22 de junio, sábado. Me
comenta una amiga que en el colegio Guadalhorce, en la barriada de El Puente,
cercana la estación de Álora para el próximo curso, 2024 -2025, ese que vendrá
cuando septiembre nos reseque aún más los campos y los olivos, cumplan su ciclo
con las manos abiertas llenas de aceitunas de verdeo, solo se han matriculado 8
nuevos aspirantes a ocupar pupitres vacíos.
Esto puede parecer una
futilidad, pero cuando se tira un poco de documentación uno se encentra con
alguna sorpresa, Se ve la evolución en un puñado de años que no son tantos y
que aportan, además de información, preocupación.
La barriada se enclava en la margen izquierda
del río Guadalhorce. A orillas de la
carretera C-343, Antequera-Zalea por el Valle de Abdalajís. Es una zona de
desarrollo económico creciente con gran implantación de pequeñas industrias
absorbentes de una mano de obra estable, con trabajo ininterrumpido, que se ve
en un crecimiento económico en ascenso y reflejado en abundancia de
establecimientos de servicios, sobre todo, bares que la hacen ser la zona de
Álora con mayor densidad de este tipo de establecimientos. Está dotada de entre
otros, colegio, guardería, biblioteca
pública y farmacia. El padrón municipal de 2006 le daba una población de 1.117
hab.
La cosa no que
dada ahí. Un servicio informativo de una emisora local de Málaga daba cuenta de
la ampliación del período de matriculación para nuevos alumnos especializados,
en tres de las cuatro Escuelas de Hostelería de gran prestigio en la Costa del
Sol. No han completado la oferta.
Sabemos el
tirón que desde hace un tiempo está dando el sector. Se oyen quejas continuas
de las carencias de camareros y se profundiza un poco más entonces ya aparecen
las de formaciones por especialidades. Me quedé un poco perplejo al escuchar
ese de desierto de aspirantes a plazas cualificadas.
Nos quejamos
que todo está lleno. Hay una expresión que se ha extendido de boca en boca – y
nunca mejor, si se trata de comer – si vas sin reserva no vayas, no hay sitio.
La semana pasada lo he podido comprobar que, efectivamente, todo está rozando
el lleno sin llegar a aquello tan castizo de “no hay billetes”.
Cuando éramos
jóvenes una de las aspiraciones que corría entre nosotros era aquello de
encontrar un lugar bajo el sol y si podía ser a la sombra con despacho incluido (la otra por supuesto que
no), entonces, mucho mejor. Si las cosas siguen como al parecer van a seguir
evolucionando las tasas de natalidad, dentro de cincuenta años – y ustedes que
lo vean – además de pupitres van a sobrar ¡hasta sombras buenas!
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