martes, 25 de junio de 2024
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Solsticio
25 de junio, martes- El solsticio de verano acaba de pasar. Dicen que estamos en los días más largos del año. Casi las diez de la noche y aún hay luz por poniente. El crepúsculo largo, retardado, lento, suave, indolente, interminable. A partir de ‘ya’ comienzan, de nuevo, a acortar los días. Es el ciclo; o sea, la vida. Todo culminará cuando llegue diciembre y se llegue al fondo del pozo. He visto venir la noche en la huerta. Dejarse imbuir en estos atardeceres donde la naturaleza parece que se expande es algo único.
Leo que la verdadera revolución del siglo XX, a pesar de que se cumplen inexorablemente todos los ciclos, han podido ser las comunicaciones. No existen las fronteras. Google entra en la casa como un conocido de toda la vida, y según dicen los que saben, esto no ha hecho nada más que comenzar…El futuro de los que vendrán dentro de unos años es alucinante. Al igual, los que vivieron el final del siglo XV pensaron de manera parecida, o no eran conscientes de ser los protagonistas del Renacimiento. ¿Estamos asistiendo a un neorrenacimiento? Pienso que sí.
Dicen, también, que desde la mediación del siglo XX hasta hoy la humanidad ha pasado por más cambios que en muchos siglos anteriores. Hablan de artilugios que hemos visto nacer y desaparecer y hoy ni siquiera nos acordamos de ello.
La
chiquillería, llegado el verano goza en la calle. En mi pueblo se celebraba –
esta fiesta también decae - la víspera
de San Juan. Noche mítica. Se bañaban arrojándose cubos de agua hasta bien
entrada la madruga. Era una costumbre ancestral repetida cada año, por la misma
fecha y con protagonistas renovados. Es una manera de recibir al solsticio que
acababa de producirse o una forma de enfrentar la vida. Lo cierto es que sólo
participa gente muy joven, que a medida que maduran, abandonan. Luego llegará
otro abandono. De ese no quiero hablar.
lunes, 24 de junio de 2024
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Personajes en el Descubrimiento de América
24 de junio,
lunes. Modernamente se intenta reescribir una ‘nueva’
historia del Descubrimiento de América. Desconozco, los motivos. Nos quedamos
con algunos personajes; los otros, pasan al olvido. Algo parecido ocurre con
los tres hermanos Pinzón: Martín, Vicente Yáñez y Francisco Martín. Pusieron al
servicio de la expedición dinero – mucho dinero – experiencia marinera y
capacidad de mando.
Oriundos de Aragón,
habían pasado por Asturias. El apellido Pinzón lo heredan de su abuelo, experto
navegante y buzo que había perdido la vista y por imitación al canto del pájaro
pinzón lo llamaron “pinzón”.
Naturales de Palos
de la Frontera (Huelva), conocían la mar como la palma de su mano. El Mediterráneo
no tenía secretos para ellos; el Atlántico, desde Cabo Verde a Brasil, tampoco.
Los frailes de La
Rábida los pusieron en contacto con Colón. Buscaron las naves, la marinería,
los que sofocaron las rebeliones y los que, en cierto modo, fueron cabezas pensantes
en la hazaña y en el convencimiento de las gentes del lugar.
Martín Alonso
(1440-1493) – aportó dos carabelas - y Vicente Yáñez (c. 1461 - c. 1515),
capitanes de La Pinta y La Niña. Francisco Martín (1445-1502), menos popular,
ejerció de maestre en la carabela de su hermano Alonso.
Adquirieron fama y reconocimiento en la costa
de Huelva a finales del siglo XV y comienzos del XVI. Participaron, en numerosos viajes comerciales
y de exploración e, incluso, organizaron armadas con los propios palermos para
luchar en conflictos bélicos.
El mayor, Martín Alonso fue grumete en el
Mediterráneo y por la costa atlántica de África.
Los viajes le curtieron como armador y
comerciante. Gran conocedor de las artes
náuticas, la geografía y la cartografía. Nació en 1440 y murió 1993. Líder de
la comarca participó, además de en el primer viaje de Colón, en las batallas en
la guerra contra Portugal.
