miércoles, 31 de julio de 2024
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. El vino
31 de julio, miércoles. No se sabe si las autoridades han perdido el sueño porque los jóvenes han dejado de compartir una copa de vino con los amigos y se han pasado a las bebidas duras. No dan explicaciones. Solo, de vez en cuando, alguna nota explicando qué ha pasado como si algunas cosas necesitasen explicación. (Hay gente que tampoco puede dormir pero dicen que es por mor de la calor).
Con esta epidemia de
televisiones que tenemos es raro el día donde no nos deleitan con una pelea de
gente joven. Antes era durante los fines de semana; luego, se extendían a las
ferias a las fiestas patronales. Ahora parece que ya puede valer cualquier día
de la semana para liarla, No faltan las imágenes de las sirenas luminosas de
las ambulancias o de los coches de policía.
Casi todas ocurren de noche, en
la puerta de alguna discoteca donde al parecer la mezcla de ciertas sustancias
y el alcohol duro tiene un final previsto donde por no faltar casi nunca falta
alguna navaja y ya se sabe que esas mezclas no suelen terminar lo que se dice
bien.
El otro día me comentaba un
amigo que ahora la gente a esos sitios no va a compartir un rato entre amigos
sino a ver quién se emborracha primero. Cuando se mezcla gasolina con otras
sustancias que son altamente inflamables no hay que ser muy listo para
averiguar lo que viene detrás.
En muchos de esos barrios - los
otros tampoco están exentos – donde por lo genera vive gente humilde que ha
conseguido una vivienda con mucho sudor y trabajo casi todos terminan con una
muletilla conocida: “aquí no se puede vivir”
Hay brotes de agresividad –
ahora le llaman bandas – donde al parecer se programan entre ellos para ir a
pegarse, o sea a buscarse una ruina de por vida que es el final del que siente
en el interior su cuerpo el filo frío de la navaja impulsas por una mano
asesina. Las cosas hay que llamarlas por su nombre.
Dicen que antes entre amigos se
juntaban, tomaban unas copas y se echaba el rato. En una de aquellas reuniones
uno de los presentes dijo:
- Fíjate si el agua es buena
que la bendicen, a lo que contestó otro
- Pues mira el vino que lo consagran.
martes, 30 de julio de 2024
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Poco arreglo
Mingote
30 de julio 2024. El tiempo
no mejora. Bajo a Málaga, temprano. Hace un rato que pusieron las calles. Bordeo
por el cinturón de ronda, ese que deja a la ciudad a un lado y se ve un
apechugamiento de casas unas junto a otras. Quiero evitar el atasco del centro.
Dicen – y es verdad, que en Málaga no se cabe – porque a la gente le ha dado
este año por venir a comer espetos. Me han dicho que hay lugares en los que por
una ‘manolita’ te cobran un euro o sea 166 pesetas de las de antes y
algo más…
A lo que iba. Un mensaje de un
amigo en el teléfono móvil me dice que en Benalmádena truena y está diluviando.
No lo creo a primer golpe, pero es un hombre serio y no va a mentirme. Me
acuerdo de aquel chiste del genial Mingote de cuando Noé hacía el acopio de
bichos para meterlos en el arca y se presentó un nota con dos peces en una pecera.
Me acuerdo, también, de lo que
nos contó el maestro Alcántara. Nos decía que reunió dentro del arca a todo el
personal, puso a todos los animales en su sitio (jaulas, establos, pesebreras…)
y le dijo a uno de sus hijos que echase las trancas en las puertas, por dentro,
y las dejase bien cerradas no fuese que un golpe de aire alocado pudiese liarla.
Entonces, Noé, que era un
hombre tranquilo vio cómo habían ido llegando las jirafas, los camellos (los
del desierto, los otros, no. Cuando hablo de los otros me refiero a los que
recogen la mercancía que viene por el mar y la distribuyen por tierra y burlan
a la policía cuando no los matan y esas cosas), los elefantes, los pájaros que
vuelan por el cielo – de los otros no hablaba, todavía no se había inventado la
política – y una nube que se posó sobre el arca que a modo de casita había
colocado sobre una barca que hacía más fácil la navegación. La nube dejaba escapar el agua, aunque no sé
si tronaba y con tanta intensidad como decía mi amigo que había ocurrido temprano
por Benalmádena…
Noé, se cruzó de brazos. Los vio
entrar despacio por una rampita de madera, a modo de escalera, pero sin escalones
para evitar los tropiezos y facilitar la entrada y dicen que fue entonces
cuando dijo aquello de:
- “Entrad, entrad, aunque
parece que el tiempo todavía no está de agua”
(Lo que si parece que está que
achicharra es la calor en el Guadalquivir que no han pegado un ojo en toda la
noche. Ya se ve, las cosas no siempre están bien repartidas).
