sábado, 31 de agosto de 2024

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Nuestra rosa de cada día

 


Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Pan con mantequilla y mermelada

 

                  


31 de agosto, sábado. Las montañas se recortaban en la bruma. Las más lejanas apenas se veían; las más próximas, emergían en el filo de un prado intensamente verde. La yerba mostraba toda su exuberancia. Pastaban las vacas. Con la cola intentaban quitarse las moscas del lomo. Eran vacas de pelo marrón y hocicos blancos. Eran de raza alpina.

La cabaña, de madera, estaba separada de la frondosidad del bosque que arrancaba, monte arriba, con árboles unidos entre sí. Era un bosque profundo, oscuro e impenetrable. Había que ser muy afortunado para gozar de tanta belleza…

La cabaña no era ni muy grande ni muy pequeña. Lo suficiente para llevar una vida sin exigencias. El hombre dormía sobre el heno y la yerba seca segada en el esplendor del verano. Era una cama mullida y tierna. El hombre se tapaba con una manta. Sacó un brazo y acarició lo que tenía cercano. Se sentía feliz.

De pronto percibió una sinfonía sorda, continua homogénea. Pensó: ¡está lloviendo! Luego, a medida, que se despertaba la sensación de que fuera llovía, iba en aumento. El hombre se despojó de la manta que lo cubría. Ahora, ya sentía la música monocorde de la lluvia que no cesaba y caía sobre el campo, sobre las montañas, sobre el bosque profundo y enigmático que se arranca un poco más allá, solo un poco más, pero donde él solo podía llegar con la mirada.

Se levantó despacio. Se fue hacia la cocina. Descorrió las cortinas de las ventanas. Eran unas cortinillas de tela roja y blanca, de cuadritos simétricos. Daban un tono de alegría al interior. Recibía luz por dos lados diferentes.

El hombre se acercó a una mesa rectangular. Sobre la mesa, un plato de barro, unos cubiertos, uno canasto con huevos de cáscara blanca, una tabla con queso… Un poco más allá, casi en el filo de la mesa, unos botes con mermelada: fresa, arándanos, frutas del bosque. Al lado derecho un plato tenía unas lonchas de queso simétricamente cortadas…

El hombre sacó de una canastilla de mimbres una rebanada de pan de centeno. Era un pan oscuro. No tenía la blancura del pan de trigo. Sobre la rebanada esparció una capa de mantequilla, luego con una cucharita pequeña le puso mermelada y sobre ella una loncha de queso.

Miró por la ventana. Llovía. Al fondo el bosque permanecía inmóvil, enigmático. De pronto sonó el teléfono. Era el despertador. El hombre se dio cuenta que todo era un sueño….


viernes, 30 de agosto de 2024

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Nuestra rosa de cada día

 


Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Ignacio Aldecoa

 


           


 Homenaje a I. Aldecoa en el cincuentenario de su muerte. Parque de la Florida (Vitoria-Gasteiz)


30 de agosto, viernes. Releo – casi lo he acabado -  Cuentos -  de Ignacio Aldeoca. Edición de Josefina Rodríguez, su mujer – a la muerte de Ignacio, ella comenzó a firmar como Josefina Aldecoa – Cátedra, 1982.  Es un libro viejo. Viejo por la fecha de publicación, por los temas que toca, y porque lo compré en Imprenta Lería, J. Antonio 19, cuando la regentaba el entrañable Sebastián… Es muy interesante. Es, en algunos puntos, desgarrador. Una España tan de ayer que no sé si queda algo de todo aquello y que ahora anda su camino con otros personajes pero con casi los mismos problemas revestidos de otra capa.  

Han tenido el buen acierto de insertar opiniones de otros escritores sobre Ignacio y sobre su obra. Se recogen de Antonio Tovar, Ana María Matute, Carmen Martín Gaite, José García Nieto, Luis Izquierdo…

Publica también, fragmentos del pensar de Aldecoa que quedó esparcido por toda su obra. Dice que la solead adquiere matices especiales cuando se trata de los viejos. En La Despedida, afirma que la soledad de la separación temporal viene acentuada por la angustia de la separación definitiva: el temor a la posible muerte del viejo que va al hospital (yo agregaría o del que va a la residencia, en este tiempo).

La literatura de Aldecoa es un testimonio de una época, los temas son  cercanos, aunque lejos en la cronología, muy próximos en los asuntos que no dejan de perder actualidad y que algunos podrían incluso ser conversación mañanera en el encuentro de compartir tertulia entre amigos. Palpita la humanidad, la gente que vive la vida que le ha tocado vivir.

Los personajes de los Cuentos de Aldecoa son obreros, jornaleros, trabajadores, gente humilde que no tiene conciencia de clase y no se rebela contra la situación de explotación que sufre.

Hay personajes que despiertan admiración en él. Son los vagabundos automarginados, los desprendidos de todo, los ligeros de equipaje. “Bienaventurados los vagos – dice – porque solo son egoístas de sol según el tiempo”. “Bienaventurados - agrega - porque son despreciados y les importa un comino”.

