domingo, 30 de noviembre de 2025
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. San Andrés
30, noviembre, domingo.
Lo dice el refrán: “Por
san Andrés, invierno es”. Cielo entoldado, cuatro gotas… Ha cambiado el tiempo;
mañana, de mes. Hoy, un día especial. Mi abuela María tenía cuatro nietos: Tres,
Andrés; otro… pues eso. De los tres ‘Andrés’, uno se fue a coger sitio junto al
abuelo, a quien no conocimos y que también se llamaba Andrés (ahora se explican
algunas cosas ¿verdad?); los otros dos, aquí se las andan. Ya he cogido el
teléfono…
San Andrés en un santo
especial. En el convento de Flores una
pintura al fresco, sobre fondo oscuro, lo recoge en un medallón ovalado. Fue el
primero en ingresar en el colegio apostólico y el primero en recibir el martirio.
La pintura al freso muestra que abraza, con la mano izquierda, la cruz, en
forma de aspa, símbolo de su martirio.
La figura humana está
representada por un hombre de edad madura, con fuerte entrada en la parte
izquierda de la cabeza, de pelo rubio y barba crecida, y una leve inclinación
hacia el texto que tiene delante, si bien la mirada no se centra en la lectura,
sino que lo hace sobre el espectador que lo contempla.
Su vida estuvo
directamente relacionada con la de Jesús. Nació en Betsaida, en Galilea, a
orillas del lago de Genesaret. En la casa familiar de Cafarnaún se aloja Jesús
cuando predicaba en la ciudad. Él le presentó al Maestro su hermano Pedro.
Según la tradición,
después de la venida del Espíritu Santo, visitó Epira, Acaya y Grecia. En
Escocia y Rusia se le venera como patrón.
En las actas del
martirio de San Andrés se leen unas palabras que el Santo dirigió al Procónsul:
«Y puesto que de tierra fue formado el primer hombre, quien por la
prevaricación del árbol viejo trajo al mundo la muerte, fue necesario que, de
una virgen Inmaculada, naciera hombre perfecto el Hijo de Dios, para que
restituyera la vida eterna que por Adán perdieron los hombres». Pueden ser apócrifas estas palabras. Tienen
una evidente antigüedad, pero atestiguan que entonces ya se pensaba en laVirgen.
La tradición dice que
fue crucificado en Patras de Acaya, en Grecia. Corría el año 63 bajo el imperio
de Nerón en una cruz en forma de aspa (X). Esa creencia no circuló entre el
mundo cristiano antes del siglo IV… En tiempos del emperador Constancio II (+
361), las presuntas reliquias fueron trasladas desde Patras a la iglesia de los
Apóstoles en Constantinopla. Los cruzados las tomaron en 1204, y, poco después
fueron robadas y trasladadas a la catedral de Amafi, en Italia.
sábado, 29 de noviembre de 2025
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Sin resuello
29, noviembre, sábado.
Frente a Cartajima y Faraján, entre Igualeja y Parauta pasado río Seco, por cima del curso del Genal…
Perfecto,
excelente, primoroso, sorprendente, admirable, asombroso, prodigioso,
portentoso, milagroso, extraordinario, estupendo, mirífico, fantástico, mágico,
pasmoso.
Sorprendente,
inusitado, sobrenatural, estupendo, acabado, completo, cabal, cumplido,
absoluto, insuperable, irreprochable, magistral, consumado, omnímodo,
categórico, admirado, soñado, ensimismado, atónito, abstraído…
Subido,
eminente, rizado, enaltecido, elogiado, encontrado, encaramado, elevado,
ensalzado, exaltado, realzado, alabado, encomiado…
Todo
eso, y más, dice mi viejo Diccionario de Sinónimos, Ed. Teide, Barcelona 1971
O sea,
donde Dios pasa el otoño…
viernes, 28 de noviembre de 2025
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Carlos, "el Hechizado"
28 de
noviembre, viernes.
La
Historia de España está llena de personajes singulares. Unos, memos; otros,
demasiado listos. Los hay que, ni en Pinto ni en Valdemoro, pero que les va eso
de estar en el ‘plato y las tajadas’ o de jugar con dos barajas: una para ganar;
otra, para perder y con “dos velas. Una a Dios; la otra, al diablo”
Desde
Viriato – se lo cargaron tres de los suyos - al que, por cierto, lo colocaba
como ‘pastor lusitano’, o sea, si se decidió por la ganadería – tampoco en
aquel tiempo había mucho donde escoger – con lo que da el campo, y además de la
Lusitania que no es de la tierra más rica de la Península… pues eso. Hasta hoy
la lista es larga.
