domingo, 30 de noviembre de 2025

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Nuestra rosa de cada día

 


Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. San Andrés

 




30, noviembre, domingo.


 

Lo dice el refrán: “Por san Andrés, invierno es”. Cielo entoldado, cuatro gotas… Ha cambiado el tiempo; mañana, de mes. Hoy, un día especial. Mi abuela María tenía cuatro nietos: Tres, Andrés; otro… pues eso. De los tres ‘Andrés’, uno se fue a coger sitio junto al abuelo, a quien no conocimos y que también se llamaba Andrés (ahora se explican algunas cosas ¿verdad?); los otros dos, aquí se las andan. Ya he cogido el teléfono…

 

San Andrés en un santo especial.  En el convento de Flores una pintura al fresco, sobre fondo oscuro, lo recoge en un medallón ovalado. Fue el primero en ingresar en el colegio apostólico y el primero en recibir el martirio. La pintura al freso muestra que abraza, con la mano izquierda, la cruz, en forma de aspa, símbolo de su martirio.

 

La figura humana está representada por un hombre de edad madura, con fuerte entrada en la parte izquierda de la cabeza, de pelo rubio y barba crecida, y una leve inclinación hacia el texto que tiene delante, si bien la mirada no se centra en la lectura, sino que lo hace sobre el espectador que lo contempla.

 

Su vida estuvo directamente relacionada con la de Jesús. Nació en Betsaida, en Galilea, a orillas del lago de Genesaret. En la casa familiar de Cafarnaún se aloja Jesús cuando predicaba en la ciudad. Él le presentó al Maestro su hermano Pedro.

 

Según la tradición, después de la venida del Espíritu Santo, visitó Epira, Acaya y Grecia. En Escocia y Rusia se le venera como patrón.

 

En las actas del martirio de San Andrés se leen unas palabras que el Santo dirigió al Procónsul: «Y puesto que de tierra fue formado el primer hombre, quien por la prevaricación del árbol viejo trajo al mundo la muerte, fue necesario que, de una virgen Inmaculada, naciera hombre perfecto el Hijo de Dios, para que restituyera la vida eterna que por Adán perdieron los hombres».  Pueden ser apócrifas estas palabras. Tienen una evidente antigüedad, pero atestiguan que entonces ya se pensaba en laVirgen.

La tradición dice que fue crucificado en Patras de Acaya, en Grecia. Corría el año 63 bajo el imperio de Nerón en una cruz en forma de aspa (X). Esa creencia no circuló entre el mundo cristiano antes del siglo IV… En tiempos del emperador Constancio II (+ 361), las presuntas reliquias fueron trasladas desde Patras a la iglesia de los Apóstoles en Constantinopla. Los cruzados las tomaron en 1204, y, poco después fueron robadas y trasladadas a la catedral de Amafi, en Italia.

sábado, 29 de noviembre de 2025

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Nuestra rosa de cada día

 


Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Sin resuello





29, noviembre, sábado.


Frente a Cartajima y Faraján, entre Igualeja y Parauta pasado río Seco, por cima del curso del Genal…

 


Perfecto, excelente, primoroso, sorprendente, admirable, asombroso, prodigioso, portentoso, milagroso, extraordinario, estupendo, mirífico, fantástico, mágico, pasmoso.

                                      



Sorprendente, inusitado, sobrenatural, estupendo, acabado, completo, cabal, cumplido, absoluto, insuperable, irreprochable, magistral, consumado, omnímodo, categórico, admirado, soñado, ensimismado, atónito, abstraído…


      
           

Subido, eminente, rizado, enaltecido, elogiado, encontrado, encaramado, elevado, ensalzado, exaltado, realzado, alabado, encomiado…

 

             

Todo eso, y más, dice mi viejo Diccionario de Sinónimos, Ed. Teide, Barcelona 1971

 

            

O sea, donde Dios pasa el otoño…

 

viernes, 28 de noviembre de 2025

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Nuestra rosa de cada día

 


Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Carlos, "el Hechizado"

 

       


28 de noviembre, viernes.


La Historia de España está llena de personajes singulares. Unos, memos; otros, demasiado listos. Los hay que, ni en Pinto ni en Valdemoro, pero que les va eso de estar en el ‘plato y las tajadas’ o de jugar con dos barajas: una para ganar; otra, para perder y con “dos velas. Una a Dios; la otra, al diablo”

Desde Viriato – se lo cargaron tres de los suyos - al que, por cierto, lo colocaba como ‘pastor lusitano’, o sea, si se decidió por la ganadería – tampoco en aquel tiempo había mucho donde escoger – con lo que da el campo, y además de la Lusitania que no es de la tierra más rica de la Península… pues eso. Hasta hoy la lista es larga.

