6 de julio, sábado. Decía
el maestro Alcántara que no hay nada más antiguo que un periódico de ayer.
Ahora – como espárragos en otoños lluviosos - ha surgido una pléyade de
emisoras de radio y televisiones de medio pelo y medio pensionistas con chicas que
deben gastar un pastón en ropas de boutique – si no es que sirven de modelos y
ganchos para que otras vayan a comprarla – y de ellos que gastan menos en cuchillas
de afeitar que un beduino en paraguas.
Saben, opinan, conocen de todo.
Más que nadie. Imponen su sabiduría que nos las repiten desde las seis de la
mañana hasta las doce de la noche si es que alguien tiene eso que dicen que
tenía un tal Job que se llamaba paciencia y que consiste más o menos en
aguantar impasiblemente todo lo que se nos viene encima…
Cogen un tema y uno no sabe si
tiene más cuenta de que lo atropelle la cochinita o aguantar tanta ensarta de
palabrería. Ayer, desayunando, una señora, comenzó su lucimiento personal. Le
comenté a mi mujer. Ha dado cinco noticias. Todas malas. Me corrigió, la última
no; la última, me dijo, tiene una parte de buena. Menos mal. Casi salva los
muebles. Yo me levanté y puse tierra de por medio.
Por no sé qué arte raro se ha
perdido la mesura. Todo es de un maximalismo como el que practicaba un tarado
mental por el que tuve la mala suerte de caer en sus manos que cada noche me
decía que si me moría iría de cabeza al infierno. Menos mal que Dios tuvo
benevolencia conmigo y no me mando a apagar el fuego. No le hizo mucho caso (Dios
no lo sé; yo, ninguno). A lo mejor pudo pensar que le podría fastidiar el
invento…. No sé. Tampoco es cuestión de averiguarlo.
Dicen que la prensa escrita –
vuelvo a citar al maestro que decía que había quien escribía en los periódicos
y escritores de periódicos. A lo peor es que hay muchos de los primeros y pocos
de los segundos – vamos que casi se cuentan con los dedos de la mano. Como al
parecer la economía de los medios de papel está bajo mínimos no tienen ni para
pagar nóminas y tienen que prescindir de ellos. Esto es de mi cosecha,
obviamente.
Puede también que el problema
esté en los vendemantas y exclusivas que dan como la noticia más
importante del día que tropecientos mil policías patrullan por todo un barrio
(en otro se matan a puñaladas los de bandas rivales pero eso vende poco) y que un
dron ha sobrevolado por la Castellana porque una señora ha entrado a declarar a
un juzgado de la Plaza de Castilla. A lo mejor no hay periódicos antiguos,
sencillamente, es que no hay.
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