Ahora,
nos bombardean con vidas desordenadas de unos pocos. Optaron, presuntamente,
claro, por vivir de esa manera que rompe moldes que les bien… a ellos, aunque
casi siempre terminan peor que mal.
Veo un
regocijo solapado vestido de conmiseración (hipócritas) hacia esos señores de
la sociedad que en lugar de ir a ver cómo caen las hojas de los plátanos de las
calles de Madrid, de la que dicen que es la ciudad más arbolada de Europa
después de Berlín, decidieron a ir a ver mujeres guapas, (fea, ninguna, ¡por
Dios!) ‘obreras del amor’ las llama un
amigo mío, y a apreciar otras cosas de colorines, que tienen forma de papeles,
no mojados por supuesto, y ellos le dieron cobijo y resguardo para que no se
los lleve el viento. Ya se sabe, un papel es lo más fácil que lleva el viento…
A lo
largo, del tiempo muchas figuras han llenado páginas y páginas. Traicionaron a
los que decían que servían por mamandurria, por ideología, por ambición, o
porque pasaban por allí.
Se me
vienen a la mente, los que sufrieron persecución y privaciones libertad por sus
ideas y me pregunto que podrían decirles a la cara a los que ahora, teniéndolo
todo, lo han tirado por la borda en aras a su enriquecimiento personal.
Hay un
personaje sorprendente en la Historia de España. “Ese, dice, el pueblo llano,
vive como un rey”. Era rey. Enfermizo y escoria de cruces de sangres por mor de
las herencias de tronos y dinastías o vaya usted a saber. Aquel pobre ser
humano, el pueblo llano que es quién mejor pone las cosas en su sitio lo tenía
por un perfecto desgraciado. Se llamaba Carlos, y dijo de él que estaba
hechizado. Algunos de estos que nos sacan en los telediarios también tienen un
hechizo: el de la nula vergüenza.
jueves, 27 de noviembre de 2025
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Han llegado los pichis
27 de
noviembre, jueves.
Han
llegado los pichis. Suena a chotis y a Celia Gámez, pero no; por ahí, no. Me
refiero a esos pajarillos diminutos que aparecen cada año cuando tienen que
hacerlo, o sea en otoño.
Vienen
de los países fríos del norte de Europa. En esos países donde es normal que en
estas fechas sus suelos y sus árboles estén blancos de nieve. De esos lugares
donde se congelan las aguas por las noches – aquí se han empeñado en
congelarnos el alma y van camino de conseguirlo – y al amanecer las fuentes no
echan agua y los chorros son estalactitas que penden sobre los pilares.
Los
pichis buscan las tierras cálidas del sur. Son sociables y poco temerosos.
Tienen el pecho con una capa de plumas color anaranjado. Les da una pincelada
preciosa de color en contraste con el resto de su plumaje grisáceo. Tienen pico
fino (es un insectívoro). En los tiempos que corren y con los problemas que
tienen los insectos con los pesticidas puede que a ellos tengan problemas de
comida.
Oculto entre los naranjos, durante un rato he
escuchado el canto monocorde del carbonerillo común – el pajarito del agua
–, ese que anuncia si va a llover según nos conviene creerlo o no.
Mientras
me las andaba en mis cosas, él, un pichi forastero que se ha presentado sin
avisar, con vuelos cortos y breves - del suelo a las ramas bajeras - ha estado un rato conmigo. Parecía como que
me pedía explicaciones del porqué de muchas cosas y esperaba que yo le contase
algo.
Día
luminoso y claro. Ni una nube; cielo azul, tan azul que parece que lo han
sacado del arca para que lo luzca dentro de unos días la Inmaculada. El hombre
del tiempo ha informado que estamos en el segundo de los tres días de anticiclón
que nos cubre y nos manda aire frío desde las islas británicas. Frío, sí; de agua,
nada.
Verdeguean
algunas lomas; en otras, la gente se ha puesto a sembrar y ha aparecido el
color ocre…. Ya se sabe “por San Andrés ni a tu padre se las des ni quince días
antes ni quince días después”, y como para san Andrés diría el de mi pueblo: “falta
ná y menos”. pues, eso.