Ahora, nos bombardean con vidas desordenadas de unos pocos. Optaron, presuntamente, claro, por vivir de esa manera que rompe moldes que les bien… a ellos, aunque casi siempre terminan peor que mal.

Veo un regocijo solapado vestido de conmiseración (hipócritas) hacia esos señores de la sociedad que en lugar de ir a ver cómo caen las hojas de los plátanos de las calles de Madrid, de la que dicen que es la ciudad más arbolada de Europa después de Berlín, decidieron a ir a ver mujeres guapas, (fea, ninguna, ¡por Dios!)  ‘obreras del amor’ las llama un amigo mío, y a apreciar otras cosas de colorines, que tienen forma de papeles, no mojados por supuesto, y ellos le dieron cobijo y resguardo para que no se los lleve el viento. Ya se sabe, un papel es lo más fácil que lleva el viento…

A lo largo, del tiempo muchas figuras han llenado páginas y páginas. Traicionaron a los que decían que servían por mamandurria, por ideología, por ambición, o porque pasaban por allí.

Se me vienen a la mente, los que sufrieron persecución y privaciones libertad por sus ideas y me pregunto que podrían decirles a la cara a los que ahora, teniéndolo todo, lo han tirado por la borda en aras a su enriquecimiento personal.

Hay un personaje sorprendente en la Historia de España. “Ese, dice, el pueblo llano, vive como un rey”. Era rey. Enfermizo y escoria de cruces de sangres por mor de las herencias de tronos y dinastías o vaya usted a saber. Aquel pobre ser humano, el pueblo llano que es quién mejor pone las cosas en su sitio lo tenía por un perfecto desgraciado. Se llamaba Carlos, y dijo de él que estaba hechizado. Algunos de estos que nos sacan en los telediarios también tienen un hechizo: el de la nula vergüenza.

 

jueves, 27 de noviembre de 2025

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Nuestra rosa de cada día

 


Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Han llegado los pichis

 




27 de noviembre, jueves.


Han llegado los pichis. Suena a chotis y a Celia Gámez, pero no; por ahí, no. Me refiero a esos pajarillos diminutos que aparecen cada año cuando tienen que hacerlo, o sea en otoño.

Vienen de los países fríos del norte de Europa. En esos países donde es normal que en estas fechas sus suelos y sus árboles estén blancos de nieve. De esos lugares donde se congelan las aguas por las noches – aquí se han empeñado en congelarnos el alma y van camino de conseguirlo – y al amanecer las fuentes no echan agua y los chorros son estalactitas que penden sobre los pilares.

Los pichis buscan las tierras cálidas del sur. Son sociables y poco temerosos. Tienen el pecho con una capa de plumas color anaranjado. Les da una pincelada preciosa de color en contraste con el resto de su plumaje grisáceo. Tienen pico fino (es un insectívoro). En los tiempos que corren y con los problemas que tienen los insectos con los pesticidas puede que a ellos tengan problemas de comida.

 Oculto entre los naranjos, durante un rato he escuchado el canto monocorde del carbonerillo común – el pajarito del agua –, ese que anuncia si va a llover según nos conviene creerlo o no.

Mientras me las andaba en mis cosas, él, un pichi forastero que se ha presentado sin avisar, con vuelos cortos y breves - del suelo a las ramas bajeras -  ha estado un rato conmigo. Parecía como que me pedía explicaciones del porqué de muchas cosas y esperaba que yo le contase algo.

Día luminoso y claro. Ni una nube; cielo azul, tan azul que parece que lo han sacado del arca para que lo luzca dentro de unos días la Inmaculada. El hombre del tiempo ha informado que estamos en el segundo de los tres días de anticiclón que nos cubre y nos manda aire frío desde las islas británicas. Frío, sí; de agua, nada.

Verdeguean algunas lomas; en otras, la gente se ha puesto a sembrar y ha aparecido el color ocre…. Ya se sabe “por San Andrés ni a tu padre se las des ni quince días antes ni quince días después”, y como para san Andrés diría el de mi pueblo: “falta ná y menos”. pues, eso.