Trata situaciones como las de la burguesía – entre el cielo y el mar – la guerra, los condenados, los viejos y los niños o los seres libres. Son memorables sus aportaciones expuestas en La urraca cruza la carretera; Seguir de pobres; Los pozos; Ave del paraíso

Hoy, la obra de Ignacio Aldecoa, al igual que el propio Ignacio que nació en Vitoria (1926) y murió en Madrid (1969) son desconocidos por una gran parte de los españoles. Debe ser ley de vida…

 

jueves, 29 de agosto de 2024

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Nuestra rosa de cada día

 


Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Rebobino

 

                   


 

29 de agosto, jueves. Noche de truenos. El refrán dice aquello de “Mucho ruido y pocas nueces” o “Nunca llueve como truena”. No sé. Sí sé que hubo un buen acopio de relámpagos, muchos truenos, y muy poca agua. La tormenta venía del mar. En esta fecha se puede temer a las gotas frías. Las provocan las diferencias de temperaturas entre el mar (que tiene el agua con más temperatura y la tierra que comienza a enfriarse). Ya han sufrido algo por Levante y las Baleares. 

La situación de la falta de agua es agónica. Hay zonas donde ya se palpa sobre la tierra. En el Guadalhorce hay muchas huertas – además de haber perdido el fruto – secas. Los árboles cantan una realidad de ruina. La solución no es ni fácil, ni barata, ni inmediata. Se sigue mirando al cielo. Se espera un milagro que no sabemos si va a llegar. O sea que llueva. Según los expertos la cosa pinta más que fea. Septiembre que llama a la puerta va a ser más caluroso de lo habitual y con poca lluvia. 

Ayer, almorcé con unos amigos junto al mar, vi cómo los últimos veraneantes apuraban los baños, los últimos días de playa bajo la sobrilla hincada en la arena, los últimos momentos de eso que llamamos vacaciones. Curiosamente los humanos huimos del lugar de residencia. Se buscan otros sitios. ¿Es una necesidad interior o es algo que se hace porque es una necesidad social? 

El mar estaba precioso. Azul y quieto. De vez en cuando la brisa daba otra temperatura. Aparecieron unas nubes de esas        que el hombre del tiempo decía antes - ahora no sé por qué no lo dicen -que eran de evolución vespertina, o sea por la tarde. Algunas veces descargan a modo de tormenta sobre las montañas. Si lo hacen de manera desaforada viene lo que viene. Hace unos día en Trevelez, al pie de Sierra Nevad, se escaparon de una que pudo haber sido sonada gracias a un cabrero que vivió lo que ocurrían en la sierra y avisó. Desalojaron las pozas y hubo suerte. Evitaron la tragedia.

Por el horizonte, perdido en la lejanía, transita un crucero. El Mediterráneo se ha plagado de cruceros. En algunas ciudades, Barcelona por ejemplo, ya tienen a los cruceristas como una plaga. En otras, como Cádiz, con esa gracia que tiene porque Dios se la ha dado los llama los “diesel” 

- ¿Y eso? 

- Porque andan mucho y gastan poco…

 

 

 

 

 

 

miércoles, 28 de agosto de 2024

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Nuestra rosa de cada día

 


Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. La Fuente de la Higuera

 

                           


28 de agosto, miércoles. Es temprano. Hace muy poco que el sol ha sobrepasado las colinas que cierran el término municipal por oriente. En la lejanía, el Cerro de la Farola, el Cerro Calabaza, El Cerrao, el Santi Petri… El sol dentro de muy poco se posará por sus faldas, cañadas y cahorros que  a las primera horas están en umbría.

Desde la Fuente de la Higuera todas esas montañas lejanas se ven como tocadas por un  velo de niebla. Es la bruma del amanecer. Según que época será niebla que se sube desde el río; en verano, sinónimo de calor que irá en aumento conforme entre el día.

La Fuente de la Higuera está del río acá. En las faldas del Hacho que al contrario que sus vecinos de enfrente está bañado por los primeros rayos de sol. Luego, cuando llegue la tarde extenderá un manto de sobras que se expanden, poco a poco y ella, la fuente, se acogerá a su cobijo. 

Se ubica en la margen derecha de la antigua carretera de Málaga a Sevilla por Peñarrubia, en las cercanías del convento de Flores, a dos kilómetros, aproximadamente, del centro del pueblo. Da nombre a todo el pago rural.

Los arcenes de la carretera son un lugar ideal para pasear. En la ida, la pendiente suave no pide un esfuerzo excesivo; al regreso, permite gozar del paisaje de vistas excelentes.

Sus aguas son apreciadas. Con su derrame se riegan huertas y tierras aguas abajo. Nace el manantial en las faldas del Hacho. Es fuente de gran estiaje. Este año, además, debido a la sequía continuada, la fuente no mana desde hace unos meses. No puede ofrecer su agua clara, limpia y fresca a quien se acerca a ella en busca de un merecido premio, efímero pero muy agradable.