lunes, 29 de julio de 2024
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Marta de Betania
29 de julio, lunes. Cisjordania,
según las Naciones Unidas, es una franja de terreno enclavada entre el Mar
Muerto y el río Jordán, ocupada por Israel. A unos cinco kilómetros de Jerusalén
se halla la pequeña ciudad de Betania.
Se trata de uno de los dos territorios que conforman el Estado palestino
junto a la Franja de Gaza. A diferencia de la Franja, controlada por la
organización islamista Hamás desde 2007, parte de Cisjordania sigue gobernada
por la Autoridad Nacional Palestina, con capital administrativa en Ramala.
La guerra entre las fracciones que lo habitan e Israel ha convertido el
territorio en un desierto humano y geográfico. Allí impera la muerte, el oído y
la irreconciliación sin que se vislumbre una posible solución de paz.
Betania, a pesar de su pequeñez aparece citada varias veces en los
evangelios. Allí vivían Lázaro, a quien resucita Jesús a pesar de llevar tres
días muertos y sus hermanas María y Marta. La iglesia católica hoy celebra la
festividad de Marta, elevada a los altares en el siglo III y a quien se admite
como patrona de diferentes profesiones, sobre todo las relacionadas con el
hogar y la hostelería.
Santa Marta, además de la iglesia católica la reconocen la iglesia
ortodoxa griega y algunas comunidades de cristianos de las iglesias protestantes.
En las citas del Evangelio se le admira, además, por la profunda amistada
existente entre Jesús – “si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto”
– (Enseñan la posible tumba de Lázaro) María,
a quien algunos identifican con María de Magdala y con el propio Lázaro.
De manera apócrifa se cree que los tres murieron en Chipre a donde
huyeron después del martirio de san Esteban después de muerto Cristo. Otros, en
cambio, fijan su muerte en el sur de Francia.
La zona de
Cisjordania ha estado poblada desde la prehistoria por una continuidad de pueblos desde el
Antiguo Egipto, semitas, hebreos, mesopotamios, fenicios, cananeos,
sirios… con conflictos
interminables entre las distintas creencias que la ha hecho una tierra
improductiva donde siempre se ha impuesto el odio y la muerte.
domingo, 28 de julio de 2024
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Planas mediterráneas en Álora
28 de julio, domingo. Ecológicamente, Álora forma parte del medio mediterráneo. Las altas temperaturas del verano y la falta de agua facilita el crecimiento de plantas xerófilas con tallos y hojas endurecidas.
La presencia de minerales, la variedad litológica y el propio clima confieren al paisaje matices únicos y diferenciadores: Sierra de Aguas, Las Lomilla o de los Lagares. Árboles y arbustos no pierden la hoja y mantienen su color verde. Son perennifolios y realizan la función de fotosíntesis en invierno.
La encina(Quercus quercus) se adapta a todos los suelos. Resiste el frío y el calor, la escasez de lluvia y otros de elevada pluviometría. Existen pequeños bosquejos de encinas en la Fuente de la Zorra y el Convento de Flores; en umbrías y zonas quebradas en del Tajo de Galupe, Camino de los Moros, la Zurriaga, monte del Cerro del Cura, el Churrete y el Chaparral. Su poco valor comercial y el lento crecimiento la tienen en recesión salvada por ser árbol protegido. Su madera se utilizó como combustible o como materia prima en aperos –garganta del arado romano- de labranza.
El algarrobo (Ceratonia siliqua) confirma una situación carente de heladas a las que es sensible, suelos de buen drenaje y una buena orientación por exigir zonas soleadas y secas. Alcanza entre los ocho y los quince metros de altura. Existen ejemplares de gran porte en el hoyo de la Herradura, en el Escondrijo, partido de Arroyo de los Chinos y Flores
El acebuche (Olea europea sylvestris) crece
silvestre. Aparece de manera aislada en el monte del Cerro del Cura, los
Lagares, Cerro de la Fiscala y el Hacho. Su fruto pequeño y despreciable para
consumo humano se aprovecha por el ganado cabrío. Es la base - portainjertos -
, para el olivar existente en amplios
términos de los Lagares.