El refranero tiene cosecha propia y abundante para el mes noviembre. Estamos a la espera de los “vareaores” de San Andrés que, si no vienen antes, vienen después. Los que sí han venido ha sido los pichis. Los podadores municipales han dejado desplumadas las palmeras de la avenida y algunos árboles del parque. ¿A ver dónde van a pasar la noche los pajarillos con los problemas de vivienda que hay?…

 

miércoles, 26 de noviembre de 2025

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Nuestra rosa de cada día

 


Una hoja suelta del cuaderno de bitácora.... Y Dios estaba allí.

 



               Monasterio de El Parral; al fondo el Alcázar. Segovia


Noviembre, 25 miércoles.


La Orden de San Jerónimo (monjes de ayer en tiempos de hoy) nació en España en 1373; el monasterio de Santa María del Parral se fundó, por el entonces príncipe, Enrique IV.

El padre de este linaje, San Jerónimo, dedicó parte de su existencia a la vida monástica. Es el primer monje de Occidente.

La Orden se extendió por España y Portugal. Albergó a más de tres mil religiosos, 46 monasterios y una de las más influyentes e importantes de España. Su disciplina, de las más exigentes.

La desamortización de Mendizábal los dilapidó. Malvivieron veinte años exclaustrados. Trataron de restaurarla en El Escorial y Guadalupe sin éxito.

En 1925, a solo diez años de la desaparición (en derecho canónico, cien años de inactividad implica su extinción) resurgieron en Santa María del Parral. Fray Manuel Sanz, su artífice. Hoy beato, fusilado en Paracuellos del Jarama, en octubre de 1936

Sobreviven a la guerra civil. Reaparecieron en San Isidoro del Campo (Santiponce, Sevilla, 1956), San Jerónimo de Yuste (Cuacos, Cáceres, 1958) y nuestra Señora de los Ángeles (Jávea, Alicante, 1964)

Falta de vocaciones, según ellos, y a las consecuencias postconcilares. En 1978 cierran Jávea y Santiponce; en 2010, además, por problemas económicos, Yuste. Solo sobrevive Santa María del Parral en Segovia.

Hace unos años decidí pasar unos días con ellos. De la experiencia… Cuando llegué el día alcanzaba su cenit. Hacía poco que había llovido. El Monasterio de Santa María del Parral está al otro lado de la ciudad conforme se viene de Madrid. Me pierdo por el camino. Pregunto y, cuando llego, un monje que sabe de mi venida, me abre las puertas. Paso bajo árboles centenarios.

 

... Solo piden silencio y si no se acude al refectorio, comunicarlo. La Liturgia de las Horas forma parte de su esencia. Once monjes a finales del siglo XX (cuando estuve, hace unos años, solo quedaban seis) y seis seglares (‘temporeros’).

Hace frío. Es noche cerrada. Bajo a Maitines. A las cinco y media comienzan los monjes el rezo del Oficio. La salmodia se repite. Son cantos de alabanza. Los religiosos ocupan el coro; al resto y, al mismo nivel, se le asigna lugar en la sillería

Cuando regreso a la celda es ya de día. “Pájaros todos del cielo, bendecid al Señor”. Éstos son obedientes.  Cantan, todos, (y alguno más que habrá llegado de otro sitio) en la alameda del río. En la lejanía arrulla una tórtola y se oye el tañido de una campana.

Pasados unos días dejé el Parral una mañana de sol radiante y cielo limpio. Encontré parte de lo buscaba. Alguien dijo: “somos viajeros en busca de la luz”. Pues eso.


(Pd. Apunte:  Una experiencia contemplativa con los Jerónimos de Santa María del Parral. Segovia.)

 

 

 

martes, 25 de noviembre de 2025

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Nuestra rosa de cada día

 


Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Lo mejor del recuerdo...

 


Río Batuecas en otoño


Noviembre, 25 martes


El viajero, esta tarde fría y ventosa de este otoño que lleva a su final el mes de noviembre, recuerda que, hace unos años -entonces era verano- llegó a donde el tío Cirilo en Las Mestas hurdanas. El sol ya había pasado el mediodía, un río de aguas cristalinas, verdes los pastos de las laderas, peladas las crestas de la Sierra de Francia.

El tío Cirilo vendía polen de flores libado por las abejas de las Batuecas o de Las Hurdes que nunca se sabe hacia dónde vuelan las abejas o si simplemente se dejan que las lleve el viento. Pero eso sí, siempre, vuelven a la misma colmena.

Cantaba un gallo detrás de una tapia; se espulgaban dos perros. Compró miel, caramelos y “ciripolen”; pidió una cerveza y tasajo. Es buena también la cecina y el queso agrio de cabras que pastan por estas sierras. Son animales duros. Se adaptan al terreno.