La fuente, cuando los franciscanos habitaron en el convento de Flores fue protagonista de un litigio entre los frailes y el pueblo. Los religiosos, a través de atanores, recogieron en las mismas faldas de El Hacho la vena de su manantial para acoplarlo a su fuente propia e incrementar la que ya tenían. Un juicio permitió que la Fuente de la Higuera no fuese desprotegida y, desde entonces, cuando las condiciones lo permiten, la ofrece al los que se acercan a ella.

En el Libro del Repartimiento aparece que a “Luys de Puerto Carrero se le asignan doce caballerías de tierra de cuarenta fanegas cada caballería linderas con el agua de la Fuente del higueral.”


 

martes, 27 de agosto de 2024

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Nuestra rosa de cada.


 

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Las Escuelas Rurales, una gran obra de don Ángel Herrera

 

 

 

 



 

27 de agosto, martes. Don Ángel Herrera llegó a Málaga a finales de los años cuarenta. Encuentró una provincia abandonada por la administración central con enormes carestías.  Su economía se basaba en una agricultura tercermundista que absorbía una enorme mano de obra y vivía casi de la subsistencia, en una permanente pobreza. 

La capital no pintaba mejor. Barrios donde el hambre literal se paseaba por las calles. El Perchel, el Bulto, la Trinidad o el Palo son bolsas de pobreza. Las familias, a duras penas, salían adelante. Mucha gente vivía del mar y a veces no sacaba ni para subsistir. Málaga carecía de una industria transformadora que superase la situación. La flota era de bajura sin que pudiera alejarse mucho de la costa.

La sanidad no pintaba mejor. Un solo hospital, el Hospital Civil, sostenido por la Diputación Provincial que atendía a toda la provincia. Varios hospitales privados, pero dentro de una enorme carestía de medios profesionales y técnicos. La tuberculosis hacía estragos.

El analfabetismo, enorme. Muy pocos sabían leer y escribir. En la capital un solo instituto de Enseñanza Media y puñado de colegios repartidos por los barrios. Jesuitas, Agustinos y Maristas y algunas religiosas tenían una enseñanza de más calidad, a la que acudían los hijos de la clase media con posibilidades. No existía Universidad y Granada era la salida para quienes – muy pocos – podían pagarlo. 

La enseñanza en el campo no estaba ni mejor ni peor. Sencillamente, no existía. En los años cincuenta del siglo XX fundó las Escuelas Rurales. Llevó la alfabetización a los campos de Málaga, mezclada con una labor pastoral y de evangelización. En el mes de agosto enviaba a seminarista teólogos a convivir con la gente del campo. A principios de los años sesenta, reconstruyó algunas dependencias del convento de Flores y ubicó allí la formación de las maestras rurales, que perduró hasta que fueron suprimidas las Escuelas cuando el Estado llevó la escolarización obligatoria a toda la población

Don Ángel Herra Oria, conjuntamente con san Manuel González, fue uno los dos obispos que han dejado más huellas en esta tierra en el siglo XX. Nació en Santander en 1886 y murió en Madrid en 1968. Pablo VI le concedió el capelo cardenalicio, Abogado del Estado, director de El Debate.  Vocación tardía, se ordenó sacerdote en 1940; en 1947 es nombrado obispo de Málaga. Entre otras obras fundó el Instituto Social León XIII, en Madrid y reformó profundamente el seminario de Málaga, introduciendo profesorado seglar.

 El pueblo de Álora le dedicó una calle en el barrio del Calvario.

 

lunes, 26 de agosto de 2024

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Nuestra rosa de cada día

 


Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Una España para perderse

 

 

                         


 

26 de agosto, lunes. Pocos ríos secundarios llevan en sus aguas tantas joyas como puede hacerlo el Tormes. Le da apellido a uno de los personajes más célebres de la literatura española: el Lazarillo; lleva aires de santidad, cuando baña Alba, donde murió santa Teresa; o adquiere aires universitarios en Salamanca, esa ciudad de piedras doradas y que no es la misma sin estudiantes.

En Fermoselle – hoy seguimos el curso del río a su contra -, los Arribes del Duero, Portugal a un lado; al otro España, y luego por Ledesma, si es día de mercado, ¡ojú, que bache!, a Salamanca.

El Lazarillo, aquel que nos contaba del ciego que: “usaba poner cabe sí un jarrillo de buen vino cuando comíamos…”, el que lo colocaba frente a una encina y le decía: “saltad, que hay un arroyuelo”, el que escuchó: “Lázaro, engañado me has”, “¿y en que lo conocisteis vos?” le preguntó, “en que yo comía de dos en dos, y tú callabas…” Salamanca: “arte, saber y toros”. Agrégale, la noche en la Plaza Mayor, y Fray Luis, y Unamuno… ¿Cabe más?