Sin ánimo de agotar destacan los madroños (Arbutus unedo) en el hoyo de Perea junto a la cañada del Cerro del Cura en la ladera occidental del monte y lentiscos (Pistacia lentiscos) en las proximidades al Cerro de la Fiscala y que dan nombre al cortijo de los ‘Lantiscares’.
Existen también la presencia del bosque caducifolio que
pierde la hoja en la estación invernal, el almez es el de más presencia;
pinares y bosques de ribera: coníferas, sauces, fresnos, chopos, olmos,
mimbres, alisos que ocupan las orillas del río, de arroyos o lugares donde se
detecta presencia de agua.
sábado, 27 de julio de 2024
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Muchas cal y más historia
Rincón típico. Frigiliana (Málaga)
27 de julio, sábado. Frigiliana es
pueblo morisco.
Cuando llegas, si vienes de Torrox por la Loma de la Lastra, bordeando El
Fuerte, es pincelada blanca con la sierra de Almijara de fondo; si te vas,
mirador, según hora y día, sobre un mar envuelto en niebla, azul profundo, o
reverberación plateada; depende de la hora.
Si gustas compararlo con los vecinos de enfrente, a mí me recordó a Chef
Chauen, pero con menos agua o a Alhucemas, blanco y de terrazas planas, pero
más tortuoso y quebrado.
Frigiliana ha sacado su historia - y la de la tierra de Bentomiz, que para
el caso es lo mismo - a la calle, y en mosaicos artísticos cuenta, para quien
disponga de tiempo de pararse a leerlos, parte de los avatares sufridos.
Guerras de moros y cristianos; de sublevaciones y avasallamientos; del
apropiarse por parte de unos de lo que correspondía a otros, que naturalmente
defendieron con uñas y dientes.
Doce mosaicos colocados, en lugares estratégicos, por Antonio Navas, a
quien su pueblo rindió tributo en placa de cerámica y lo nombró Hijo Predilecto
–pero ya tarde, a título póstumo - dan
cuenta de los hechos.
Si, como yo, preguntas quién fue el tal Antonio Navas, al igual, te
encuentras con la respuesta:
- ‘Un hombre bueno que hizo mucho por su pueblo’.
Se trata de una recopilación de textos de Mármol y Carvajal, Hurtado de
Mendoza, Guillén Robles, Vázquez Otero, Caro Baroja, del propio Navas Acosta,
del Marqués de Mulhacén, Pérez de Hita, García Millán, o el fragmento del
discurso de Martín Alwacir..., hasta un total de doce.
O lo que es lo mismo, te dan a leer fragmentos de la “Rebelión y castigo de
los Moriscos”, “La Guerra de Granada”, “La Batalla de Frigiliana”, “Guerras
civiles en Granada”...
Frigiliana está a medio camino entre olas de nácar y la sierra. Es un
abanico de flores y brisas; cal que reverbera y amabilidad de la gente; mucho
cielo azul y la mar de frente…Si como yo das en tomar algo en la Taberna del
Sacristán en la Plaza de la Iglesia (qué curiosamente estaba abierta y se
estaba muy bien dentro) y, además, es mediodía de una tarde de verano, pasarás
calor, mucho calor. Hazme caso. Doy fe.
viernes, 26 de julio de 2024
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Siempre nos queda París
26 de julio, viernes. Paris
sigue de moda. No pierde el estilo, ni el sitio, ni el momento. Hace unos días
una convulsión política la incendió. Creó luminarias nocturnas; luego, las
elecciones europeas lo pusieron en las portadas. Este año no ha llegado, en su
etapa final, el Tour, pero les han llevado los Juegos Olímpicos.
El estudio del fotógrafo Nadar
(1874) acogió una exposición de un grupo de pintores. Llegaban con una nueva
corriente bajo el brazo: el Impresionismo.
Pintan al aire libre. Salen del
estudio, aparece la naturaleza como la ven y como el espectador que contempla
el cuadro la idealiza. Colores vivos, brillantes, impactantes. No cabe la
indiferencia o se acepta o se rehúye.