Aprovechó el buen tiempo de aquel verano y fue a donde no va casi nadie y, cuando lo tuvo a bien se paró al borde del camino, respiró hondo y pensó en sus cosas. Es un hombre raro según se mire y por parte de quien. Pero lo tiene claro y le gusta andar a su aire.

Estuvo por la mañana en el corazón de las Hurdes. En La Fragosa preguntó – porque es muy preguntón - y obtuvo una respuesta que le espetó un hombre con surcos en la cara y el cabestro sobre el hombro seguido por un mulo cano cargado de leña: “aquí los caminos lo hacemos para nosotros y para las bestias”.

En la puerta del Santo Desierto de San José entendió la vida de los hombres ermitaños que un día decidieron probar eso que llaman otra vida. O sea, la vida contemplativa; la de la clausura de los conventos cerrados a cal y canto.

A media tarde en la sierra cantaba el cuco. El río – el río Batuecas – seguía su curso. El río llevaba el agua clara, limpia. En las orillas crecían sauces y alisos (ahora con tiempo de otoño se visten de oro viejo). Sabía que estaba en una tierra donde dicen que cuando Cristo dio las tres voces, no lo oyó nadie, porque no había nadie. Estaba gusto, muy a gusto, pero había que seguir camino…

lunes, 24 de noviembre de 2025

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Nuestra rosa de cada día

 


Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Desde la terraza





 Noviembre 24, lunes

 

Visto desde la terraza – aquí no llega el rumor del mar ni tampoco se ve- la tarde pinta fría y algo chunga. La tarde y parece que los días que vienen, también. Según el telediario ese hombre con el pelo del color de las mazorcas antes de quitarle el sayo anda frito por meterle mano a otro, uno que vive más abajo de su casa. Un poco lejos, pero más abajo. Yo no he estado nunca allí, pero lo sé.

El del pelo color panocha, de vez en cuando, que es como decir casi siempre, aunque esté en su despacho o dentro de un avión, se pone una gorra de color rojo intenso. Oigan, monísimo. Una preciosidad. Nada discreto. Un hortera subido. Asusta hasta a los tiburones que se las andan en busca de otro viejo pescador que como Santiago salga de La Habana y que lleve otros ochenta y cuatro días sin pescar…  Iba solo, Santiago, digo, por el mar azul que media entre la tierra donde él vive y, la tierra del otro…

El otro, el que vive más abajo de la casa del de la gorra colorada, no crean que es de esas bellezas que hacen que uno se vaya detrás de él. No sé si lo hace por seducir o porque quiere marcar una pose y pedigrí propio, pero, a veces, se pone un chándal – todos los que se visten así para salir en público no han hecho deporte en su vida – de color azul eléctrico y lo conjuga con ese otro color tan discreto como el amarillo intenso, chillón. Vamos, una ternura… (Además suele hablar, si a eso se le puede llamar hablar, a gritos).

Se gritan, pero no se escuchan por la lejanía y por esa otra fea costumbre de que no se quieren enterar que la gente hablando se entiende. ¡Qué va! Menos mal que esos periodistas, ángeles de la objetividad. (Yo les llamo pesebreros, no por burros, por lo ‘otro’. Vamos de los que ven y cuentan… y que cada uno le rece al santo como crea oportuno. Ellos ponen  los adjetivos (gallo que no canta, algo tiene en la garganta) que más le conviene, al del pelo panocha o al del chándal discreto. A veces aparecen noticias. Dicen que, algunos, tienen contratos en sus medios con un montón de ceros a la derecha de la primera cifra, pero de eso no hablamos…

Verán, como cualquier tarde, sin que llegue el rumor del mar se escucha el mortal ruido de que se ha desencadenado otra guerra

domingo, 23 de noviembre de 2025

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Nuestra rosa de cada día

 


Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Entre mujeres se repartieron la belleza...

 

 

                                 María Santísima de los Dolores Coronada. Álora (Málaga)


 Noviembre, 23 domingo.

 

Álora, vivió ayer, sábado 22 de noviembre de 2025, un día espléndido. Irrepetible por muchas cosas, excepcional. La Real y Sacramental Cofradía de Dolores Coronada y Soledad celebraba una efeméride. Conmemoraba 25 años de la Coronación canónica de su titular. Todo fue diferente; todo, de una manera inusual.