El
refranero tiene cosecha propia y abundante para el mes noviembre. Estamos a la
espera de los “vareaores” de San Andrés que, si no vienen antes, vienen
después. Los que sí han venido ha sido los pichis. Los podadores municipales han
dejado desplumadas las palmeras de la avenida y algunos árboles del parque. ¿A ver
dónde van a pasar la noche los pajarillos con los problemas de vivienda que
hay?…
miércoles, 26 de noviembre de 2025
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora.... Y Dios estaba allí.
Monasterio de El Parral; al fondo el Alcázar. Segovia
Noviembre, 25 miércoles.
La
Orden de San Jerónimo (monjes de ayer en tiempos de hoy) nació en España en
1373; el monasterio de Santa María del Parral se fundó, por el entonces
príncipe, Enrique IV.
El
padre de este linaje, San Jerónimo, dedicó parte de su existencia a la vida
monástica. Es el primer monje de Occidente.
La
Orden se extendió por España y Portugal. Albergó a más de tres mil religiosos,
46 monasterios y una de las más influyentes e importantes de España. Su
disciplina, de las más exigentes.
La
desamortización de Mendizábal los dilapidó. Malvivieron veinte años
exclaustrados. Trataron de restaurarla en El Escorial y Guadalupe sin éxito.
En
1925, a solo diez años de la desaparición (en derecho canónico, cien años de
inactividad implica su extinción) resurgieron en Santa María del Parral. Fray
Manuel Sanz, su artífice. Hoy beato, fusilado en Paracuellos del Jarama, en
octubre de 1936
Sobreviven
a la guerra civil. Reaparecieron en San Isidoro del Campo (Santiponce, Sevilla,
1956), San Jerónimo de Yuste (Cuacos, Cáceres, 1958) y nuestra Señora de los
Ángeles (Jávea, Alicante, 1964)
Falta
de vocaciones, según ellos, y a las consecuencias postconcilares. En 1978 cierran
Jávea y Santiponce; en 2010, además, por problemas económicos, Yuste. Solo
sobrevive Santa María del Parral en Segovia.
Hace
unos años decidí pasar unos días con ellos. De la experiencia… Cuando llegué el día alcanzaba su cenit. Hacía poco
que había llovido. El Monasterio de Santa María del Parral está al otro lado de
la ciudad conforme se viene de Madrid. Me pierdo por el camino. Pregunto y,
cuando llego, un monje que sabe de mi venida, me abre las puertas. Paso bajo árboles
centenarios.
... Solo
piden silencio y si no se acude al refectorio, comunicarlo. La Liturgia de las Horas forma parte de su esencia.
Once monjes a finales del siglo XX (cuando estuve, hace unos años, solo
quedaban seis) y seis seglares (‘temporeros’).
Hace frío. Es noche cerrada. Bajo a Maitines. A las cinco y media comienzan los monjes el rezo del Oficio. La salmodia se repite. Son cantos de alabanza. Los religiosos ocupan el coro; al resto y, al mismo nivel, se le asigna lugar en la sillería
(Pd. Apunte: Una experiencia contemplativa con los Jerónimos
de Santa María del Parral. Segovia.)
martes, 25 de noviembre de 2025
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Lo mejor del recuerdo...
Noviembre,
25 martes
El
viajero, esta tarde fría y ventosa de este otoño que lleva a su final el mes de
noviembre, recuerda que, hace unos años -entonces era verano- llegó a donde el
tío Cirilo en Las Mestas hurdanas. El sol ya había pasado el mediodía, un río
de aguas cristalinas, verdes los pastos de las laderas, peladas las crestas de
la Sierra de Francia.
El tío
Cirilo vendía polen de flores libado por las abejas de las Batuecas o de Las
Hurdes que nunca se sabe hacia dónde vuelan las abejas o si simplemente se
dejan que las lleve el viento. Pero eso sí, siempre, vuelven a la misma
colmena.
Cantaba
un gallo detrás de una tapia; se espulgaban dos perros. Compró miel, caramelos
y “ciripolen”; pidió una cerveza y
tasajo. Es buena también la cecina y el queso agrio de cabras que pastan por
estas sierras. Son animales duros. Se adaptan al terreno.
Aprovechó
el buen tiempo de aquel verano y fue a donde no va casi nadie y, cuando lo tuvo
a bien se paró al borde del camino, respiró hondo y pensó en sus cosas. Es un
hombre raro según se mire y por parte de quien. Pero lo tiene claro y le gusta
andar a su aire.