Vicente Yáñez (c. 1461 - c. 1515), capitaneó
La Niña; Francisco Martín (1445-1502), ejerció de maestre en la carabela de su
hermano Alonso.
Alonso capitaneó la carabela desde que
Rodrigo de Triana avistó tierra. El viaje de regreso, especialmente duro,
debido a las tormentas cuyas consecuencias causaron fiebres recurrentes en el
marino. La Pinta arribó a Bayona antes de que Colón llegara a Lisboa y Alonso
volvió a una finca entre Palos y Moguer, desde la que fue trasladado para
fallecer en La Rábida.
Vicente Yáñez Pinzón vivió junto a su
segunda mujer en el barrio de Triana. Parece que está enterrado en su
cementerio.
Sofocó conatos de amotinamiento y prestó
auxilio durante el naufragio de la Santa María. De hecho, el propio Colón
regresó en La Niña, capitaneada por Vicente Yáñez.
Organizó una expedición propia a las
costas americanas (1499-1500) que fue la primera en rebasar el Ecuador y en
descubrir la desembocadura del río Amazonas y, por tanto, Brasil.
Fuente.
Inés Morán 2013. Personajes en la Historia de América.
domingo, 23 de junio de 2024
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Juan Ramón Caro
23 de junio, domingo. No
recuerdo cuando lo vi la primera vez y ni dónde. Seguro que debió ser en algún
acto cultural. Él, debía ir con “su” Antonia. ¿Han escuchado aquello que
detrás de un “un gran hombre hay una gran mujer”? En este caso, se van a quedan cortos.
Antonia Contreras en el Cante
es embrujo. Es la voz que de haber coincidido en vida con Manuel de Falla le
habría hecho cambiar con toda seguridad parte del Amor Brujo. Tuvo ‘la
culpa’. Le decía que no sé dónde ni cuándo. Sí se con quién. Acompañaba a
Antonia.
Juan Ramón Caro tenía entonces esa pinta de estudiante
que rompe moldes. Pelo canoso; discreto, algo tímido como quien siente un no sé
qué por aparecer en primer plano, figura no estilizada, estatura que no le daba
para cabo gastador en la Legión, pero con una pinta de alguien que su sitio es
el mundo del arte. Ese por el que solo
transita los elegidos. Tenía ya ese algo diferenciador que sin que a uno se lo
haya dicho nadie, sabe que está ante alguien diferente. De esos que entran con
pie propio en los caminos de los elegidos.
Juan Ramón – ¿será por
coincidencia del nombre? – tiene raíces en Andalucía y las alimentó con esa
otra tierra lejana Cataluña, que también encierra mucho arte. Por si fuera poco
las tamizó con luces de lámparas mineras…
Por no sé qué extraño fogonazo
en la memoria se me vienen a la mente, el Maestro Rodrigo, Manolo Sanlúcar,
Narciso Yepes, Paco de Lucía… y siento como un lejano eco del rumor de las
hojas que mueve la brisa las hojas en los plátanos orientales de Aranjuez, en
esas aguas saltarinas por las almas que se estremecen con la sensibilidad del que
sabe que él forma parte de un mundo diferente. Son muchos y muy buenos. ¿Quién
se olvida del Niño Ricardo, de Sabicas…? Notas en un pentagrama de arte; entre
unos y otros, Juan Ramón.
He coincidido muy pocas veces
con Juan Ramón Caro. Una tarde noche de otoño departimos un rato. Fue como casi todo lo bueno, por casualidad. Supe
desde entonces que este hombre está entre los mejores. Me contó cosas,
vivencias, detalles que muy pocos tienen la suerte de que el destino lo llame
por ese sendero.