En el grupo: Courbert, Pissaro,
Renoir, Degas, Cézanne… Uno va ser fiel, de principio a fin, con la nueva
corriente: Monet. Su tía Jeanne Marie Lecadre el bastión de unión en la
relación difícil del pintor con su familia.
Monet pinta el objeto, el agua,
el reflejo en el agua. ¿Cuál de los tres se impone a los otros? Según su amigo
Cézanne “Monet es solo un ojo, pero ¡qué ojo”! y según Eugène Boudin “una
obstinación extrema por no salirse de la impresión primera, que es la buena”.
El amante de la pintura del genial impresionista optará y aprehenderá una de
las tres opciones.
Monet es un hombre moderno.
Nace en París, pero se cría en El Havre.
Huye de los convencionalismos. Se va de Francia para no participar en la
guerra franco-prusiana. Su espíritu capta las influencias que recibe en Argelia
durante su servicio militar, Londres, Holanda, Venecia o Madrid a donde viaja
ya sesentón y conduciendo su propio automóvil.
No se concibe Monet sin
Giverny, lugar cercano al Sena donde se construye su propio jardín, sus
estanques, su presencia del agua y sus flores. Diseña y construye Giverny a su
modo y entender para tener la inspiración al alcance de pincel. Allí vive con
Alice Hoschedé, su segunda esposa, los hijos de esta, y los que nacen de su
matrimonio. Giverny, con su puente
japonés, sus ninfas y sus flores es el testamento de la obra pictórica de
Monet, uno de los más grandes de la pintura del siglo XIX y parte del XX que se
conoce.
Las orillas del Sena acogerán a
miles de personas. Unos irán por los Juegos; otros a ver cómo corre el agua
bajo sus puentes; algunos comprarán libros en sus orillas, pero siempre quedará
Monet, Paris y unos Juegos Olímpicos marcados, entre otras cosas, por la
seguridad.
jueves, 25 de julio de 2024
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. ¿Quién tienen más educación?
25 de julio, jueves. Uno de
mis abuelos – al otro, a Andrés, no lo conocí - se llamaba Pepe – yo me llamo como él – pero
todos los vecinos le llamaban Morales – como a mí me llaman los compañeros y
quien me quiere mucho –; mi abuela, su mujer, Ana. La otra, María.
Mi abuelo
siempre iba vestido de negro. Mis abuelas y mi madre, también. Desde que murió
mi padre nunca se vistieron más ‘de color’. Mi abuelo tenía una boina
que se ponía en invierno. Cuando venía al pueblo, porque mis abuelos vivían en
el campo, se ponía una ropa más nueva y para los entierros usaba un sombrero.
Mi abuelo decía que lo importante era poder ponerse el sombrero porque el día
que no…
Mi abuelo
me enseñó que cuando las nubes venían por “bocaentrada” podían traer agua;
cuando estaban sobre las sierra del Valle no llovía nunca. Soplaba el aire “de
arriba” y cuando se arrancaba el levante estaba nublado hasta el mediodía…
Mi abuelo
un día – yo venía subido con él en la yegua - me preguntó:
- Cuándo
dos se encuentran por un camino, ¿quién tiene más educación de los dos?
- ¿?
Sin
mediar palabra me respondió. Quien saluda primero.
Hace unos
días un jugador de fútbol que acaba de ganar un campeonato importante, en una
recepción oficial, dicen que hizo un desplante al presidente del Gobierno de
España. Corrieron ríos de tinta, a favor y en contra. Parece que el hecho ha
tenido escuela. Ahora ha sido uno de los que van a participar a la Olimpiada de
Paris quien ha tenido un comportamiento semejante.
Estos
señores – tengo la ligera impresión de que estaban allí, uno por el cargo que
ocupa (que por cierto, recibió al Jefe del Estado con las manos en los bolsillos
en un acto oficial con anterioridad); los otros, porque representaban a dos colectivos que se
llaman deportistas de su país, o sea España – han tenido un comportamiento ‘discrepante’ con eso
que se llama “educación” (o con el nombre que cada hijo de vecino quiera
ponerle)
Se ve que
mi abuelo que era un hombre del campo y que escribía a duras penas, supo enseñarle
a su nieto que hay cosas que no se venden en las boticas ni se ponen en los papeles
que llaman notas de facultad o algo parecido y que hay algo simple, muy simple:
la educación no está reñida con los buenos modales.
miércoles, 24 de julio de 2024
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. La noria
24 de julio, miércoles. Hace
un calor -37º- tórrido. La tarde declina lentamente. No quiere irse. Va tan
despacio que parece que no pasa el tiempo. No avanzan las sombras. El sol camina
con esa parsimonia como solo suele moverse las tardes de verano.