Estuvo
por la mañana en el corazón de las Hurdes. En La Fragosa preguntó – porque es
muy preguntón - y obtuvo una respuesta que le espetó un hombre con surcos en la
cara y el cabestro sobre el hombro seguido por un mulo cano cargado de leña:
“aquí los caminos lo hacemos para nosotros y para las bestias”.
En la
puerta del Santo Desierto de San José entendió la vida de los hombres ermitaños
que un día decidieron probar eso que llaman otra vida. O sea, la vida
contemplativa; la de la clausura de los conventos cerrados a cal y canto.
A media
tarde en la sierra cantaba el cuco. El río – el río Batuecas – seguía su curso.
El río llevaba el agua clara, limpia. En las orillas crecían sauces y alisos
(ahora con tiempo de otoño se visten de oro viejo). Sabía que estaba en una
tierra donde dicen que cuando Cristo dio las tres voces, no lo oyó nadie,
porque no había nadie. Estaba gusto, muy a gusto, pero había que seguir camino…
lunes, 24 de noviembre de 2025
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Desde la terraza
Noviembre 24, lunes
Visto
desde la terraza – aquí no llega el rumor del mar ni tampoco se ve- la tarde
pinta fría y algo chunga. La tarde y parece que los días que vienen, también. Según
el telediario ese hombre con el pelo del color de las mazorcas antes de
quitarle el sayo anda frito por meterle mano a otro, uno que vive más abajo de
su casa. Un poco lejos, pero más abajo. Yo no he estado nunca allí, pero lo sé.
El del
pelo color panocha, de vez en cuando, que es como decir casi siempre, aunque
esté en su despacho o dentro de un avión, se pone una gorra de color rojo
intenso. Oigan, monísimo. Una preciosidad. Nada discreto. Un hortera subido. Asusta
hasta a los tiburones que se las andan en busca de otro viejo pescador que como
Santiago salga de La Habana y que lleve otros ochenta y cuatro días sin
pescar… Iba solo, Santiago, digo, por el
mar azul que media entre la tierra donde él vive y, la tierra del otro…
El
otro, el que vive más abajo de la casa del de la gorra colorada, no crean que
es de esas bellezas que hacen que uno se vaya detrás de él. No sé si lo hace
por seducir o porque quiere marcar una pose y pedigrí propio, pero, a veces, se
pone un chándal – todos los que se visten así para salir en público no han
hecho deporte en su vida – de color azul eléctrico y lo conjuga con ese otro color
tan discreto como el amarillo intenso, chillón. Vamos, una ternura… (Además
suele hablar, si a eso se le puede llamar hablar, a gritos).
Se gritan,
pero no se escuchan por la lejanía y por esa otra fea costumbre de que no se
quieren enterar que la gente hablando se entiende. ¡Qué va! Menos mal que esos
periodistas, ángeles de la objetividad. (Yo les llamo pesebreros, no por burros,
por lo ‘otro’. Vamos de los que ven y cuentan… y que cada uno le rece al santo
como crea oportuno. Ellos ponen los adjetivos
(gallo que no canta, algo tiene en la garganta) que más le conviene, al del
pelo panocha o al del chándal discreto. A veces aparecen noticias. Dicen que,
algunos, tienen contratos en sus medios con un montón de ceros a la derecha de
la primera cifra, pero de eso no hablamos…
domingo, 23 de noviembre de 2025
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Entre mujeres se repartieron la belleza...
María Santísima de
los Dolores Coronada. Álora (Málaga)
Noviembre, 23 domingo.
Álora, vivió
ayer, sábado 22 de noviembre de 2025, un día espléndido. Irrepetible por muchas
cosas, excepcional. La Real y Sacramental Cofradía de Dolores Coronada y
Soledad celebraba una efeméride. Conmemoraba 25 años de la Coronación canónica
de su titular. Todo fue diferente; todo, de una manera inusual.
Los actos
comenzaron, por la mañana, con el descubrimiento de un monolito en la Plaza de
la Legión Española donde se recordaba que hacía 25 años que a la Legión…. Sí, esa
de la que dice el maestro Alcántara que cuando Cristo dio las tres voces lo
oyeron en las tinieblas, en Santo Domingo y en la Legión… Pues sí, maestro, esa.