Acaban de darle – perdón, no le han dado, la ha ganado a pulso - titulación universitaria en la Universidad de Córdoba. ¿Para qué? Estos artistas brillan con luz propia, aunque, a veces, como es el caso, necesiten un papel, para que además, alguien pueda decir que ha aprendido con Juan Ramon Caro…
sábado, 22 de junio de 2024
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Muchos pupitres vacíos
22 de junio, sábado. Me
comenta una amiga que en el colegio Guadalhorce, en la barriada de El Puente,
cercana la estación de Álora para el próximo curso, 2024 -2025, ese que vendrá
cuando septiembre nos reseque aún más los campos y los olivos, cumplan su ciclo
con las manos abiertas llenas de aceitunas de verdeo, solo se han matriculado 8
nuevos aspirantes a ocupar pupitres vacíos.
Esto puede parecer una
futilidad, pero cuando se tira un poco de documentación uno se encentra con
alguna sorpresa, Se ve la evolución en un puñado de años que no son tantos y
que aportan, además de información, preocupación.
La barriada se enclava en la margen izquierda
del río Guadalhorce. A orillas de la
carretera C-343, Antequera-Zalea por el Valle de Abdalajís. Es una zona de
desarrollo económico creciente con gran implantación de pequeñas industrias
absorbentes de una mano de obra estable, con trabajo ininterrumpido, que se ve
en un crecimiento económico en ascenso y reflejado en abundancia de
establecimientos de servicios, sobre todo, bares que la hacen ser la zona de
Álora con mayor densidad de este tipo de establecimientos. Está dotada de entre
otros, colegio, guardería, biblioteca
pública y farmacia. El padrón municipal de 2006 le daba una población de 1.117
hab.
La cosa no que
dada ahí. Un servicio informativo de una emisora local de Málaga daba cuenta de
la ampliación del período de matriculación para nuevos alumnos especializados,
en tres de las cuatro Escuelas de Hostelería de gran prestigio en la Costa del
Sol. No han completado la oferta.
Sabemos el
tirón que desde hace un tiempo está dando el sector. Se oyen quejas continuas
de las carencias de camareros y se profundiza un poco más entonces ya aparecen
las de formaciones por especialidades. Me quedé un poco perplejo al escuchar
ese de desierto de aspirantes a plazas cualificadas.
Nos quejamos
que todo está lleno. Hay una expresión que se ha extendido de boca en boca – y
nunca mejor, si se trata de comer – si vas sin reserva no vayas, no hay sitio.
La semana pasada lo he podido comprobar que, efectivamente, todo está rozando
el lleno sin llegar a aquello tan castizo de “no hay billetes”.
Cuando éramos
jóvenes una de las aspiraciones que corría entre nosotros era aquello de
encontrar un lugar bajo el sol y si podía ser a la sombra con despacho incluido (la otra por supuesto que
no), entonces, mucho mejor. Si las cosas siguen como al parecer van a seguir
evolucionando las tasas de natalidad, dentro de cincuenta años – y ustedes que
lo vean – además de pupitres van a sobrar ¡hasta sombras buenas!
viernes, 21 de junio de 2024
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Flor de loto.
Flor de loto. Jardines de la Concepción. Málaga.
21 de junio, viernes. Según la mitología
griega las ninfas eran hijas de Zeus. Nacieron en manantiales y lugares donde
abundaba el agua. Sitios donde es fácil soñar con esas bellezas escondidas que
encierra la naturaleza y que a veces se nos aparecen cuando menos se espera.
Según los papeles viejos Málaga, la ciudad que
en un principio fue colonia, vino de la mano de un pueblo lejano, el pueblo
fenicio, que está en el otro extremo del mar. Ese mismo mar que se toca de
pañuelos blancos las tardes que sopla el aire de poniente y la brisa acaricia
la cara. La colocaron en su sitio. Al pie de los montes y en frente África que
se asoma por la cordillera del Atlas.
Pasó el tiempo, mucho tiempo y una familia, la
de los Heredia, que también había venido de tierras de lejos, decidió hacer un
jardín de ensueño, al pie de los montes hasta donde también llegan las brisas
del mar. Salpicaron de árboles exóticos traídos de los lugares más extraños su
suelo e hicieron correr el agua entre los estanques.