El jazmín tiene apuntando las
flores diminutas que luego cuando llegue la noche cerrada serán pespuntes blancos
con esa nota de color y olor que ellos solo suelen dar de cuanto llevan dentro.
He pulsado, al azar las teclas del ordenador. Sin buscarlo me ha aparecido en
YouTube de The Power of love. ¿Tendrá algún mensaje encerrado y me lo
manda de manera subliminal?
Julve me ha han mandado un
mensaje está por tierras de Formentor. Me dice que no tienen nada que ver de
cuando nosotros éramos jóvenes. Me habla de masificación. Otro amigo me dice
que los precios en Cádiz se han subido a la parra. Todo esto está cambiado.
Desde hace unos años.
Un amigo era un amante de
Bolonia – la Baelo Claudia romana- la del garum y la de otras
maneras de tomar el pescado. Mi amigo
este año ha cambiado de sitio y de playa. Se ha desplazado hacia poniente. Yo,
hace años que no voy por allí, la última vez cambiamos el pescado por la carne
de retinto. Es algo autóctono. Se podía pagar. Estaba exquisita.
Cerca de Bolonia, la mano de
Juan Ramón Romero me llevó a la ganadería de los Núñez. Fue una experiencia
única. También lo fue el día que Barbeito me llevó a Fuente Ymbro. Las
ganaderías tienen ese algo especial que solo tienen los lugares únicos, pero
cuando vas de la mano de alguien especial entonces las cosas tienen otra manera
de mostrarse con ese encanto que las cosas reservan para las ocasiones.
Alcanzo del anaquel la obra Completa
de Altolaguirre que en abril de 1960 Caracola le preparó de la mano
de Luis Cernuda como homenaje. Me acuerdo de los toros de Carlos Núñez una
tarde tórrida como ésta; de Baelo Claudia que acurruca las brisas saladas del
mar y del The Power of love… Copio literalmente: “Quiero vivir para
siempre / en torre de 3 ventanas. / Den tres luces diferentes / única luz de mi
alma”.
Jazmines en una noche de
verano; amor como la luna del ciervo inalcanzable; y la brisa salada que trae
esa esencia que tienen a veces, cuando ellos quieren, los vientos que vienen de
la mar”.
martes, 23 de julio de 2024
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Desde el Alto Maestrazgo
23 de julio, martes. Entre La
Mata y Cantavieja vas por terreno abrupto. Es verano y aprieta el calor. Subimos los
treinta grados con creces. Todo es tosquedad y monte, todo es paisaje donde, a
voces, se pregona que allí la vida es dura. Nadie regala nada. Entre el ir y
venir de los tiempos se forjó una gente hecha de otra pasta. Donde también, si
quieres, puedes escuchar el silencio (y en invierno mucho frío, en otoño los
chopos se visten de oro viejo).
Desde la lejanía, Cantavieja – la
capital del Alto Maestrazgo – dice la guía que lleva al viajero parece un nido
de águilas. Lo es. Por inexpugnable, por
altitud, supera los mil metros con creces, y porque la gente está acostumbrada a luchar
contra el espacio y contra el tiempo, el meteorológico, y el otro, ese que dan
en llamar vida.
Entra.
No te pares junto a la muralla.
Eso luego, para ver y mirar y contemplar cómo entre los cerros se queda a
esperar no se sabe qué el viento.
En Cantavieja, como en otros
pueblos del Maestrazgo hay, en cada esquina, un canto al pasado que fue y ya no
es. Es soberbia su plaza mayor. Arcadas de diferentes estilos, un ayuntamiento que gobierna a poco
más de medio millar de habitantes. Su iglesia, de la Asunción, soberbia. Dicen
que cuando el arquitecto que la terminó vio concluida su obra expresó, algo
así “como ésta en Roma no hay” y el
hombre se quedó tan pancho. Y es que como la satisfacción de la obra a gusto como
uno mismo no hay nada.