En Álora, hace 25 años le dieron las Llaves de Oro de la Ciudad que es como decirles
que aquí tiene su casa…
Luego,
entre la tarde y la noche… Casi a esa hora en que el sol se va por el Monte Redondo
camino de América, salió Ella. La Divina Mujer, entre todas las mujeres, nada
menos que la Madre de Dios, (y de paso, madre nuestra), salía sobre su trono a
la Plaza por la puerta principal del templo. Iba a recorrer las calles… Ya hacía
un poco de frío; luego, cuando llegó la noche, el poco pasó a mucho, mucho frío
por fuera. Por dentro, calor. Ese calor
que no cuantifica con termómetros. El otro.
¡Como
ha trabajado la gente de la cofradía para cambiar el pueblo! Tenía de casi
todo: frío de invierno, papelillos de carnaval, tres bandas de música, ¡tres! Recordaban,
esa manera tan especial que tiene nuestra tierra para celebrar las cosas grandes.
Gallardetes de feria, trempletes luminosos, banderas, aleluyas, petaladas, bulla,
colorido… y el que vende almendras tostadas. Gente, mucha gente, tanta gente
que no se cabía… Y presidiéndolo todo Ella.
Desde
que Málaga – en Álora, también – viró a imitar los ‘gustos’ de Sevilla y se
apartó de los cánones tridentinos y tristes que venían de otros sitios, ganó en
belleza, en esplendor. Fue algo así como sacar el Arte a la calle.
Anoche
Ella iba ¡divina! (vaya novedad). No es
redundancia, no. Iba bellísima. A su trono no le faltaba ni le sobraba nada. O
sea, cuando ocurre eso se dice: casi perfecta. Un poco más adelante un grupo de
mujeres – entre mujeres…- de matilla rigurosamente negra, con vestidos de
colores, sin rosario ni devocionario: “lo impone el protocolo”. No es una procesión
de dolor sino de gloria. Ponían un punto bellísimo, impresionantemente bello,
acorde, si me apuran con la que iba sobre el trono…
Felicidades
a quienes han hecho posible un día así. Quienes han trabajado sin denuedo y
nadie va a conocer sus nombres, hermandad, autoridades religiosas, municipales,
civiles, militares y pueblo, pueblo llano que pasó frío, mucho frío y llenó las
calles, a tope, porque ya se sabe “entre mujeres se repartieron la belleza…”
P.D.
¡Ah! Entre “nuestro” y “mío” solo median cuatro letras. De las
que sobreviven, ninguna se repite…
sábado, 22 de noviembre de 2025
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. ¿Hay otra cara más bonita?
María Santísima de los Dolores Coronada. Álora (Málaga)
Noviembre,
22 sábado
A mis Hermanos
de Dolores que se adelantaron para coger sitio en el cielo.
A mi madre, que
ya no me aprieta el brazo, la noche del Jueves Santo, cuando llega Ella a la
esquina de la calle Erillas…
Escribo
a media mañana. Un puñado de nubes barrunteras, altas y deshilachadas, van de
un sitio a otro. A su antojo, a su capricho. Hoy es un día especial. Distinto.
Rompo el molde del sometimiento a las trescientas palabras de rigor. Solo voy a
respetar uno, el consejo del maestro Alcántara: “hay que dejar de escribir
antes de llegar al punto y final. Tampoco tengo que adelantar el artículo de
mañana, como aquel Jueves Santo, ¿te acuerdas, Madre? A Pedro Luis se le antojó
que había que mandar el artículo ya como hecho consumado y no como algo que venía
de camino…
- Pedro,
eso es un disparate, mira que como se le ocurra llover… Que el Jueves Santo
tiene esas cosas….
Y, él, que
no, que el artículo a las cuatro, en la redacción…
Y, dijo
tu Hijo, ahí va agua, y ¡digo si llovió…! No había móviles. A las 9 llamo a la
redacción… Yo, sudaba. Pensaba en mis amigos, al día siguiente con todas los
tronos encerrados y ellos con la preguntita de rigor…
-
¿Qué?, todo muy brillante…
Sudaba
y sudaba. Me voy al teléfono fijo. Llamo al periódico. De guardia, aquel hombre
de Dios, José Luis Arranz… No sabía cómo entrar. José Luis, le lanzo, un
desastre. Diluvia en Álora. La única que ha salido, Dolores y la han vuelto de
la esquina de la Plaza… Y con aquella voz de beatitud que Dios le había dado:
- No te
preocupes. Tenemos al Redacción parada. Sobre toda la provincia descargar el
diluvio…
Ahora, ya
todo es distinto. Te veo que vienes, y para esa hora de salidad, será media
tarde larga cuando aparezcas por la Grande…
- ¡Cómo
viene la Virgen!
