martes, 25 de junio de 2024

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Nuestra rosa de cada día

 


Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Solsticio

 

                                      


25 de junio, martes- El solsticio de verano  acaba de pasar. Dicen que estamos en los días más largos del año. Casi las diez de la noche y aún hay luz por poniente. El crepúsculo largo, retardado, lento, suave, indolente, interminable. A partir de ‘ya’ comienzan, de nuevo, a acortar los días. Es el ciclo; o sea, la vida. Todo culminará cuando llegue diciembre y se llegue al fondo del pozo. He visto venir la noche en la huerta. Dejarse imbuir en estos atardeceres donde la naturaleza parece que se expande es algo único.

Leo que la verdadera revolución del siglo XX, a pesar de que se cumplen inexorablemente todos los ciclos, han podido ser las comunicaciones. No existen las fronteras. Google entra en la casa como un conocido de toda la vida, y según dicen los que saben, esto no ha hecho nada más que comenzar…El futuro de los que vendrán dentro de unos años es alucinante. Al igual, los que vivieron el final del siglo XV pensaron de manera parecida, o no eran conscientes de ser los protagonistas del Renacimiento. ¿Estamos asistiendo a un neorrenacimiento? Pienso que sí.

Dicen, también, que desde la mediación del siglo XX hasta hoy la humanidad ha pasado por más cambios que en muchos siglos anteriores. Hablan de artilugios que hemos visto nacer y desaparecer y hoy ni siquiera nos acordamos de ello.

La chiquillería, llegado el verano goza en la calle. En mi pueblo se celebraba – esta fiesta también decae -  la víspera de San Juan. Noche mítica. Se bañaban arrojándose cubos de agua hasta bien entrada la madruga. Era una costumbre ancestral repetida cada año, por la misma fecha y con protagonistas renovados. Es una manera de recibir al solsticio que acababa de producirse o una forma de enfrentar la vida. Lo cierto es que sólo participa gente muy joven, que a medida que maduran, abandonan. Luego llegará otro abandono. De ese no quiero hablar.


 

lunes, 24 de junio de 2024

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Nuestra rosa de cada día

 


Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Personajes en el Descubrimiento de América


         


              Carabela Santa María. 


24 de junio, lunes. Modernamente se intenta reescribir una ‘nueva’ historia del Descubrimiento de América. Desconozco, los motivos. Nos quedamos con algunos personajes; los otros, pasan al olvido. Algo parecido ocurre con los tres hermanos Pinzón: Martín, Vicente Yáñez y Francisco Martín. Pusieron al servicio de la expedición dinero – mucho dinero – experiencia marinera y capacidad de mando.

Oriundos de Aragón, habían pasado por Asturias. El apellido Pinzón lo heredan de su abuelo, experto navegante y buzo que había perdido la vista y por imitación al canto del pájaro pinzón lo llamaron “pinzón”.

Naturales de Palos de la Frontera (Huelva), conocían la mar como la palma de su mano. El Mediterráneo no tenía secretos para ellos; el Atlántico, desde Cabo Verde a Brasil, tampoco.

Los frailes de La Rábida los pusieron en contacto con Colón. Buscaron las naves, la marinería, los que sofocaron las rebeliones y los que, en cierto modo, fueron cabezas pensantes en la hazaña y en el convencimiento de las gentes del lugar.

Martín Alonso (1440-1493) – aportó dos carabelas - y Vicente Yáñez (c. 1461 - c. 1515), capitanes de La Pinta y La Niña. Francisco Martín (1445-1502), menos popular, ejerció de maestre en la carabela de su hermano Alonso.

Adquirieron fama y reconocimiento en la costa de Huelva a finales del siglo XV y comienzos del XVI.  Participaron, en numerosos viajes comerciales y de exploración e, incluso, organizaron armadas con los propios palermos para luchar en conflictos bélicos.

El mayor, Martín Alonso fue grumete en el Mediterráneo y por la costa atlántica de África.

Los viajes le curtieron como armador y comerciante.  Gran conocedor de las artes náuticas, la geografía y la cartografía. Nació en 1440 y murió 1993. Líder de la comarca participó, además de en el primer viaje de Colón, en las batallas en la guerra contra Portugal.

Vicente Yáñez (c. 1461 - c. 1515), capitaneó La Niña; Francisco Martín (1445-1502), ejerció de maestre en la carabela de su hermano Alonso.

Alonso capitaneó la carabela desde que Rodrigo de Triana avistó tierra. El viaje de regreso, especialmente duro, debido a las tormentas cuyas consecuencias causaron fiebres recurrentes en el marino. La Pinta arribó a Bayona antes de que Colón llegara a Lisboa y Alonso volvió a una finca entre Palos y Moguer, desde la que fue trasladado para fallecer en La Rábida.

Vicente Yáñez Pinzón vivió junto a su segunda mujer en el barrio de Triana. Parece que está enterrado en su cementerio.

Sofocó conatos de amotinamiento y prestó auxilio durante el naufragio de la Santa María. De hecho, el propio Colón regresó en La Niña, capitaneada por Vicente Yáñez.

Organizó una expedición propia a las costas americanas (1499-1500) que fue la primera en rebasar el Ecuador y en descubrir la desembocadura del río Amazonas y, por tanto, Brasil.

