29 de diciembre, domingo. Nació
en Córdoba, Baena (1827) y se formó en Madrid. Dejó lo mejor de sí mismo en Sevilla
que rotuló con su nombre una calle en el centro de la Ciudad, cerca de la
antigua estación de San Bernardo.
Su familia de clase media, muy
culta – su padre era escultor – vivía en Baena (Córdoba) de donde tuvo que emigrar
por sus ideas liberales. En Madrid se formó en la Escuela de Arquitectura.
Trabajó como profesor de Dibujo Topográfico y Arquitectura en la Escuela de Bellas
Artes de Sevilla.
Participó en todas las comisiones
relacionadas con la arquitectura de la ciudad, unas veces como presidente;
otras como vocal. Donde realmente realizo labores encomiables fue salvando de
la piqueta la iglesia de Santa Catalina y la de San Marcos, condenadas al
derribo por los Decretos de destrucción de algunos templos como resultas de los
decretos de la Revolución de 1868.
Realizó una labor encomiable,
con criterios científicos, en la conservación de Itálica, el monumento romano más
importante de Andalucía, terreno abonado para la rapiña y el expolio de los
comerciantes de las bellezas y piezas únicas que extraían de los lugares históricos
mal conservados hasta entonces. Durante dos décadas -colaboró con su hermano
José - puso coto a aquella barbaridad y el Museo Provincial de Sevilla, del que
fue conservador acogió cantidad de piezas que de otro modo se habrían perdido.
En Sevilla realizó también la
puerta norte de la catedral que comunicaba el templo con el patio de los Naranjos.
Se inspiró en la puerta de los Leones de la catedral de Toledo. Realizó también
el diseño del monumento a Murillo en la Plaza de Museo.
En 1880 accedió al cargo para
continuar las obras de la catedral de León donde cambió los modelos de piedra
de Boñar y la piedra de caliza blanca de Hontoria utilizadas por anteriores arquitectos
por la piedra arenisca de Buidongo y mármol de Pola de Gordón. En León le
sobrecogió la muerte el 17 de enero de 1892 con 65 años.
Sevilla rotuló con su nombre
una céntrica calle – se anda en poco menos de diez minutos – que une Eduardo
Dato y la Avenida Menéndez Pelayo y pone fin a la ilusión de una vida. Alguien
dijo que en interior nacen las ilusiones y en la calle mueren. Quizá sea un
epitafio muy significativo para una vida dedicada a la arquitectura en una
ciudad de arte, belleza y contrastes. San Isidoro santo sevillano está enterrado
en León; san Fernando, rey leonés, en Sevilla…
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