Los que
corrieron a coger sitio en la baranda de la calle de Parra para ver como
apareces por la esquina de la calle Zapata, se lo han perdido. El sol dorado se aferra a no irse por el Monte
Redondo, pero ellos se han perdido tu
salida. El murmullo rompe. La tarde enorme de Gloria se adueña de la plaza. Ya
eres ascua de luz y oro. Sin caber, cabes por la puerta grande que se ha
quedado pequeña… ¡Cuidado, las tulipas! Voces de hermanos, silencio siseante y
contenido. Pulso de acero y un ¡Ay! que rompe el miedo en aplausos.
- ¡Cómo
viene la Virgen!
“Las rosas de los
rosales
esta noche no han de abrirse
porque está llorando la rosa
mas bella de los jardines”
Una
talla del barroco tardío posteriormente restaurada, representa una Virgen
Dolorosa con su cara angustiada por la pena y el llanto. En Álora bautizamos a
la Vírgenes con los sentimientos que nos brotan de lo más hondo del alma:
Amparo, Paz, Dolores, Ánimas, Piedad, Auxiliadora, Amor…
“Vio a Jesús
consumar el sacrificio
que basó a redimir al mundo
entero.
Vio a su hijo clavado en el Madrero…
¡Fue testigo del bárbaro suplicio!”
Al
doblar la esquina de la plaza, Benito Suárez, se hace más estrecha ¿pero es
posible? No, pero como Ella la llena toda… Es Amargura por un momento…
“¿Quién no siente
a tu paso, Virgen buena
que del alma de los ojos fluye el llanto
al mirar en tu cara tanta pena!
- ¡Cómo
viene la Virgen!
Mañana
no es Viernes Santo. Mañana, no hay Depedía… Tú madre, vas de Legión y Oro y al
pueblo los han vestido de nuevo. Como a
los niños, como cuando éramos niños y venía un día… Pues eso: han colocado,
paneles, banderines, y mantones, colchas y encajes, flores y belleza porque hoy
es un día de fiesta, un día grande, grande de cielo y suelo. Los que su fueron
antes, se dan codazos…
-
Silencio. ¿no veís que ahí abajo están todos los nuestros? Hay revoloteo de
angelitos. Hoy, ni ponen orden, ni nadie les hace caso, ellos saben que esta
noche ¡hasta te van a cantar por verdiales! Seguro que eso ha sido ocurrencia
de Pepe Rosas. Tú no lo digas, pero esas son las cosas de Pepe…
Y
pienso en Diego Mamey, aquella mana fría de enero:
- Pepe,
guárdame el secreto, nos van a coronar a la Virgen, y él, se lo iba contado a
todo el mundo. Pienso en mi amigo Fernando Espíldora, (una noche, estaba yo con
mi madre, como cada noche de Jueves Santo, frente a La Balita, el junto a tu
varal, se me acerca y, casi al oído, me dice: “Lo que tiene que, está
purgaílla”. Las cosas de Fernando, Madre.
“No aflijas con
tu quebranto
esa cara tan bonita
mañana no es Viernes Santo
pero el Domingo
Resucita”
Cuando
sea casi de madrugada y estarás casi de regreso en tu templo, seguirá allí, en
su sitio, el primer banco de las preguntas sin respuesta y nos sentaremos y ya
sabes…
“Adiós, Princesa de amor,
Adiós, Reina de los cielos
Adiós, Virgen
del Consuelo
Adiós, Madre
mía, Adiós”
- ¡Como
va hoy la Virgen!
Pd.
Hoy, sábado 22 de noviembre del año de Gracia de 2025 , a las 12 del mediodía, en
un acto presidido por las máximas autoridades de la Legión se recordará la
entrega de las Llaves de Oro del Ciudad de Álora a la Legión Española.
Posteriormente, a las 16 horas una procesión con María Santísima Coronada
recorrerá las calles del pueblo. Se rememora que se cumplen 25 años de la Coronación Canónica
de María Santísima de los Dolores.
viernes, 21 de noviembre de 2025
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Perotes
Álora (Málaga)
Noviembre,
21 viernes
Las
agencias publicitarias se ponen las pilas. Competencia. Venden, de la manera, más atractiva, lo encomendado.