Hace unos días, una mañana de primavera de esas
que apuntan más a la estación que llama a la puerta, o sea, el verano, bajo un
sol espléndido un grupo de amigos nos fuimos a gozar de la belleza que encierra
el vergel del Jardín de la Concepción.
Entre tanta belleza vegetal, además, acoge unos
estanques, pequeños, circulares para mostrar toda su belleza un puñado flores
de loto de diferentes colores. Uno se documenta y se entera que es una planta
acuática, de la familia de la ninfáceas - no puede ser de otra manera – hojas
grandes, peciolo largo y delgados que terminan en flores de diferentes colores.
Su fruto, parecido al de las adormideras, son comestibles.
En el mundo egipcio fue una flor sagrada.
Carter la encontró en la tumba de Tutantkamón. En el hinduismo y el budismo la
flor de loto representa el útero del universo, donde nacen todas las cosas.
Para los budistas llegan a más y la consideran
como la iluminación y vínculo que une el alma del universo con la suya propia…
El loto, es decir la planta, en la que luego
remata la flor nace en el agua. Tiene que ser un agua pura sin estiércol ni
ningún tipo de contaminación y de ahí lleva al camino de la pureza y de ella
viene la vida y la regeneración.
jueves, 20 de junio de 2024
miércoles, 19 de junio de 2024
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Donde por un tiempo se paró el tiempo.
Río Guadalfeo. Vélez de Benaudalla. (Granada)
19 de junio, miércoles. Pedro
Antonio de Alarcón escribió que en Lanjarón arranca La Alpujarra, que siendo
una, los libros de Geografía hablan de dos, la de Granada y la de Almería.
Puede, que a ti, como a mí, te guste más en singular. También debes entender que, en efecto, hay
dos: la Alpujarra y la otra. De la
primera informan los folletos, las publicaciones y los turistas; a la otra, llega menos gente. Pueblos
viejos, encerrados en su pasado, celosos guardianes de su propia esencia; sólo
la abren a quienes quieren y cuando lo desean.
De Lanjarón sabrás de su balneario y
de su agua.
“Al balneario - cuentan - llega
gente de todas partes y los de aquí se tienen que ir”. Lanjarón sufre, como
otros pueblos, la sangría de la emigración
La gente del campo - como en el
vecino Valle de Lecrín - ha construido terrazas de piedra seca. Trepan, monte
arriba; ganan palmos de tierra fértil. Olivos centenarios sombrean naranjales y
frutales.
Por mayo, van en romería a la ermita
de la Santa Cruz, y por octubre le rezan a la Virgen del Rosario.
Salva el Guadalfeo. Baja hasta Vélez
de Benaudalla. Si quieres, detente delante de su iglesia, del XVI, que,
naturalmente, estará cerrada y continúa viaje hacia Órgiva. Yo he visto escrito
el topónimo de varias maneras. Así que tú entiéndelo y tómalo como quieras.
Antes de cruzar el puente, desde la
otra orilla del río verás cómo se asienta el pueblo, en la ladera entre árboles
frondosos. Arañan el cielo las torres gemelas de la iglesia. Sólo una
araucaria, propia de otras tierras, porfía con ellas. Es un afán de alcanzar
antes el azul limpio y etéreo.
Te asaltará la duda, y al igual
tienes la sensación de estar en una de las capitales de la Alpujarra - piensa
que Ugijar, en el otro extremo y Cadiar, en el centro también tienen alguna
opción.
Aquí se combinaron la demarcación
histórica de la taha, la presencia cristiana durante el reinado de los Austria
y el asentamiento posterior, tras la guerra, en rebelión de los moriscos.
Sal de Órgiva y sube por la
Contraviesa.
Va a gustar de ver, a una mano, la
blancura de la Sierra. Si está descapotada de nubes reverbera con todo su vigor
bajo el sol medianero; a la otra, el mar de plástico de los invernaderos.
Trepan por laderas paupérrimas de vegetación. Allá, al fondo, el otro, el mar
de verdad, azul, plateado y placentero como una balsa gigantesca que abraza las
dos orillas.
