A mi entrañable Alejo J. García Ortega que ahora toca en el cielo la campana que él puso en la Escuela Rural de los Padillas, y que tantas veces me pidió que lo llevase para ir a verla...
22 de diciembre, domingo. Era temprano. El sol ya había
subido un par de palmos sobre el horizonte. El cielo limpio de nubes; azul
pureza, ese azul que solo pueden llevar la Inmaculadas de Murillo o el azul de la
capa que cubre la vertiente al Sur de la Penibética cuando sopla el aire del
Norte, o sea, el que viene da ‘Arriba’: frío y seco.
Llamo a un amigo. Le hago una
proposición ‘deshonesta”, le digo que si le parece bien que nos demos un piro
por el arroyo Jévar porque necesito una foto – la que ilustra el artículo de
hoy – del arroyo Ancón.
Como sabemos que la tardanza es
la mala, en poco menos de veinte minutos lo recojo en su casa. Tomamos la A-343
que va desde Zalea a Antequera y antes pasa por la Barriada de la Estación, en
Álora, Bellavista y por la Cuesta de la Asperilla y el Valle de Abdalajís...
El puente de la Gavia, sobre el
Jévar, está en reparación, la Dana del 29 de octubre le ha perdonado la vida;
dejamos a un lado Casablanquilla. En la loma del Taraje nos desviamos; a la
derecha la Haza Llana. (ya apunta la sementera; está preciosa); a la izquierda,
por la Cañada de Valsequillo, a la Peña de los Ballesteros. En el horizonte el
Cerro de las Fiscalas. Nosotros como quien no quiere la cosa, proseguimos
arroyo arriba – del Jévar, claro – por uno de los laterales. El camino está
como un camino por el que han pasado máquinas de reparación, después de una
riada, o sea poco menos que intransitable…
El agua viene fría y cristalina;
caracolea, arroyo abajo. El agua trae la bendición de Dios. Llegamos al
entronque de los dos arroyos, en Los Padillas. El arroyo Ancón según su nombre
etimológico es “ensenada pequeña en que se puede fondear”, sin embargo, nunca,
obviamente, ha sido navegable, y por su lejanía del mar tampoco pudo serlo en
tiempos remotos.
Es tributario del Jévar, que
viene desde el Sur de El Torcal, en el partido de ese nombre, entre Villanueva
de la Concepción y La Higuera, cerca de la ermita; el Ancón da nombre a un
extenso partido rural. Nace en la vertiente Norte del monte Santi Petri, en el
término municipal de Almogía. La Hojita Parroquia de los años veinte del siglo
pasado dice que en la avenida del miércoles 26 de septiembre de 1906 causó
daños de importancia.: arrancó el huerto de la hacienda de Dueñas llevándose,
además, dos vidas, y eso es peor.
En el 2024 no hay Hojita Parroquial,
pero les digo que el cauce del arroyo está plagado de ‘toleanas y muchas
pelaíllas’ que Dios sabe de dónde han venido. Los daños, muy cuantiosos,
pero…
- Y esto, me pregunta mi amigo,
¿cuándo los vas a dejar en un libro?
- Uf…
No hay comentarios:
Publicar un comentario