Quieren impactar. En ello les va, en ocasiones, parte de su economía. Ofrecen
abanicos de bellezas, de originalidades, de cosas pintorescas, e incluso, a
veces, maneras de jugarse la vida. Ferias (Sevilla), espectáculos (la tomatina
de un pueblo valenciano) San Fermín (Pamplona). (La Despedía en Álora no es un
espectáculo: es una vivencia totémica).
Nos
muestran lo que la naturaleza les regala con generosidad: Montañas, bosques
bellísimos, valles, picos inaccesibles, ríos encajados entre barracos profundos
o valles espléndidos. Pienso en deportes de riesgos: barranquismos, descensos
por agua bravas y turbulentas; otros atados
por los pies a un cordel, se lanzan desde la baranda de un puente. Les ponen nombres
ingleses. No caigo en el anglicismo.
Muestran
‘regalos’ – quizá no sea la palabra exacta – que les da la naturaleza: olas
gigantescas y gente que guarda el equilibrio sobre la ola desde muchos metros
alejados de la orilla hasta llevar al rebalaje; otras, es el viento quien lleva
eso que llaman parapente o ala delta, o vaya usted a saber.
No
conformes, nos dicen que aquel lugar es apropiado para ‘perderse’ entre las
arenas ardientes de un desierto (Petra en Jordania o travesías en África), en
descensos a una velocidad que marea y, que de pronto, encuentran un desnivel o
una roca. Se salva de la manera más imprevista: dan un salto en el vacío. De un
trampolín a tropecientos metros de altura no hablamos…. Piensen en cualquier
punto de la Alpes.
Hay
quien se inclina por el placer de la comida. Buena mesa. Restaurantes de guisos
sofisticados y rarísimos, de vinos de no se sabe qué añada... Eso, en
ocasiones, los contrapesan con monumentos hechos por el hombre. Templos de
muchos años, tumbas (en eso, los egipcios, especialistas) iglesias, catedrales…
Hay un
tema que no está tocado. La gente. ¿La gente? Si, la gente. Hay pueblos donde
la gente es cogedora, abierta. Si tienes la suerte de encontrarte con alguien
que te introduzca entonces miel sobre hojuelas. Tiene Álora, mi pueblo, y de
gentilicio ‘perote’ un no sé qué que se queda meciendo e invita al visitante a
que vuelva.
Hace
unos días el pintor, Leonardo Fernández, vino como miembro del jurado de
pintura. Coincidió con el alcalde en la sesión. A la hora de tomar el tren de regreso, llovía.
No había manera de encontrar un vehículo que lo llevase a la estación.
- El
alcalde, me dijo, me bajó en su coche…
La
mejor de las todas las publicidades posibles. Y, uno, que ama – nada de
chauvinismo, por favor – su tierra siente satisfacción interior. No solo, no se
recompensa con nada, sino que, de manera espontánea, le sale:
- “Es
que los perotes somos así”.
jueves, 20 de noviembre de 2025
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Tarde de sol semiapagado
El Torcal de Antequera
Noviembre, 20 jueves.
Cae la tarde. Salgo de
Antequera con el sol semiapagado de una tarde noviembre tardío. El Torcal tiene una cogulla de nubes. La
carretera está hilvanada por una sucesión de puntadas de tractores con
remolques pintados de verdes. Acarrean
aceitunas de los cortijos de Chimenea, de los Llanos de la Malena del Ventorro,
de Checa, de la Yesera…Han comenzado la recolección de la aceituna. Los olivos
pespuntean las ramas con la fruta ya morada. Dado el lugar y el momento deben
ser hojiblancas.
He echado el día con un grupo
de amigos. Cuando se levanta la reunión y parece que no ha pasado el tiempo es
que lo has pasado muy bien. Al igual me quedo corto. Hacia tiempo que la visita
estaba programada, pero…
Lorenzo nos ha regalado un
facsímil como adelanto del libro que va a presentar a principios del año que
viene, o sea, dentro de un mes día arriba, día abajo.
Son un puñado de hojas; algo pequeño.