Si es mediodía a estas horas hacen
ganas de comer y porque hasta Cadiar he venido a buscar las migas, es hora de
dar cuenta de un buen plato.
(Las migas se hacen con sémola y
agua y se acompañan de torreznos, aceitunas, pimientos rojos secos y fritos,
sardinitas saladas, pepinos, chorizo, morcilla...)
Siempre me he llevado bien el ‘vino Costa’.
No nos ofrecemos resistencia.
Cadiar tiene mercado los días tres
de cada mes y, además de ropa, zapatos, paraguas, calcetas, cassettes, fruta,
flores, alfombras, collares, gafas de sol, anillos y bisuterías, gorras,
bufandas, cuadros de vírgenes y del Corazón de Jesús, san Antonio, ganchillos,
colonias, llaveros, telas, monederos, juguetes, pinturas, estampitas de santos,
aceitunas... venden reclamos de perdiz “auténticos de Castellar de Santiago”,
que, como yo, debes saber, que está en
Ciudad Real, y estos pollos son de granja.
En Ugíjar le rezan por patrona a la
Virgen del Martirio. ¿Tendrá algo que ver?
Aquí tienes dos alternativas: o te
vas como para la comarca del Andarax, o das media vuelta.
Antes de comenzar la subida del
puerto recuerda que Gerald Brenan, don Gerardo,
cruzó a pié, allá por los años veinte,
la Sierra, de Yegen a Guadix, fue
atacado, según contaba, por unos forajidos, de los que escapó por piernas. Eran
otros tiempos.
martes, 18 de junio de 2024
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. La veleta
18 de junio,
martes. “Me llamaste veleta / por variable, por variable; / si yo soy la
veleta, / tú eres el aire, tú eres es el aire”. Eso
dice la copla. No va hoy por ahí la cosa. Hablo de otra veleta. La que dice de
dónde viene el aire y además, anuncia agua. Estamos pasando una racha, pero ya
ni la veleta nos da una alegría, aunque sea mínima.
Verán.
Tenemos en Álora una manera original de predecir el tiempo. Si la veleta de la
Vera Cruz (por cierto, que bien ha quedado el arreglo de la fachada) apunta a
la Cancula, aire de arriba, cielo azul y poca agua. El aire del norte en
invierno sopla seco y frío; en calor, en verano.
Si es para los Lagares, aire de Levante: nubes
mañaneras. Abren al medio día y tiempo revuelo. Casi nunca llueve. El Levante,
salvo cuando sopla el Sirocco que viene del desierto es un aire fresco,
agradable y placentero. Refresca después de una noche tórrida de verano. De las
gotas frías de comienzos de otoño, de esas, ni mejor mentarlas.
Si ‘mira’ - la veleta - al tejado de La
Balita: agua segura. Viene el aire del Estrecho (“El Levante las mueve y el
poniente las llueve”). Cuando las borrascas entran por Cádiz son bendición
para campo. Llueve con abundancia, lo empapa todo, lo cala todo. Es el agua
que, por venir del cielo meteorizada trae bendición de Dios.
Si mira al sur - el sur, también, existe -,
tiempo fresco. No hay que descartar algún chaparrón… El aire agradable,
acaricia el rostro.
Pero
para predecir el tiempo, olvídense de telediarios, aemets, veletas y esas
cosas. La receta la tenía el alcalde de un pueblo vecino. Inundaciones. Ni
Protección Civil ni nadie que hubiese anunciado lo que se vino encima. “En mi
pueblo, defendió en una reunión, tenemos una ‘seña’ que no falla. Usted
echa las cabras fuera del corral, si se espelucan y se meten ‘pa entro’:
agua segura”.
lunes, 17 de junio de 2024
17 de junio, lunes. Álora se asienta entre las faldas del monte Hacho y el río Guadalhorce que viene desde los Alazores y va al Mediterráneo. Desde tiempo inmemorial creció. Cada siglo dejó su impronta. Algunas marcaron época. Unas veces quedaron reflejadas en el paisaje y luego los viajeros y las cónicas no dejaron memoria de todo aquello.
