jueves, 26 de diciembre de 2024

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. ... y Sevilla



                                                 … y SEVILLA


26 de diciembre, jueves. Sevilla tenía dos deudas ‘roonas’. El monumento a Joselito y ‘desfacer el entuerto’ hecho por alguna mente mal intencionada de una inquina entre los hermanos Machado, o sea, entre Manuel y Antonio.

José Gómez Ortega “Joselito” pasó a la historia del toreo por muchas cosas. Por su grandeza y conocimiento de todo lo que aportó, por el ímpetu que puso en construir grandes cosos taurinos - quizá eso fue un pulso muy grande a los maestrantes - y porque lo mató Bailaor en Talavera de la Reina… El monumento ha llegado, tarde, quizá demasiado tarde, pero se arregló el desaguisado hace unos años.

Los hermanos Machado – José apenas ha contado – tenía otra perspectiva. Interesaba a alguien crear dos imágenes: el Machado bueno y el Machado malo. En ideología política (se ha sabido que solo fueron la circunstancias las que intervinieron en un momento en que el reloj del tiempo marcó el momento), el profundo en poesía, y el otro, el colorista…

El ‘juerguista’ según quien hablase y el hombre herido por el dolor y la pena que para colmo deambuló de Soria a Baeza y a Segovia y… fue a dar con su cuerpo herido ‘ligero de equipaje’ con el trauma de una guerra perdida (¡como si las guerras las ganase alguien!) en Colliure, junto al Mediterráneo donde sopla la tramontana fría en invierno.

Sevilla, ha unido la obra de ambos bajo la mano magistral de Alfonso Guerra, que ha recopilado un montón de joyas literarias, en la Real Fábrica de Artillería. Un viejo edificio del siglo XVII que ha mostrado al público, tan numeroso, que han tenido que prolongar la fecha de cierre de la Muestra, bajo el epígrafe de Retratos de Familia una parte de la obra de ambos.

Es una exposición para recrearse en lo que los dos escribieron, desde el momento colorista “Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla donde madura el limonero” o en esa poesía de Manuel que hay que paladearla de tal manera que uno siempre se queda con ganas de más porque le sabe a poco.

Para muestra me quedo con dos pinceladas: “Soy hombre extraordinariamente/ sensible al lugar en que vivo./ La geografía, las tradiciones, las/  costumbres de las poblaciones por/  donde paso me impresionan / profundamente y dejan huella en/ mi espíritu”. Antonio Machado.   Carta a Juan Ramón Jiménez. 1903

Y otra:

 “Nosotros trabajamos despacio, / es decir, seguimos escribiendo por / el gusto de escribir, desinteresados del / fin, manteniendo la propia actitud / que hace treinta años cuando/ escribíamos un soneto que no iban a / leer más que unos cuantos amigos”. Manuel y Antonio Machado / La Libertad, 26 de junio de 1930

Amén.

 

 

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