Santa Teresa anduvo por media España, recorrió caminos, pasó peligros, salvó obstáculos físicos y de los otros, y vino a entregar su alma a Dios  - es un decir, porque su alma y Dios era algo consustancial – en el pueblo más importante del Campo Charro: Alba de Tormes…

De El Barco de Ávila, - estás en tierra de vetones que lucharon contra Roma – no te vengas sin probar los judiones. Visita el castillo de Valdecorneja y en la plaza tómate un vino de pitarra. Tienes tres opciones: siguiendo el sol, baja por el Puerto de Tornavacas, al Jerte; al este, aunque te sales el curso del río llégate a Piedrahíta, la mejor ternera avileña… ¿Te acuerdas? era agosto y hacía calor y pecamos y pecamos… Vuelve sobre tus pasos, remonta el río. Es lo que yo hice.

Entras en Gredos. Por Navamures, Los Guijuelos, Navamojada y Bohoyo… Es la margen izquierda, peor carretera, pero enclaves bellísimos. Por la margen derecha, Aliseda, Navalperal, Navacepeda, Hoyos del Espino, Navarredonda de Gredos…

En las cumbres (el Almanzor te queda como para el oeste) en la Fuente del Prado Tormejón fijan el nacimiento del Tormes… Para mí que es una red aguas que vienen a dar allí y es una manera… Todo esto, en varias veces, ¿vale?

 

                                     

domingo, 25 de agosto de 2024

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Nuestra rosa de cada día

 


Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. La concha flamenca


 

                       


 Plaza de Toros de Montoro (Córdoba)

 

25 de agosto, domingo. Tarde tórrida. Casi 40º en los termómetros. Montoro -plaza pequeña y coqueta -  celebra la festividad de San Bartolomé, su patrón. Canal Sur televisa la Semifinal de una corrida de noveles. Novillos de Chamaco. El río el Guadalquivir hace su círculo al pueblo…

 

De pronto, en el tercer novillo (el aspirante a diestro de grana y oro como debe ser. Solo Morante puede vestir como le venga en ganas) de pelo colorado, de estampa preciosa. La banda arranca, y la voz de locutor que lleva la transmisión anuncia: Concha Flamenca de Perfecto Artola.

 

Yo no conocía este pasodoble torero; sí muchas de las marchas procesionales de don Perfecto que fue en vida un icono en las marchas procesionales de Málaga donde dejó lo más excelso de su obra.

 

El maestro Artola nació en el Alto Maestrazgo, en Benasal, el 30 de diciembre de 1904 y murió en Málaga el 23 de octubre de 1992.

 

Sus inicios fueron en Barcelona (banda del Regimiento Badajoz 73), y pasó, después, por Real Conservatorio Superior de Música de Madrid, Conservatorio Superior de Córdoba, Sevilla y Málaga. Fue profesor de clarinete en su Conservatorio y dejó una creación musical asombrosa.  Cuarenta marchas para banda de plantilla completa.

 

Su producción musical se desarrolló entre 1956 y 1992, y goza de un indudable gusto y calidad, además de ajustarse a la perfección al característico andar de los tronos malagueños.

 

En 1931 ingresó como clarinetista en la Banda Municipal de Málaga convirtiéndose en su director en 1951 hasta su jubilación en 1979. Entre 1946 y 1979 fue profesor de solfeo de viento y madera en la Escuela Municipal de Música de Málaga y profesor de clarinete en el Conservatorio Superior de Música de Málaga entre los años 1948 y 1976. 

 

Se le puede rezar a una imagen al doblar una esquina, en medio de una calle en una noche de primavera o en un momento de sensibilidad especial con alguna composición de don Perfecto. “Llanto y dolor”, “Virgen de Gracia” o “Soledad”… Son otras suyas muy valoradas.

 

Precisa una mención especial el 'Poema sinfónico a la Semana Santa de Málaga', con un guiño muy especial a la participación legionaria con el Cristo de la Buena Muerte.

 

En un momento del poema uno recuerda al maestro Alcántara que dijo aquello de “cuando Cristo dio las tres voces lo oyeron en Santo Domingo, en las tinieblas y en la Legión…  Y, ahora, en la lejanía – me atrevo a agregar – en el poema Sinfónico de la Semana Santa malagueña de don Perfecto Artola Prats.

 

sábado, 24 de agosto de 2024

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Nuestra rosa de cada día

 


Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. El Baece

 

 


24 de Agosto, sábado. Paraje al pie del macizo de El Hacho en su ladera oriental. Tiene varios manantiales - de poco caudal - de agua propia. Linda al norte con La Viñuela del Soldado y el arroyo Hondo; al sur con Las Lomillas; al este, con la pista de Confederación Hidrográfica y al oeste con el Monte Redondo, de donde baja el arroyo que tiene el mismo nombre.

Recibe su nombre del alcaide de Álora ‘Ali ben Falcun el Baeci’ que ofrecó mil doblas de oro por su rescate que fueron rechazadas al ser hecho prisionero en la batalla de Lopera (1483). Estas tierras se repartieron entre diversos vecinos cristianos después de la Conquista. En el Libro del Repartimiento aparece como ‘El Baeci’. “Quedale una huerta en el pago del Baeci a Luy de Puerto Carrero”. Las tierras de cultivos: cítricos en torno a los manantiales, olivo, almendro y cereal se está ocupando por  el Cementerio municipal y viviendas de segunda residencia. 