El ferrocarril es la obra de mayor impacto. Cambió el paisaje, la economía y la realidad social y econcomímica de aquel tiempo. Personalidades como Jena Charles, Barón de Davillier en compañía de Gustavo Doré publicó lo recogido en su visita en la obra : “L’Espagne”. De Álora dejan el siguiente relato:
“La pequeña ciudad de Álora, donde se detiene hoy el ferrocarril, está situada, sobre una altura coronada de pequeñas ruinas, y por encima de la cual se levanta la sierra del Hacho. Llevábamos una carta de recomendación para un propietario de Álora, que nos enseñó magníficos campos de naranjas y limoneros. Ya empezaban las naranjas a tomar su bello color dorado, y aunque aún no estaban maduras, vimos cargar vagones enteros para la capital”.
Vino tamboien otra persona de enorme relevancia. Su llegada era con otro fin. Ana Josefa Pérez Florido, fundó con carácter asistencial para los necesitados su segunda casa, probablemente en calle Santa Ana, clausurada años después por carencia de medios. La iglesia le da veneración de santidad.
Una noticia muy triste llenó el verano de 1885, la muert de “El Canario”. Juan de la Cruz Reyes Osuna “El Canario”, había nacido el 30 de junio. Murió de un navajazo, al parecer por celos, en el Puente de Triana de Sevilla, a manos del padre de ‘La Rubia de Valencia’, amante y cantaora rival, en una noche de agosto de 1885.
El 2 de marzo de 1877, Juan Castillo Muñoz accedió a la alcaldía y participó en el Certamen celebrado en París el año 1878, al que envió “garbanzos y trigo”. El danés Jeans Ferdinand Willumsen, (1863-1958), pintor y viajero visitó Álora en 1889. Dejó una acuarela de la calle Chozuelas.
El
domingo de Ramos 25 de marzo de 1888, comenzaron los trabajos de la carretera
de Peñarrubia a Álora pasando por Carratraca y el martes 12
de mayo de 1896, dieron principio, en el
término de Alora, a los trabajos de la carretera de Antequera… Paisaje y
paisanaje. Algo aqueda; de otras, el recuerdo en los papeles viejos…
domingo, 16 de junio de 2024
Una hoja suelta del cuaderno de bitacora. Nosotros
16 de junio, domingo. Hace unos
días mi amigo Alfonso me envió el texto; anteayer, me llegó por otro conducto,
en ese caso era Fulgencio. Me ha parecido tan bello, tan emotivo, con tanta
ternura que aunque mayoría de ustedes lo conocerán no he resistido la tentación
de reenviarlo.
Vivimos en un mundo insolidario,
cruel y egoísta. Se impone el pronombre personal, de primera persona “yo”, pero
ahora cuando ha aparecido, “nosotros” - Por cierto, ¿Cúantas veces hemos cantado el bolero sin saber nada
de él? – parece que todo cambia y el cielo se viste de esa manera que solo
puede compartirse en determinados momentos.
“El músico cubano Pedro Junco creó
el bolero “Nosotros” hace 81 años, cuando él a penas tenía 23. Había
sido llevado de urgencia desde el Pinar del Río a un hospital de la Habana. A causa
de unos problemas respiratorios que se temieron tuberculosis, incurable
entonces. Ya nunca más podría ver su amada, para no contagiarla. Pasaban los días
y no hallaba forma de comunicarle su ausencia porque ambos mantenían una relación
secreta ante todos, a casusa de la oposición de la familia de ella. Si le escribía
el padre interceptaría la carta, Así que decidió crear una canción y pedirle al
intérprete Tony Chriroldes que la presentara en el programa de radio local que
la joven escuchaba cada noche; y, lógicamente, que lo mencionara como autor. De
esta forma el bolero que luego grabarían Los Panchos, o Luis Miguel se oyó por
vez primera el 15 de abril de 1943 en la Estación Radial Pinar del Río: “Nosotros,
que nos queremos tanto, debemos separarnos, no me preguntes más (…).Te juro que
te adoro, y en nombre de este amor y por tu bien te digo adiós. Nosotros…”
La mujer averiguó por fin lo
que pasaba y acudió al hospital. Allí le comunicaron que Junco acababa de
fallecer. Le quedó como herencia ese nosotros que sobrevivió a su muerte.