Solo unas cuantas páginas en esquema, pero denso, muy denso. Abre boca para lo
que va a venir. Comienza con una carta de Enrique Molina, de 1962. Le adelanta
tres sonetos. Él, en la entrega de hoy, solo nos ha regalado los
encabezamientos; en otra, de 1963 inserta opiniones del poeta a modo de crítica
a la obra de Blas de Otero. A Enrique Molina le pasa como a otros poetas. Unos,
lo desconocen; otros, casi no saben de él. Solo lo recuerdan, y no lo olvidan,
sus alumnos.
Inserta, una carta de José
María González Ruiz. Inicios del
Concilio; mucha esperanza de la mano de la ilusión que suscitaban todos
aquellos tiempos, y la pregunta sobre qué vendrá después. González Ruiz,
adelanta y califica el Vaticano II como el concilio más importante de la
Historia de la Iglesia. No deja de ser una opinión. Las cosas nacen con un
sentimiento y, después, ya se sabe lo que ocurre.
Otra carta de Alejo J. García
Ortega recién llegado a Madrid y con responsabilidades en Signo apunta
también a los tiempos que vienen, entonces, donde casi había comenzado la
segunda mitad del siglo XX.
Antonio Aguilera, un muchacho adolescente,
le habla en otra carta de la soledad del seminarista, septiembre de 1963, en
vacaciones, de la poca respuesta de otros compañeros, de la alegría de recibir
al amigo…
El libro promete. En un
apartado del rato compartido, me dijo.
- Te va a gustar, la carta de
Enrique Molina.
- Me gusta, me ha gustado,
mucho…
martes, 18 de noviembre de 2025
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Mochileros en Salamanca
Plaza de San Benito. Salamanca
Noviembre,
19 miércoles
(Me han llamado hace un rato. Me dan malas noticias de mi amigo. Esta noche, en su recuerdo, cuelgo un artículo de entonces…)
Mi
amigo y yo llegamos a Salamanca una tarde ventosa y fría. De la estación nos
fuimos, seguidos, a un hostal viejo de la Plaza de San Benito, cerca del
convento de la Dueñas y no lejos de la Catedral. Mi amigo conocía el hostal
porque se había hospedado allí cuando iba a examinarse al Instituto en los años
en que su padre trabaja en la construcción de la presa de Almendra.
La
pensión ocupaba el segundo piso de un edificio viejo. La fachada era de piedra
que tomaba el color dorado cuando el sol de la tarde declinaba por el campo
charro camino de Portugal. El edificio
tenía una puerta fortísima de castaño y muy antigua. Se ascendía por una
escalera de mármol muy desgastado. La orillaba un pasamano con hierros
verticales pintados de negro. Era un lugar barato para alojar a estudiantes de
paso, a gente con pocos posibles y a algunos que llegaban al final de puerto
casi con lo puesto.
Desde
el punto de vista de la comodidad aquello solo era apropiado para muy poca
gente. Entre ellas estábamos nosotros, dos aventureros con un kilométrico de
tren, poco dinero y muchas ganas de andar los caminos. Salamanca estaba en el
programa porque mi amigo tenía concertada una visita con un profesor de la
Universidad al que conocía desde hacía mucho tiempo y que tenía interés en
presentármelo.
Del
techo de salón de la pensión pendía una lámpara vieja con muchos cristalitos,
engarzados en una cadena y donde se había depositado el polvo desde no se sabía
cuándo que era el tiempo que había pasado sin que nadie hubiese tenido el
atrevimiento de pasarle una simple bayeta humedecida. En Portugal – lo supe
muchos años después – a ese tipo de lámparas las llaman candeleiros o
algo parecido.
Después
de cenar – la sopa estaba hirviendo; me acordé del Buscón don Pablo de Quevedo
– salimos a dar ‘una vuelta’. Mi amigo me llevó por calles bellísimas. Por
cierto, ahora, después de haber pasado tanto tiempo la recuerdo como una de
ciudades más bellamente iluminadas que he visto. Salamanca siempre es “arte,
saber y toros” y de noche, además, embrujo.
A la
mañana siguiente fuimos a ver al profesor. Nos acogió con una amabilidad
proverbial. Hablamos de muchas cosas. Realmente, él fue quien más hablaba.
Cuando nos despedimos me dijo algo que no he olvidado y que he recordado muchas
veces: “Cuando se tiene miedo a perder algo, se pierde”. Yo, entonces. no sabía
eso de la Ley de Murphy….
Un
tren, un kilométrico en el bolsillo, poco más de veinte años, una mochila a la
espalda y sueños, muchos sueños…
Estación de Salamanca.
Finales de los años 60 del siglo XX