Del pasado histórico… Bueno, lo
que quieras y más. Que si prehistóricos, que si cartagineses – afirman que Amílcar
Barca fue su fundador, en otro lugar he leído que Aníbal, tampoco es cuestión
de andarse a greñas con los datos – que si romanos (estos no faltan en ningún pueblo
que se precie), que si musulmanes… Conquista, Reino de Aragón por medio, Carta Puebla,
Templarios, Orden de San Juan y, sobre todo carlistas. Las guerras carlistas
por estas tierras y el general Cabrera, el “tigre” vengativo y sanguinario, ni te cuento.
Pasea. Si encuentras a alguien
habla con la gente. A lo mejor tras una ventana cerrada ves cómo un grupo de
mujeres mayores echan el paso de la tarde bordando tras los cristales…
-
¿Para La Iglesuela? – pregunté – porque había que
enhebrar con alguien…
-
“Siga la carretera”…
lunes, 22 de julio de 2024
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. El pastor
22 de julio, lunes. Tarde
terrorífica de calor. Dice la información de la televisión que andamos por la segunda temperatura – por arriba – más
alta de la Península. Hace el calor propio de la canícula. Es ese calor que va
de Virgen a Virgen -del Carmen, a la Virgen de Agosto – que viene cada año pero
que olvidamos siempre.
La tarde declina con lentitud.
Sube el pastor a la sierra. Lo hace cada día. No sé qué pastos puede encontrar
el ganado con lo que está cayendo. ¿Calor? No, no, simplemente, mala leche. El
hombre sube a la sierra cada tarde.
Sé que viene porque antes de
que comience la sinfonía de cencerros de latón hay otra sinfonía menos poética.
Ladran los perros. El pastor tiene tres mastines imponentes. Los perros de la
casa son birrias a su vera, pero les hacen frente y les ladran cuando
presiente, por el olfato, que cada vez los tienen más cerca. No dura mucho el
concierto. Solo el tiempo preciso para que entre ellos se fijen unas lindes
ficticias de una posesión irreal. En cuanto pasan, el concierto pierde
intensidad y hasta luego, bien entrada la noche cuando regrese no volverá a
sentirse la sinfonía inacabada.
Por la noche el termómetro baja
algunos grados. Se agradece. El aire parece que calienta un poco menos y uno
siente la sensación de que hace menos calor. Dejan de zumbar las chicharras.
Algunas son muy constantes y aunque solo se iluminen con el alumbrado de la
tenue luz de las estrellas ellas siguen con su concierto monocorde. Los perros
del pastor no le hacen caso a las chicharras ni ellas a los perros tampoco.
Unos siguen con sus ladridos y las otras con ese aleteo continuo que no cesa,
aunque se haya ido el sol.
La noche tiene una luna
excelente. He leído que la llaman la luna del ciervo. No sé a qué puede deber
el nombre porque la berrea no viene hasta que llega el otoño y aún falta pasar
todo este infierno que nos tienen anunciado.
Yo pienso en los rayos de esa
luna que entren en el bosque incognito, impenetrable que solo se concede a los
privilegiados, entre los que obviamente no estoy yo, y pienso en aquellos rayos
de luna de los que nos habló Bécquer. ¿Mira que si alguna vez yo tuviese la
suerte de adivinar el interior de ese bosque soñado iluminado por los rayos de
una luna de nombre raro y desconocido?
Mientras pienso en todo esto ha
bajado el pastor con su acompañamiento inseparable.
domingo, 21 de julio de 2024
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. La siesta
21 de julio, domingo. Escribo
a esa hora en que los pájaros ponen ramas por en medio y se esconden. Se los ha
tragado la tierra. ¿Dónde puñetas se meten los pájaros en esas horas de la
siesta en que se para el reloj y si no se para, parece que no anda y se queda
quieto como esos relojes que coleccionaban los reyes antiguos y reposan sobre
tapetes en lo alto de muebles que tuvieron su tiempo y ya no sirven para nada?
Es la hora de la siesta. Es la
hora sagrada donde en las tierras del sur está prohibido casi todo menos la
música del hombre del telediario que dice que mañana hará más calor que hoy.