Un pronombre que a veces late con fuerza en el fondo de nuestra alma gramatical”.
sábado, 15 de junio de 2024
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. La estación de Las Mellizas
15 de junio, sábado. Es la estación más “reciente” de las tres. (Álora tiene tres, en su término municipal, la que lleva el nombre de la localidad y la de El Chorro). Dista 44 km. de Málaga, 6 de la de Álora y 14 de la de El Chorro. En su tiempo se construyó como ‘alivio’ a la de El Chorro cuando, por su cortedad, no podía admitir los largos trenes de mercancías camino del enclave geográfico de Bodadilla .
Hoy, está convertida en un apeadero. Ha perdido no sólo el servicio de viajeros con paradas de trenes regionales sino también el de facturación de paquetería de ‘pequeña’ y ‘gran velocidad’. Tras ímprobas gestiones las autoridades municipales han conseguido dos paradas del tren de cercanías que presta servicio a viajeros que se acercan al paradero único del Caminito del Rey.
Está documentado. Recoge todo el proceso de solicitud, informes, proyectos y planos para la construcción de la estación, cuando en el siglo XIX se emprendió la mayor obra hasta entonces como era el ferrocarril de Málaga a Córdoba.
El 13 de enero de 1913, se comunica que: “S.M. el Rey (q.D.g) se ha servido autorizar a la Compañía de Ferrocarriles Andaluces para establecer en el punto kilométrico 148,500 de la línea Córdoba-Málaga entre las estaciones de El Chorro y Álora un apartadero destinado a efectuarse el cruzamiento de trenes denominado dicho apartadero con el nombre de Las Mellizas”
El 26 de
noviembre de 1917, se informa “que se ha construido ya el apartadero de trenes,
una vía de
Tras la política de abandono de las líneas férreas que desde la mediación del siglo XX se ha llevado a cabo en muchos tramos de España hoy languidece, a pesar de que en su momento entró en la electrificación de la red, en la modernización del trazado de vías, renovación de traviesas que sustituían las de madera por otras hormigón y accesos con arcenes.
El
abandono de esta estación se une a un largo rosario de una España a la que vamos
dejando sin contenido. Se apuesta por el trasalado de mercancías por carretera
así como el aislamiento en zonas rurales a las que no es fácil el acceso y
siembra de fantasmas en medio del campo a los que, en ocasiones, se les intenta
dar un sentido y explicación. ¡Una pena!
viernes, 14 de junio de 2024
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. El embrujo de calle Cister
14 de junio, viernes. Va de
Santa María a Alcazabilla. Es recta; ni grande ni pequeña. Tiene el encanto del
pasado y ese algo de moderno que nace
porque los tiempos cambian. Desde la Aduana (hoy museo) al entronque con Molina
Larios, y ¿en la mediación? Ojú, con la mediación.
En medio, la catedral, la calle
Afligidos donde Pedro de Mena colocó tu taller, en lo que era su casa y hoy
Museo Revello de Toro, dicen que para estar lo más cerca posible de sus hijas
profesas en el cercano monasterio cisterciense.
Hay algo más. La fachada
norte de la catedral ocupa uno de sus laterales. Tan soberbia, tan magnífica
que sin ella a la catedral le faltaría algo y a la calle parte de su esencia. A
sus pies unos jardines recoletos, íntimos, preciosos. Se huele a mirto y a agua
derramada, y casi escondido el busto de uno de los malagueños más ilustres que
ha dado Málaga: el doctor Gálvez Ginachero. Casi enfrente, y en la esquina de
San Agustín, el hospital que lleva su nombre.
No está incompleta esa esquina.
