya a Salamanca.

Y la tercera. Somos todos muy obedientes. Cristo en la última cena. Ofreció vino a los comensales. Y lo dejo dicho y redicho. Que lo hagáis en ‘memoria mía’ A ver, a ver quién es el guapo que no hace caso al Maestro.


Éramos veintiuno; al capítulo de la foto ‘finis’ faltan tres. Dos “rejuíos” por obligaciones de abuelos  y el fotógrafo que se las andaba en sus labores…

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