¿Más? Sí. La gente del Guadalquivir dicen que están al límite de la
resistencia…
En el telediario del mediodía
han hecho una exposición de las temperaturas que soportan en esos países que
solo existen en el mapa y dicen que Córdoba les ha ganado por la mano. Cuando
no teníamos tanta información nos decía que Écija era la sartén de Andalucía.
Ahora con los inventos de cacharros para las cocinas a lo peor las sartenes son
cosas de cuando el Homo sapins se las andaba por aquí. Algo obsoleto. No lo sé.
Me han dicho que allí – y en otros lugares de pelaje parecido no hace calor,
no; lo que hace es mala leche; aquí, también.
Escribo a esas horas en que un
hombre que llamaban Romanones – por apodo porque no creo que tuviese
ningún lazo de parentesco con el famoso conde de la política. – pregonaba por
las esquinas que vendía helados de avellanas (una horchata granizada riquísima
a la que habría que dar sitio propio en esos libros que se venden con recetas
de cocinas y reposterías únicas, pero yo no tengo habilidad para hacerlo.).
Romanones llegaba a esas horas
de la siesta cuando más aprieta la calor y zurean las tórtolas en los brocales
de los pozos y en las esquinas con una voz que atronaba en el silencio de la
hora recorría la calle hasta que llegaba a los oídos del niño que tiraba de la
misericordia de la madre para que le comprase un diminuto vasito que luego de
consumida la mercancía Romanones lavaba en la misma agua que cubría el fondo de
una cubeta cinc. El helado mantenía el frescor en un recipiente recubierto de
corcho en el exterior…¡Qué viejo me estoy haciendo, Dios mio…!
sábado, 20 de julio de 2024
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Día de verano
20 de julio, sábado. La noche
ha sido aceptable. Dice la radio que en otros lugares de Andalucía ha sido
imposible reconciliar el sueño. He dormido de un tirón hasta que me ha
despertado la claridad de la madrugada. Bajo las persianas. La luz ya se deja
notar pasadas las seis y media.
Desayuno convencional: café con
leche, un ajo – me lo recomendó mi amigo José María Hidalgo porque dicen que es
un antibiótico natural, aunque algunos son la releche picando – tostada con aceite
de la subbética, de Carcabuey, por más señas y una tajada de melón, El aceite
de esa zona se pasa de bueno. Meten la pata envasándolo en una botella de color
rosa. No saben lo que van a inventar para llamar la atención. Me lo trajo mi
primo Andrés de un viaje que anduvo por aquellas tierras. Fue a visitar la
cueva de Zuheros. Yo también la conozco, pero siento claustrofobia en esos
sitios cerrados.
Me he puesto a leer un rato.
Hojeo Viajes por el Sur de
Willliam Jacob. En la página 195 me encuentro: “Mi viaje desde Sevilla a este
lugar ha sido muy agradable y no demasiado largo. Hice una larga jornada desde
esta ciudad hasta Jerez. Sus campos son verdes y por la lluvia, el país tienen
un aspecto muy diferente….” Eso lo escribe en Cádiz, 1809.
Me pregunto que escribiría ese
inglés viajero, si hoy – por cierto, dicen que celebran el día mundial del
gazpacho, como si el gazpacho necesitase de algún día señalo al año para darle
un homenaje – decía si hoy se las anduviese por esta Andalucía del siglo XXI.
Me llama mi hija María. Han
adelantado un día de vacaciones. Deberían llegar mañana. Se han echado a la carretera
un día antes. Venían por Ametlla de Mar. Solo tienen por delante un montón de kilómetros
y casi todo el mapa por cruzar. Parte de Cataluña, Comunidades de Valencia,
Castilla la Mancha y cuando lleguen a Despeñaperros – se vienen por el interior
– se encontrarán después de cruzar Sierra Morena el mar de olivos de Jaén.
Dicen que Jaén es la Puerta de Andalucía. Como si a esta bendita tierra
alguien pudiera ponerle puertas…
Comienza a arreciar el calor. Hoy,
cuando sea media tarde no le hacemos ningún feo a los 35 º o 36º. Más calor hacía
regando en medio de un maíz cuando el maíz se regaba a manta. Acaban de decir
por la radio que se están formando caravanas camino de las playas….
viernes, 19 de julio de 2024
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Amanecer
19 de julio, viernes. Madrugo.