Alí el Baeci ocupa el penúltimo puesto de los musulmanes que desempeñan el cargo de alcaide de la fortaleza. Sabemos de él por lo publicado por Enrique López de Coca y Castañer en “El Reino de Granada (1354-1501) dice: “Otro alcaide el Baeci, de Álora, debió de ser dueño de amplios términos por una doble razón: la primera porque fue capaz de ofrecer mil doblas de oro por su rescate, tras haber sido capturado en la batalla de Lopera (1483); la segunda, porque un extenso pago rural de Álora, que luego será repartido entre diversos vecinos cristianos, lleva su nombre.

Uno de sus escuderos, Abenfalcón, aparece citado como propietario del cortijo de Rafán, entre Casapalma y Álora, cuya extensión parece superar las 250 ha. Estos datos son más valiosos todavía por lo que insinúan acerca de la existencia de aristocracias locales, señoras de grandes propiedades y capaces, por tanto, de dirigir, y controlar la vida agrícola de sus respectivas comarcas”.

A raíz de su cautiverio en la batalla de Lopera, según información de Alejandro Rosas, fue canjeado en 1484 por Juan de Robles, alcaide y corregidor de Jerez de la Frontera, en poder de los nazaríes desde la rota de la Axarquía. Después de la Guerra de Granada, el desventurado alcaide sufrió nuevamente el triste destino del cautiverio y la servidumbre como esclavo de Luís Méndez de Figueredo, alcaide de Morón de la Frontera, quien lo vendió a su vez a doña María de Acuña, mujer de Juan de Robles, su dueño en 1494, en que se pierde el rastro.

 

viernes, 23 de agosto de 2024

Una hoja suelta de cuaderno de bitácora. Nuestra rosa de cada día

 


Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. El tren

 

 

                       


 

23 de agosto, viernes. Y, ahora, el tren. Mejor, los trenes. Da igual que sean de tecnología sofisticada, de los que medio se adaptaron a los tiempos o de los anteriores al diluvio universal. Está en juego el tren: la vida, las comunicaciones del futuro, el progreso, un mundo mejor para los que vienen detrás.

Hace años, algunos pueblos (o los que mandaban) le volvieron las espaldas al tren y apostaron por el asfalto y las carreteras y los coches y, además de perder aquel romanticismo de la máquina que llegaba a la estación y envolvía a los viajeros en una nube de vapor que soltaba al detenerse, perdieron algo más importante: perdieron el tiempo.

Suprimieron el tren que iba, por Churriana y los Alhaurines a Coín; suprimieron el que, por la costa, llegaba a Torre del Mar y, luego, por Vélez, subía hasta el Boquete de Zafarraya. Era tanto –el tren- que hasta el romancero anónimo le escribió letra y le cantó el Niño de la Moras: “Te tengo comparaíta / con el correo de Vélez / que en cayendo cuatro gotas / se le mojan los papeles”.

En otros lugares - y de eso no hace tanto - fueron líneas enteras las que se dejaron perder y pienso ahora en la que cruzaba las lomas de Úbeda y Baeza camino de Albacete, o la que subía a Extremadura (Vía de la Plata) por la Sierra de Huelva, y las que atravesaban los campos castellanos y convirtieron las estaciones en rastrojos de matojos secos. Otras, como aquella que venía de la Sierra de Cádiz a Bobadilla por Olvera y… esa ni siquiera –con los túneles hechos- llegó ni a construirse.

Ahora ni se plantea de Almería a Algeciras. Se quedan los puertos de Adra, Motril y Málaga sin una comunicación directa con el interior y se queda toda la Costa del Sol al pairo. Hablar de costes parece una bagatela cuando se manejan cifras mareantes para otras cosas. Y eso lo saben quiénes entienden de estos cantares. Decía no hace mucho el ministro de Fomento que desdoblar el tren de Málaga a Fuengirola y prolongando hasta Marbella no era rentable. ¿Saben un cosa? No tiene ni pajolera idea.

De unos días a hoy han sufrido averías serias trenes que unen Madrid con Levante; dos de alta velocidad (AVE y AVANT) de Sevilla a Madrid o Málaga y dos trenes de Media Distancia (que van por el ancho convencional), que unen Sevilla con Málaga. De Marchena o Fuentepiedra a Málaga en autobús…

 

 

jueves, 22 de agosto de 2024

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Nuestra rosa de cada día

 


Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Álora en la obra de Juan de Mena

 

 


22 de agosto, jueves. Juan de Mena nació en Córdoba, en 1411 y murió en Torrelaguna (Madrid) en 1456.  Está enterrado en la iglesia de Santa María Magdalena. Perteneció a la corriente poética que se enmarca dentro de la escuela de la alegoría muy en la línea de Dante.

Inició sus estudios en la Universidad de Salamanca, donde obtuvo el grado de maestro en Artes en 1436. Conoció al cardenal Torquemada con quien viajó por Italia (1443) y conoció Florencia y Roma. Al regresar a Castilla entró al servicio de Juan II como secretario de Cartas Latinas. Juan de Lucena dice de él que era “pálido y enfermizo, aunque muy trabajador”.