La ocupa el palacio Zea Salvatierra. Es tan original que en toda la ciudad de Málaga
no hay otra fachada como la suya. El palacio se construyó entre los siglos XVII
y XVIII, con tres cuerpos definidos, el primero con grandes ventanas y una portada de sillares con pilastras En la parte superior una balconada sobre a que se
abre un vano enmarcado en piedra, con tímpanos, y escudos de la familia. Enfrente,
impávida, soberbia, la fachada de la catedral.
No queda ahí la cosa. Se unen pero
eso es ya Santa María porque Cister parece que quiere volverse en la esquina de
San Agustín, para dar más empaque, si cabe, la iglesia del Sagrario con la
única fachada gótica de Málaga (muy deteriorada en algunas partes bajas por el
mal de la piedra) y el neogótico del Hospital de San Sebastián…
Si el viajero quiere sentir la
brisa del mar puede percibir como entra por calle Cañón. Viene del otro lado del
parque, del puerto, de un poco más allá, de la bahía por donde dicen que se van
los barcos cortando mares de pañuelos de nácar cuando arranca el poniente y el
sol dice que llega la noche.
Embrujo, encanto, misterio… Solo
lo rompe, cada hora, el reloj de la catedral que el silencio de la noche les
dice a los vecinos qué tiempo falta para que llegue el alba…
jueves, 13 de junio de 2024
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Tarazona, entre el espacio y el tiempo
13 de junio, jueves. Cuando
llegué a Tarazona – venía de Tulebras - pasé por delante de la plaza de toros,
donde volvió a nacer Jaime Ostos. Una cornada de “Nevado”, que pastaba
en el campo charro, con divisa “negra y caña”, en la ganadería de Andrés Ramos,
le asestó una cornada y le segó la ilíaca. Era el 17 de julio de 1963; le
dieron la Extremaunción y se redactó el parte de defunción…
Fui a la catedral de Santa
María de la Huerta. Ya está terminada la restauración. Joya entre el Gótico y
el Renacimiento. Un tesoro por dentro; una belleza, por fuera.
Me dicen que baje a la Plaza de
San Francisco y desde allí, por el Paseo de la Virgen del río – por cierto, el
Queile, del que hablé en el artículo de ayer y del que me ha dicho Rafael Nuño
que nace en Vozmediano – pase por segundo puente y suba por Los Recodos, pero
que antes vea la plaza de Toros vieja, octogonal. Otro tesoro escondido, del XVIII.
Lo hago. Cruzo y, luego, me adentro, cuesta arriba hacia la morería, a la
izquierda; la judería, a la derecha.
Paso por delante del palacio
episcopal y por debajo el arco de la Traición y por la Magdalena y…
- Tienen ustedes, le digo, casi
en el la puerta del Cinto, a un muchacho que sube como yo por San Atilano, una joya en sus manos. Le pregunto por la
Judería, me dice que vuelva sobre mis pasos. Verá, que se cae porque está sin
gente y no hay dinero para restaurar y que él se llama Manolo…
Le hago caso. Me adentro. Todo
es rancio y viejo; historia en ladrillo. Luchan por conservar un pasado. Las
casas colgantes, como la nieve que se derrite en las manos, se escapa, se
pierde.
Bajo a la plaza de los
Arcedianos. Me cruzo con una mujer joven con dos niñas. Vienen de la escuela.
Delata la hora y las carteras. Le hablo del barrio, de la ciudad. La misma
lamentación: sobra patrimonio; falta dinero y gente…
- ¿Para bajar al río?, pregunto.
- Mamá, ¿al río? dice una de
las niñas.
- Sí, hija, al paseo… Tome, me contesta,
por ese atajico…
Tarazona enclave entre los
reinos de Aragón, Castilla y Navarra, acogió a cristianos, judíos y musulmanes.
Hoy está lejos de todos sitios. Ha perdido las dos estaciones de ferrocarril y
no llegan las autovías que van por otros caminos. Allí nacieron Raquel Meyer y
Paco Martínez Soria…
Leo que van a ‘abrir’ un día
promocional para darla a conocer. Me encantaría compartirlo…