Los actos comenzaron, por la mañana, con el descubrimiento de un monolito en la Plaza de la Legión Española donde se recordaba que hacía 25 años que a la Legión…. Sí, esa de la que dice el maestro Alcántara que cuando Cristo dio las tres voces lo oyeron en las tinieblas, en Santo Domingo y en la Legión… Pues sí, maestro, esa. En Álora, hace 25 años le dieron las Llaves de Oro de la Ciudad que es como decirles que aquí tiene su casa…

Luego, entre la tarde y la noche… Casi a esa hora en que el sol se va por el Monte Redondo camino de América, salió Ella. La Divina Mujer, entre todas las mujeres, nada menos que la Madre de Dios, (y de paso, madre nuestra), salía sobre su trono a la Plaza por la puerta principal del templo. Iba a recorrer las calles… Ya hacía un poco de frío; luego, cuando llegó la noche, el poco pasó a mucho, mucho frío por fuera. Por dentro, calor.  Ese calor que no cuantifica con termómetros. El otro.

¡Como ha trabajado la gente de la cofradía para cambiar el pueblo! Tenía de casi todo: frío de invierno, papelillos de carnaval, tres bandas de música, ¡tres! Recordaban, esa manera tan especial que tiene nuestra tierra para celebrar las cosas grandes. Gallardetes de feria, trempletes luminosos, banderas, aleluyas, petaladas, bulla, colorido… y el que vende almendras tostadas. Gente, mucha gente, tanta gente que no se cabía… Y presidiéndolo todo Ella.

Desde que Málaga – en Álora, también – viró a imitar los ‘gustos’ de Sevilla y se apartó de los cánones tridentinos y tristes que venían de otros sitios, ganó en belleza, en esplendor. Fue algo así como sacar el Arte a la calle.

Anoche Ella iba ¡divina!  (vaya novedad). No es redundancia, no. Iba bellísima. A su trono no le faltaba ni le sobraba nada. O sea, cuando ocurre eso se dice: casi perfecta. Un poco más adelante un grupo de mujeres – entre mujeres…- de matilla rigurosamente negra, con vestidos de colores, sin rosario ni devocionario: “lo impone el protocolo”. No es una procesión de dolor sino de gloria. Ponían un punto bellísimo, impresionantemente bello, acorde, si me apuran con la que iba sobre el trono…

Felicidades a quienes han hecho posible un día así. Quienes han trabajado sin denuedo y nadie va a conocer sus nombres, hermandad, autoridades religiosas, municipales, civiles, militares y pueblo, pueblo llano que pasó frío, mucho frío y llenó las calles, a tope, porque ya se sabe “entre mujeres se repartieron la belleza…”

 

P.D. ¡Ah! Entre “nuestro” y “mío” solo median cuatro letras. De las que sobreviven, ninguna se repite…

 

sábado, 22 de noviembre de 2025

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Nuestra rosa de cada día

 


Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. ¿Hay otra cara más bonita?

 



                                    María Santísima de los Dolores Coronada. Álora (Málaga)


Noviembre, 22 sábado

 

                        A mis Hermanos de Dolores que se adelantaron para coger sitio en el cielo.

                     A mi madre, que ya no me aprieta el brazo, la noche del Jueves Santo, cuando llega Ella a la esquina de la calle Erillas…

 

Escribo a media mañana. Un puñado de nubes barrunteras, altas y deshilachadas, van de un sitio a otro. A su antojo, a su capricho. Hoy es un día especial. Distinto. Rompo el molde del sometimiento a las trescientas palabras de rigor. Solo voy a respetar uno, el consejo del maestro Alcántara: “hay que dejar de escribir antes de llegar al punto y final. Tampoco tengo que adelantar el artículo de mañana, como aquel Jueves Santo, ¿te acuerdas, Madre? A Pedro Luis se le antojó que había que mandar el artículo ya como hecho consumado y no como algo que venía de camino…

- Pedro, eso es un disparate, mira que como se le ocurra llover… Que el Jueves Santo tiene esas cosas….