El hecho de desconocer la existencia de documentación sobre sus padres puede deberse a una pérdida de la documentación – lo que no parece probable - a través de los tiempos o a que quisiera ocultar su origen. Eso da pie a pesar que tuviera un entronque con los judíos convertidos al cristianismo y que se conocían como judeo-conversos. Se dice – aunque faltan pruebas- que fue hijo de Pedrarias, regidor de Córdoba. Sufrió la orfandad desde muy niño. Siempre guardó un gran amor a Córdoba, de la que no se desligó nunca y de la que admiraba su cultura que sentía como propia.

Fue nieto de Ruy Fernández de Peñalosa, nacido en Aragón que luego pasó Segovia y llegó a primer corregidor de Santa María la Real de Nieva. Fue mayordomo de Enrique IV de Castilla.

Juan de Mena es el representante del Prehumanismo castellano del siglo XV dignifica la lengua romance o vulgar y la acerca a la lengua culta. En el Laberinto de la Fortuna recoge la muerte del Adelantado en Álora. La obra ha sido considerada como uno de los poemas más importantes (para Menéndez Pidal, el más bello era el comienza Álora, la bien cercada / tú que estás en par del río…) de la literatura medieval en castellano.

Según algunos códices, la obra fue entregada por su autor al rey Juan II de Castilla el 22 de febrero de 1444, o sea, solo diez años después de la muerte de Diego Gómez de Ribera:

Dice así:

“Aquel que tú ves con la saetada,

que nunca mas face mudanza del gesto,

mas por su virtud del morir tan honesto

dexa su sangre también derramada

sobre la Villa no poco cantada,

el Adelantado Diego de Ribera

es el que hizo la nuestra frontera

tender sus haldas mas contra Granada”.

 

miércoles, 21 de agosto de 2024

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Nuestra rosa de cada día

 


Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Trabanca

 

 

 

21 de agosto, miércoles. La carretera es una curva constate. Si se baja como quien busca las orillas del río, o la estación o ¡sabe Dios qué! el pueblo se queda a tu espalda. El pueblo, desde la lejanía se ve asentado sobre tres colinas: las Torres, el Calvario o el Cerro de las Viñas. Ahora sin que tú lo sepas bordeas el último.

Enfrente, como a tu mano izquierda, la sierra de Abdalajis, y la Capilla, y las Orejas de la Mula y el Torcal y lejos, muy lejos, comol as sierra que ya se adentran en la provincia de Granada. Son las sierras de Loja.

Casi al alcance de tu mano, el cerro de la Fiscala y los Lagares. Primero, las Lomas; luego, el Tajo de Galupe y la Gavia y lo del Sombrerero y lo del Galopín, y el Cerro del Espartal y la vega del río. Para tu información te digo que el arroyo es el Jévar. Viene desde los pies de El Torcal y las tierra de labor, Venta Tendilla y las Anorias del río Allá.. Estás, frente a la Barranca de la Barca ¡Qué tiempos! ¿Verdad?

A tu mano derecha, en la lejanía la Sierra de Gibralmora y El Hacho de Pizarra y allá, a lo lejos, pero muy lejos, la Sierra de Mijas y Alhaurín y Coín y los pueblos de colonización, blancos y sobre crestas: Villafranco (aunque te parezca mentira aún no le han cambiado el nombre) y Cerralba y Zalea y las canteras que le dan dentelladas al monte. 

Trabanca (no me preguntes el por qué del nombre). Sí te digo que hay una población con igual denominación en la provincia de Salamanca, cerca de los Arribes del Duero). Es un núcleo diseminado de población. Se enclava a pie de carretera entre la barriada de la Estación y el casco urbano.

Linda con la Cuesta del Río, con Santa Brígida, y con la vía de ferrocarril Córdoba-Málaga entre las estaciones de Las Mellizas y Álora. Es un lugar de belleza extraordinaria por su ubicación…

El Libro de Amillaramiento, Riqueza Rústica, de 1897 recoge que Aureliano Funez Yagüer, en nombre y representación de su esposa María Josefa García Hidalgo, vecino de Granada, adquiere por herencia de Cristóbal García Márquez, una hacienda llamada de Bella Vista o Trabanca en Anorias río Acá, en el sitio de Santa Brígida. Se inscribe el 11 de octubre de 1897 en el Registro de la Propiedad. 

Tú ahora, echa un vistazo, y veras que a pesar de ir por una carretera casi de cornisa, la belleza supera todos los posible peligros…

 

martes, 20 de agosto de 2024

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Nuestra rosa de cada día

 


Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. La leyenda de dos ciudades con nombre

 

 

               


20 de agosto, martes. En 1969 Joshua Logan dirigió una película La Leyenda de la ciudad sin nombre. Fue un éxito. La protagonizó Lee Marvin. Un grupo de hombres derrotados en la búsqueda del oro inician el regreso. El suelo, embarrado. Llueve. Chapotean las mulas. El paisaje, desolador; la derrota del paisanaje, mayor. Se encuentran los amigos.

