Flor de loto. Jardines de la Concepción. Málaga.
21 de junio, viernes. Según la mitología
griega las ninfas eran hijas de Zeus. Nacieron en manantiales y lugares donde
abundaba el agua. Sitios donde es fácil soñar con esas bellezas escondidas que
encierra la naturaleza y que a veces se nos aparecen cuando menos se espera.
Según los papeles viejos Málaga, la ciudad que
en un principio fue colonia, vino de la mano de un pueblo lejano, el pueblo
fenicio, que está en el otro extremo del mar. Ese mismo mar que se toca de
pañuelos blancos las tardes que sopla el aire de poniente y la brisa acaricia
la cara. La colocaron en su sitio. Al pie de los montes y en frente África que
se asoma por la cordillera del Atlas.
Pasó el tiempo, mucho tiempo y una familia, la
de los Heredia, que también había venido de tierras de lejos, decidió hacer un
jardín de ensueño, al pie de los montes hasta donde también llegan las brisas
del mar. Salpicaron de árboles exóticos traídos de los lugares más extraños su
suelo e hicieron correr el agua entre los estanques.
Hace unos días, una mañana de primavera de esas
que apuntan más a la estación que llama a la puerta, o sea, el verano, bajo un
sol espléndido un grupo de amigos nos fuimos a gozar de la belleza que encierra
el vergel del Jardín de la Concepción.
Entre tanta belleza vegetal, además, acoge unos
estanques, pequeños, circulares para mostrar toda su belleza un puñado flores
de loto de diferentes colores. Uno se documenta y se entera que es una planta
acuática, de la familia de la ninfáceas - no puede ser de otra manera – hojas
grandes, peciolo largo y delgados que terminan en flores de diferentes colores.
Su fruto, parecido al de las adormideras, son comestibles.
En el mundo egipcio fue una flor sagrada.
Carter la encontró en la tumba de Tutantkamón. En el hinduismo y el budismo la
flor de loto representa el útero del universo, donde nacen todas las cosas.
Para los budistas llegan a más y la consideran
como la iluminación y vínculo que une el alma del universo con la suya propia…
El loto, es decir la planta, en la que luego
remata la flor nace en el agua. Tiene que ser un agua pura sin estiércol ni
ningún tipo de contaminación y de ahí lleva al camino de la pureza y de ella
viene la vida y la regeneración.
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