Y, él, que no, que el artículo a las cuatro, en la redacción…

Y, dijo tu Hijo, ahí va agua, y ¡digo si llovió…! No había móviles. A las 9 llamo a la redacción… Yo, sudaba. Pensaba en mis amigos, al día siguiente con todas los tronos encerrados y ellos con la preguntita de rigor…

- ¿Qué?, todo muy brillante…

Sudaba y sudaba. Me voy al teléfono fijo. Llamo al periódico. De guardia, aquel hombre de Dios, José Luis Arranz… No sabía cómo entrar. José Luis, le lanzo, un desastre. Diluvia en Álora. La única que ha salido, Dolores y la han vuelto de la esquina de la Plaza… Y con aquella voz de beatitud que Dios le había dado:

- No te preocupes. Tenemos al Redacción parada. Sobre toda la provincia descargar el diluvio…

Ahora, ya todo es distinto. Te veo que vienes, y para esa hora de salidad, será media tarde larga cuando aparezcas por la Grande…

- ¡Cómo viene la Virgen!

Los que corrieron a coger sitio en la baranda de la calle de Parra para ver como apareces por la esquina de la calle Zapata, se lo han perdido. El  sol dorado se aferra a no irse por el Monte Redondo, pero ellos se han perdido  tu salida. El murmullo rompe. La tarde enorme de Gloria se adueña de la plaza. Ya eres ascua de luz y oro. Sin caber, cabes por la puerta grande que se ha quedado pequeña… ¡Cuidado, las tulipas! Voces de hermanos, silencio siseante y contenido. Pulso de acero y un ¡Ay! que rompe el miedo en aplausos.

- ¡Cómo viene la Virgen!

                            “Las rosas de los rosales

                              esta noche no han de abrirse

                              porque está llorando la rosa

                              mas bella de los jardines”

Una talla del barroco tardío posteriormente restaurada, representa una Virgen Dolorosa con su cara angustiada por la pena y el llanto. En Álora bautizamos a la Vírgenes con los sentimientos que nos brotan de lo más hondo del alma: Amparo, Paz, Dolores, Ánimas, Piedad, Auxiliadora, Amor…

                            “Vio a Jesús consumar el sacrificio

                                que basó a redimir al mundo entero.

                               Vio a su hijo clavado en el Madrero…

                               ¡Fue testigo del bárbaro suplicio!”

 

Al doblar la esquina de la plaza, Benito Suárez, se hace más estrecha ¿pero es posible? No, pero como Ella la llena toda… Es Amargura por un momento…

                            “¿Quién no siente a tu paso, Virgen buena

                              que del alma de los ojos fluye el llanto

                               al mirar en tu cara tanta pena!

- ¡Cómo viene la Virgen!

 

Mañana no es Viernes Santo. Mañana, no hay Depedía… Tú madre, vas de Legión y Oro y al pueblo los han vestido de nuevo.  Como a los niños, como cuando éramos niños y venía un día… Pues eso: han colocado, paneles, banderines, y mantones, colchas y encajes, flores y belleza porque hoy es un día de fiesta, un día grande, grande de cielo y suelo. Los que su fueron antes, se dan codazos…

- Silencio. ¿no veís que ahí abajo están todos los nuestros? Hay revoloteo de angelitos. Hoy, ni ponen orden, ni nadie les hace caso, ellos saben que esta noche ¡hasta te van a cantar por verdiales! Seguro que eso ha sido ocurrencia de Pepe Rosas. Tú no lo digas, pero esas son las cosas de Pepe…

Y pienso en Diego Mamey, aquella mana fría de enero:

- Pepe, guárdame el secreto, nos van a coronar a la Virgen, y él, se lo iba contado a todo el mundo. Pienso en mi amigo Fernando Espíldora, (una noche, estaba yo con mi madre, como cada noche de Jueves Santo, frente a La Balita, el junto a tu varal, se me acerca y, casi al oído, me dice: “Lo que tiene que, está purgaílla”. Las cosas de Fernando, Madre.

                            “No aflijas con tu quebranto

                            esa cara tan bonita

                             mañana no es Viernes Santo

                            pero el Domingo Resucita”

 

Cuando sea casi de madrugada y estarás casi de regreso en tu templo, seguirá allí, en su sitio, el primer banco de las preguntas sin respuesta y nos sentaremos y ya sabes…

                                “Adiós, Princesa de amor,

                               Adiós, Reina de los cielos

                                  Adiós, Virgen del Consuelo

                                 Adiós, Madre mía, Adiós”

 

- ¡Como va hoy la Virgen!