- ¿Te marchas, Ben?

- No.

-Yo tampoco.

- Creo que hay dos clases de gentes. Gente del mundo que se marcha y los que se quedan. ¿No es cierto?

- No. Yo no lo creo.

- ¿En qué crees tú?

 - Que hay dos clases de gentes. Los que van a alguna parte y los que no van a ninguna.

- Eso sí que es cierto.

- ¿No estás de acuerdo?

Más o menos ese, en el infierno de un paisaje demoledor, es el diálogo que mantienen en medio del abatimiento. En España – sin lluvia ni barro – parece que una parte de la sociedad está completamente desorientada.

La Sagra es una comarca normal de Toledo donde además de pasar el tren de alta velocidad, el paisaje ofrece quietud, castillos en ruinas,  pueblos en la lejanía y montañas recortadas en un horizonte casi siempre limpio de nubes.

Dos crímenes horribles (todos los crímenes son horribles) se han llevado por delante a una chica de 17 años y a un niño de 11. La muchacha vivía con su madre. Un canalla le ha volado la cabeza; su madre en un hospital se debate entre la vida y la muerte. El niño jugaba con unos amigos al fútbol en el polideportivo del pueblo una mañana calurosa de domingo. Un esquizofrénico (dicen) le ha asestado un puñado de puñaladas porque era el más pequeño y pudo correr menos y, además, tuvo la mala fortuna caerse…

¿En qué clase de gente colocamos a estas personas? ¿A los que van a alguna parte o a los que van a ninguna? Dos muertes absurdas, sin que haya solo un posible resquicio para explicarlas y dos vidas completamente rotas. (No se me olvidan las familias hechas añicos).

A esta sociedad y me refiero ahora a la nuestra, a la española del primer cuarto del siglo XXI se le ha perdido mucho del poder de ese oro inmaterial que se llama solidaridad, convivencia, atención a quien lo necesita. Estanos demasiado influenciados por el otro oro, el de la ira, la violencia, la descalificación, la falta de respeto…

Me pregunto y estoy desorientado. ¿En qué cree esta sociedad?

lunes, 19 de agosto de 2024

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Nuestra rosa de cada día

 


Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. El museo Rafael Lería, una joya desconocida de Álora

 

 

 


 Museo Rafael Lería, Alora (Málaga)


19 de agosto, lunes. Está adosado a la parroquia de la Encarnación. No es ningún disparate, si analizamos la colección de fondos que guarda en su interior, desde las Prehistoria a nuestros días, en considerarlo como una de las joyas desconocidas del patrimonio cultural de Álora.

Una visita no deja de asombrar a quienes, amantes del patrimonio, ese que se acumula desde tiempo inmemorial, día a día, año a año, y que de pronto descubre, algo que ha estado a punto de desaparecer y perderse para siempre en por desidia, por ignorancia, por descuido, por vaya usted a saber qué razón. 

El Ayuntamiento les dio un sitio de acogida y las colocó en un museo al que dio el nombre de Rafael Lería. Pero, ¿quién fue Rafael Lería? De entrada, alguien a quien su pueblo, Álora le debe mucho, muchísimo pues gracias a su perseverancia se consiguió salvar gran parte del patrimonio. 

Erudito y Autodidacta. Nació en Álora en 1935 y murió en Málaga en agosto de 2004. Persona muy servicial. De amplísima cultura, aunque nunca se ocupó de dar carácter de oficialidad a sus conocimientos. Su amplia colección de piezas arqueológicas han servido de base para la apertura del Museo Municipal que el Ayuntamiento en justa correspondencia le dio su nombre. Rafael, siempre se volcó por todo lo que suponía su pueblo, contribuyendo a todos los actos culturales que se celebraban y aportando su buen gusto, su sentido estético y su trabajo de manera desinteresada.

Adosada al templo de la Encarnación. Según informa Felipe García Sánchez en su obra La Encarnación de Álora, siglo XVII,  “el oratorio de la Santa Escuela de Cristo se construye de ladrillos macizos en su totalidad, incluyendo la cúpula, en un solar anexo a los destinados para la nueva parroquia de la Encarnación”. Continua: “sede de la Congregación fundada bajo la protección de la Virgen María Santísima Nuestra Señora y del glorioso San Felipe Neri. Sus estatutos están marcados por la espiritualidad de la época”.

El edificio, concluye, sufrió los vaivenes de los tiempos, y ya en el siglo XX acogió una empresa social cooperativa de la palma (palmitos), aulas de escuelas nacionales, y una empresa de producción de champiñones. Una profunda remodelación llevada a cabo por el arquitecto Juan Gavilanes Velaz de Medrano, tras una profunda reforma, lo habilitó para albergar los fondos, de gran valor histórico, antropológico y etnográfico que también ha recogido aportaciones y donaciones de personas amantes de la cultura y que se muestran en el Museo Municipal ‘Rafael Lería’. 

