viernes, 6 de diciembre de 2024

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Tito Livio Patavino

 

 

                               




 

6 de diciembre, viernes. Fue un historiador romano. Escribió La Historia de Roma en ciento cuarenta libros. La tituló Ab urbe Condita, o sea, ‘Desde la fundación de la ciudad”. Narra el período de tiempo transcurrido entre la llegada de Eneas personaje mítico que tras la Guerra de Troya arribó, en su huida, a las costas del Lacio (de ahí latinos) hasta la muerte del pretor Druso el Mayor.

Tito Livio hizo una gran labor histórica. A nosotros -cuando yo era muchacho - se nos encomendó su traducción (eso de traducir, obviamente, es un decir) y lo que salió de allí, pues eso… A mí, es uno de los personajes que siempre me ‘ha caído bien’. Parece que no era de esos romanos crueles que, en ocasiones, nos muestran las películas.

Nació en Padua Patavium, en la región norte de Italia cerca de Venecia, Vicenza y Treviso. (De ahí que él firmase como Tito Livio Patavino). Padua está en una llanura con agua abundante y terrenos y con una red de canales que la distribuye de manera ordenada. La ciudad tuvo presencia activa, en la cultura en el Tecento. Continuó muchos años después de la muerte del historiador que, en sus años de madurez, desde Roma volvió a su ciudad. En ella trabajaron, entre otros, Donatello – autor de una estatua ecuestre, el Gattamelata, Galileo Galilei…

En Padua, se venera a San Antonio, el Santo – Basilia del Santo, de inconmensurable valor artístico – En su lugar, según Tito Livio se había levantado un templo a Juno, diosa del matrimonio, la fertilidad y la familia, y a donde llevaban trofeos de guerra en señal de veneración. No hay vestigios ni restos arqueológicos que lo testifiquen.

Tito Livio está considerado como un gran historiador romano. Entraba en la historia penetrando en las personalidades que analizaba sin caer en la política partidista ni en rivalidades. Desde su propia personalidad que forjó en su juventud en Padua hizo sentir los males morales de su tiempo con una manera propia de contarlo.

Su prosa, agradable, amena, ágil y directa sin rebuscamientos retóricos que sí fueron utilizados por otros escritores como el caso de Cicerón o sin las alabanzas que propiciaron otros como Julio César.  No llegó a la verosimilitud  de Tácito, coetáneo suyo quizá el mejore historiador y estilistas que escribió en lengua latina. Se cree que nació sobre el 59 a. c. y murió el 17 d. C. en Padua.

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