 

Pd. Hoy, sábado 22 de noviembre del año de Gracia de 2025 , a las 12 del mediodía, en un acto presidido por las máximas autoridades de la Legión se recordará la entrega de las Llaves de Oro del Ciudad de Álora a la Legión Española. Posteriormente, a las 16 horas una procesión con María Santísima Coronada recorrerá las calles del pueblo. Se rememora que se cumplen 25 años de la Coronación Canónica de María Santísima de los Dolores.

viernes, 21 de noviembre de 2025

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Nuestra rosa de cada día

 


Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Perotes

 

 

                         Álora (Málaga)


Noviembre, 21 viernes


Las agencias publicitarias se ponen las pilas. Competencia.  Venden, de la manera, más atractiva, lo encomendado. Quieren impactar. En ello les va, en ocasiones, parte de su economía. Ofrecen abanicos de bellezas, de originalidades, de cosas pintorescas, e incluso, a veces, maneras de jugarse la vida. Ferias (Sevilla), espectáculos (la tomatina de un pueblo valenciano) San Fermín (Pamplona). (La Despedía en Álora no es un espectáculo: es una vivencia totémica).

Nos muestran lo que la naturaleza les regala con generosidad: Montañas, bosques bellísimos, valles, picos inaccesibles, ríos encajados entre barracos profundos o valles espléndidos. Pienso en deportes de riesgos: barranquismos, descensos por agua bravas y turbulentas;  otros atados por los pies a un cordel, se lanzan desde la baranda de un puente. Les ponen nombres ingleses. No caigo en el anglicismo.

Muestran ‘regalos’ – quizá no sea la palabra exacta – que les da la naturaleza: olas gigantescas y gente que guarda el equilibrio sobre la ola desde muchos metros alejados de la orilla hasta llevar al rebalaje; otras, es el viento quien lleva eso que llaman parapente o ala delta, o vaya usted a saber.

No conformes, nos dicen que aquel lugar es apropiado para ‘perderse’ entre las arenas ardientes de un desierto (Petra en Jordania o travesías en África), en descensos a una velocidad que marea y, que de pronto, encuentran un desnivel o una roca. Se salva de la manera más imprevista: dan un salto en el vacío. De un trampolín a tropecientos metros de altura no hablamos…. Piensen en cualquier punto de la Alpes.

Hay quien se inclina por el placer de la comida. Buena mesa. Restaurantes de guisos sofisticados y rarísimos, de vinos de no se sabe qué añada... Eso, en ocasiones, los contrapesan con monumentos hechos por el hombre. Templos de muchos años, tumbas (en eso, los egipcios, especialistas) iglesias, catedrales…

Hay un tema que no está tocado. La gente. ¿La gente? Si, la gente. Hay pueblos donde la gente es cogedora, abierta. Si tienes la suerte de encontrarte con alguien que te introduzca entonces miel sobre hojuelas. Tiene Álora, mi pueblo, y de gentilicio ‘perote’ un no sé qué que se queda meciendo e invita al visitante a que vuelva.

Hace unos días el pintor, Leonardo Fernández, vino como miembro del jurado de pintura. Coincidió con el alcalde en la sesión.  A la hora de tomar el tren de regreso, llovía. No había manera de encontrar un vehículo que lo llevase a la estación.

- El alcalde, me dijo, me bajó en su coche…

La mejor de las todas las publicidades posibles. Y, uno, que ama – nada de chauvinismo, por favor – su tierra siente satisfacción interior. No solo, no se recompensa con nada, sino que, de manera espontánea, le sale:

- “Es que los perotes somos así”.

jueves, 20 de noviembre de 2025

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Nuestra rosa de cada día

 


Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Tarde de sol semiapagado

 

                      El Torcal de Antequera


Noviembre, 20 jueves.


Cae la tarde. Salgo de Antequera con el sol semiapagado de una tarde noviembre tardío.  El Torcal tiene una cogulla de nubes. La carretera está hilvanada por una sucesión de puntadas de tractores con remolques pintados de verdes.  Acarrean aceitunas de los cortijos de Chimenea, de los Llanos de la Malena del Ventorro, de Checa, de la Yesera…Han comenzado la recolección de la aceituna. Los olivos pespuntean las ramas con la fruta ya morada. Dado el lugar y el momento deben ser hojiblancas.

He echado el día con un grupo de amigos. Cuando se levanta la reunión y parece que no ha pasado el tiempo es que lo has pasado muy bien. Al igual me quedo corto. Hacia tiempo que la visita estaba programada, pero…

Lorenzo nos ha regalado un facsímil como adelanto del libro que va a presentar a principios del año que viene, o sea, dentro de un mes día arriba, día abajo.