 

 

 

domingo, 18 de agosto de 2024

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Nuestra rosa de cada día

 


Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Primera vez y única... por ahora

 

              


Traslado excepcional de la Virgen de Flores. Noche del sábado 17 de agosto 2024

 

18 de agosto, domingo. Calor y abanicos; mucha gente devota y el asombro de quienes desinformados no esperaban una procesión a finales de agosto. En la noche del sábado 17 de agosto, la Hermandad de Nuestra Señora de Flores – “Tú eres la flor de las flores” - organizó un traslado desde la iglesia de Veracruz, en el centro de la localidad, a la capilla de la residencia de ancianos, de la Señorita Laura en la carretera de Los Llanos desde donde este año, al amanecer, de modo excepcional se hará el traslado a la parroquia, el último domingo de agosto.

La Virgen de Flores recibe veneración y culto en el Santuario que existe el pago de igual nombre, a las afueras de la localidad donde se entronizó en el siglo XV, 1484, por los hijos del pueblo de Encinasola (Huelva) que acompañaban a las tropas de los Reyes Católicos en la toma de Álora, primero en una capilla que, luego con la presencia de los franciscanos se transformó en Convento de frailes Recoletos.

 En 1590 se inició su construcción a petición del Concejo de Álora a los frailes del Convento de Los Ángeles de Málaga. En 1592 ya había presencia de religiosos. La imagen actual es de principios del XVII. La espadaña se terminó de construir en el siglo XVIII. El primer Padre Guardián fue fray Diego Gómez.  Los frailes abandonaron el convento tras la desamortización de Mendizábal en 1835

El año pasado la imagen sufrió una profanación perpetrándose el robo de la imagen del Niño – aún sigue sin aparecer – en su lugar de veneración. Decidieron por motivos de seguridad su traslado al pueblo y se ubicó en el Altar Mayor de la iglesia de la Veracruz hasta que finalicen las obras que den seguridad al Santuario.

Cada año, con las primeras luces del alba la imagen de la Virgen, -comparte patronazgo con la Virgen de la Cabeza- se traslada desde el convento al pueblo el último domingo de agosto. Se le organizan cultos excepcionales a lo largo de una novena, se procesiona el día 8 de septiembre y se vuelve, en romería, el domingo, inmediatamente posterior al 8, a su lugar de veneración y culto.

La Virgen se procesiona en andas, pero anoche de manera excepcional se transportó en un pequeño trono obra de uno de los hermanos. Un público devoto y entusiasta dio arropamiento en algo que se ha hecho por primera vez y probablemente, si todo sigue su curso normal, no se repita pues la imagen de la Virgen retornará al convento donde recibe veneración y culto durante todo el año.

sábado, 17 de agosto de 2024

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Nuestra rosa de cada día

 


Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Guadalhorce, nuestro

 

 

 

                          


Santa María. Antequera

 

17 de agosto, sábado. Como los toros bravos, se arranca de lejos.

Alazores arriba, donde Granada y Málaga se dan la mano…

Nace en sierras calizas entre aulagas y espinos; luego, más abajo, en la Fuente de los Cien Caños, se hace cuerpo de agua y saltarín y se domestica y mira de lejos encinas y olivos.

Por Antequera, barroca y ahíta de arte en iglesias, palacetes y espadañas, con cipreses asomados a las tapias de los conventos de campanas enmudecidas que ya no llaman a maitines de madrugada, amaga con irse hacia otras querencias: al Guadalquivir. Caprichoso él, juega con tierras de fertilidad y muestra de lo que es capaz y  en un momento en su vega gira y se va y rompe el farallón de la Sierra de Abadalajís.

Entre naranjos y limoneros, se abre en compases de meandros, y enfila la mar “que es el morir” y, antes, deja toda su vida. Y riega campos de perfumes en primavera y pinceladas verdes en los meses de estío. Y, lo ve irse, también, el pueblo blanco con castillo de cumbre: “Álora, la bien cercada / tú que estas en par del río…”

Veía Federico a los ríos de Granada que bajaban “de la nieve al trigo”. No es el caso para el nuestro. Languidece, ahora, por desidia y abandono de los hombres. Amparados en no sé qué creencias raras lo dejan que se muera con orillas llenas de suciedad y maleza (la vegetación de ribera es otra cosa) y de vez, en cuando, se enfada y el río reclama lo que es suyo, como aquella mañana en la que a Dios se le fue la mano y sembró sus orillas de lodo y muerte. Y arrasó y arrolló, como toro embravecido, todo lo que se le vino por delante. Y a los que tenían que hacer los deberes –limpieza, encauzamiento…- los cogió sin haberlos hecho.

Y cuando amainó el tiempo volvió a donde solía y dejó un cadáver de hierro que hasta un rato antes fue puente. Riada es igual a ruina, a desastre, a hombres recios que esperan de los que no deben esperar nunca – ¡es que es tan doloroso el aprendizaje!- que vengan a echar una mano…

Pide ayudas el río, y la gente que vive a su vera, y otros que se acercan, porque aquí se cumple aquello que Gerardo Diego cantó para otro río: “pasas llevando en tus ondas / palabras de amor, palabras” .