El sol, estos primeros días de verano apunta cuando sale, muy al sur de los
Lagares. Cuando se acerque el otoño él parecerá por uno de los extremos de El
Torcal, ese que está cerca Los Cabritos, un poco más allá de la Joya y por
encima de las Chozas del Cerro.
Es curioso ver cómo la tierra
en su giro diario hace que el sol cada día aparezca por un sitio diferente.
Uno, lo observa y cada día tiene una apreciación diferente. Me voy para Málaga.
Se ve que las vacaciones han apartado a
mucha gente de la carretera. Puede ser que los albañiles entren una hora antes
y quizá por eso dé sensación de menos tránsito matutino…
El sol se ha elevado poco a
poco. A pesar de estar unos palmos sobre el horizonte no molesta. Tampoco es
cuestión de mirarlo de frente. La bruma matinal y la hora le dan un encanto
diferente y dentro de un rato será un disco de fuego al que no se le puede
sostener la mirada.
He puesto la radio del coche.
La apago. Repiten lo mismo desde hace más de dos horas. O no hay noticias y se
agarran a lo que da el tiempo o es que hay poco equipo que trabaje de madrugada
y lleve algo de ilusión a quien tienen la obligación de madrugar.
Han comenzado hablando mal de
otros. No aportan nada que a uno le haga afrontar la jornada con algo de
ilusión… Hay un entresijo de incomprensiones sembrado entre las distintas comunidades
que al parecer lo único que ha traído algo de ilusión han sido el fútbol y un
no se quien han negado un saludo a alguien (según la radio era un saludo muy
frío) total que lo que hace nada era alegría y jolgorio y se ha convertido en
gestos torcidos y palabras mal sonantes.
Dice la radio que en Siracura
(eso creo que está en Italia pero ahora mismo no sé ubicarla en el mapa aunque
tuvo un tirano muy famos, la niebla que emana el Etna la ha cubierto toda la
noche. Yo sigo viaje. Se incrementa el tráfico. Dicen que en el Valle del
Guadalquivir no han podido dormir debido a un calor torrencial. ¿Alguien
entiende algo? Yo solo sé que a hace un amanecer precioso o al menos a mí me lo
parece ¿será porque he soñado con bosques maravillosamente únicos…?
jueves, 18 de julio de 2024
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Aquellos cines de entonces
18 de julio, jueves. Málaga
tenía un abanico de cines con más o menos categoría. Los estudiantes de
entonces, teníamos un puñado de cines a donde acudir, pero no lo que no
teníamos era dinero ni para ir una vez al mes…
Aquellos cines de entonces
olían a cuero sudado y sucio - algunos, tenían menos años y algo más de
categoría. También eran los lugares donde venían las películas de estreno. De
todos aquellos solo han sobrevivido dos, convertidos en teatros. El Alameda y el
Echegaray.
Cada barrio tenía uno o dos
cines que en cierto modo los identificaban: el Lope de Vega en Pedregalejo, el
Royal, el Capitol, Avenida y el Cairy en el eje de calle Mármoles; el Andalucía
y el Excelsior en la Victoria; luego vino el Astoria en la Merced como un
último grito que competía con el Albéniz – allí vi Molocakay, sobre la vida del
Padre Damián el apóstol de los leprosos en el Pacífico, El Día más largo sobre
del Desembarco de Normandía y creo recordar que Ben-Hur.
El Duque, en el Molinillo y el
Plus Ultra, en el llano de Doña Trinidad. Allí no se podía entrar. La cochambre
sobresalía por las butacas. Tampoco era fácil la entrada, pero por otra causa
en el Málaga Cinema. Era un cine de señorío, con portero uniformado de
almirante, chistera y guantes en la puerta…
Salvorito, estaba de guarda de
noche en una obra. Aquel día el encargado dio trabajo por cuenta la personal
por lo que el guarda que estaba a su hora se encontró con un tiempo de asueto.
Tenía un par de horas libres. Se fue al Málaga Cinema. Saca la entrada y al
entregarla al portero, salta la sorpresa:
- Amigo, aquí no se puede
entrar con alpargatas.
- ¿Tanto barro hay ahí
dentro?
El cine era una manera de
llenar la tarde del domingo. Solía haber dos funciones: tarde y noche; lo que
faltaba era lo otro y entonces ahí estaba el parque y Puerta Oscura y el Morro que cuando soplaba el levante no paraba ni el
mismísimo Dios.