Son un puñado de hojas; algo pequeño. Solo unas cuantas páginas en esquema, pero denso, muy denso. Abre boca para lo que va a venir. Comienza con una carta de Enrique Molina, de 1962. Le adelanta tres sonetos. Él, en la entrega de hoy, solo nos ha regalado los encabezamientos; en otra, de 1963 inserta opiniones del poeta a modo de crítica a la obra de Blas de Otero. A Enrique Molina le pasa como a otros poetas. Unos, lo desconocen; otros, casi no saben de él. Solo lo recuerdan, y no lo olvidan, sus alumnos.

Inserta, una carta de José María González Ruiz.  Inicios del Concilio; mucha esperanza de la mano de la ilusión que suscitaban todos aquellos tiempos, y la pregunta sobre qué vendrá después. González Ruiz, adelanta y califica el Vaticano II como el concilio más importante de la Historia de la Iglesia. No deja de ser una opinión. Las cosas nacen con un sentimiento y, después, ya se sabe lo que ocurre.

Otra carta de Alejo J. García Ortega recién llegado a Madrid y con responsabilidades en Signo apunta también a los tiempos que vienen, entonces, donde casi había comenzado la segunda mitad del siglo XX.

Antonio Aguilera, un muchacho adolescente, le habla en otra carta de la soledad del seminarista, septiembre de 1963, en vacaciones, de la poca respuesta de otros compañeros, de la alegría de recibir al amigo…

El libro promete. En un apartado del rato compartido, me dijo.

- Te va a gustar, la carta de Enrique Molina.

- Me gusta, me ha gustado, mucho…

 

martes, 18 de noviembre de 2025

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Nuestra rosa de cada día

 


Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Mochileros en Salamanca




                  Plaza de San Benito. Salamanca


Noviembre, 19 miércoles


(Me han llamado hace un rato. Me dan malas noticias de mi amigo. Esta noche, en su recuerdo, cuelgo un artículo de entonces…)


Mi amigo y yo llegamos a Salamanca una tarde ventosa y fría. De la estación nos fuimos, seguidos, a un hostal viejo de la Plaza de San Benito, cerca del convento de la Dueñas y no lejos de la Catedral. Mi amigo conocía el hostal porque se había hospedado allí cuando iba a examinarse al Instituto en los años en que su padre trabaja en la construcción de la presa de Almendra.

La pensión ocupaba el segundo piso de un edificio viejo. La fachada era de piedra que tomaba el color dorado cuando el sol de la tarde declinaba por el campo charro camino de Portugal.  El edificio tenía una puerta fortísima de castaño y muy antigua. Se ascendía por una escalera de mármol muy desgastado. La orillaba un pasamano con hierros verticales pintados de negro. Era un lugar barato para alojar a estudiantes de paso, a gente con pocos posibles y a algunos que llegaban al final de puerto casi con lo puesto.

Desde el punto de vista de la comodidad aquello solo era apropiado para muy poca gente. Entre ellas estábamos nosotros, dos aventureros con un kilométrico de tren, poco dinero y muchas ganas de andar los caminos. Salamanca estaba en el programa porque mi amigo tenía concertada una visita con un profesor de la Universidad al que conocía desde hacía mucho tiempo y que tenía interés en presentármelo.

Del techo de salón de la pensión pendía una lámpara vieja con muchos cristalitos, engarzados en una cadena y donde se había depositado el polvo desde no se sabía cuándo que era el tiempo que había pasado sin que nadie hubiese tenido el atrevimiento de pasarle una simple bayeta humedecida. En Portugal – lo supe muchos años después – a ese tipo de lámparas las llaman candeleiros o algo parecido.

Después de cenar – la sopa estaba hirviendo; me acordé del Buscón don Pablo de Quevedo – salimos a dar ‘una vuelta’. Mi amigo me llevó por calles bellísimas. Por cierto, ahora, después de haber pasado tanto tiempo la recuerdo como una de ciudades más bellamente iluminadas que he visto. Salamanca siempre es “arte, saber y toros” y de noche, además, embrujo.

         

 
¿La luz de la Tía Tula?

A la mañana siguiente fuimos a ver al profesor. Nos acogió con una amabilidad proverbial. Hablamos de muchas cosas. Realmente, él fue quien más hablaba. Cuando nos despedimos me dijo algo que no he olvidado y que he recordado muchas veces: “Cuando se tiene miedo a perder algo, se pierde”. Yo, entonces. no sabía eso de la Ley de Murphy….

Un tren, un kilométrico en el bolsillo, poco más de veinte años, una mochila a la espalda y sueños, muchos sueños…

                        

                   Estación de Salamanca. Finales de los años 60 del siglo XX