 

Fuente.  Inés Morán 2013. Personajes en la Historia de América.

 

 

 

 

domingo, 23 de junio de 2024

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Nuestra rosa de cada día

 


Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Juan Ramón Caro

 

               


 Antonia Contreras y Juan Ramón Caro


23 de junio, domingo. No recuerdo cuando lo vi la primera vez y ni dónde. Seguro que debió ser en algún acto cultural. Él, debía ir con “su” Antonia. ¿Han escuchado aquello que detrás de un “un gran hombre hay una gran mujer”?  En este caso, se van a quedan cortos.

Antonia Contreras en el Cante es embrujo. Es la voz que de haber coincidido en vida con Manuel de Falla le habría hecho cambiar con toda seguridad parte del Amor Brujo. Tuvo ‘la culpa’. Le decía que no sé dónde ni cuándo. Sí se con quién. Acompañaba a Antonia.

 Juan Ramón Caro tenía entonces esa pinta de estudiante que rompe moldes. Pelo canoso; discreto, algo tímido como quien siente un no sé qué por aparecer en primer plano, figura no estilizada, estatura que no le daba para cabo gastador en la Legión, pero con una pinta de alguien que su sitio es el mundo del arte.  Ese por el que solo transita los elegidos. Tenía ya ese algo diferenciador que sin que a uno se lo haya dicho nadie, sabe que está ante alguien diferente. De esos que entran con pie propio en los caminos de los elegidos.

Juan Ramón – ¿será por coincidencia del nombre? – tiene raíces en Andalucía y las alimentó con esa otra tierra lejana Cataluña, que también encierra mucho arte. Por si fuera poco las tamizó con luces de lámparas mineras…

Por no sé qué extraño fogonazo en la memoria se me vienen a la mente, el Maestro Rodrigo, Manolo Sanlúcar, Narciso Yepes, Paco de Lucía… y siento como un lejano eco del rumor de las hojas que mueve la brisa las hojas en los plátanos orientales de Aranjuez, en esas aguas saltarinas por las almas que se estremecen con la sensibilidad del que sabe que él forma parte de un mundo diferente. Son muchos y muy buenos. ¿Quién se olvida del Niño Ricardo, de Sabicas…? Notas en un pentagrama de arte; entre unos y otros, Juan Ramón.

He coincidido muy pocas veces con Juan Ramón Caro. Una tarde noche de otoño departimos un rato.  Fue como casi todo lo bueno, por casualidad. Supe desde entonces que este hombre está entre los mejores. Me contó cosas, vivencias, detalles que muy pocos tienen la suerte de que el destino lo llame por ese sendero.

Acaban de darle – perdón, no le han dado, la ha ganado a pulso -   titulación universitaria en la Universidad de Córdoba. ¿Para qué? Estos artistas brillan con luz propia, aunque, a veces, como es el caso, necesiten un papel, para que además, alguien pueda decir que ha aprendido con Juan Ramon Caro…

sábado, 22 de junio de 2024

Una hoja suelta del cuderno de bitácora. Nuestra rosa de cada día

 


Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Muchos pupitres vacíos

 


                         


22 de junio, sábado. Me comenta una amiga que en el colegio Guadalhorce, en la barriada de El Puente, cercana la estación de Álora para el próximo curso, 2024 -2025, ese que vendrá cuando septiembre nos reseque aún más los campos y los olivos, cumplan su ciclo con las manos abiertas llenas de aceitunas de verdeo, solo se han matriculado 8 nuevos aspirantes a ocupar pupitres vacíos.

Esto puede parecer una futilidad, pero cuando se tira un poco de documentación uno se encentra con alguna sorpresa, Se ve la evolución en un puñado de años que no son tantos y que aportan, además de información, preocupación.

 La barriada se enclava en la margen izquierda del río Guadalhorce.  A orillas de la carretera C-343, Antequera-Zalea por el Valle de Abdalajís. Es una zona de desarrollo económico creciente con gran implantación de pequeñas industrias absorbentes de una mano de obra estable, con trabajo ininterrumpido, que se ve en un crecimiento económico en ascenso y reflejado en abundancia de establecimientos de servicios, sobre todo, bares que la hacen ser la zona de Álora con mayor densidad de este tipo de establecimientos. Está dotada de entre otros, colegio, guardería,  biblioteca pública y farmacia. El padrón municipal de 2006 le daba una población de 1.117 hab.

La cosa no que dada ahí. Un servicio informativo de una emisora local de Málaga daba cuenta de la ampliación del período de matriculación para nuevos alumnos especializados, en tres de las cuatro Escuelas de Hostelería de gran prestigio en la Costa del Sol. No han completado la oferta.

Sabemos el tirón que desde hace un tiempo está dando el sector. Se oyen quejas continuas de las carencias de camareros y se profundiza un poco más entonces ya aparecen las de formaciones por especialidades. Me quedé un poco perplejo al escuchar ese de desierto de aspirantes a plazas cualificadas.

Nos quejamos que todo está lleno. Hay una expresión que se ha extendido de boca en boca – y nunca mejor, si se trata de comer – si vas sin reserva no vayas, no hay sitio. La semana pasada lo he podido comprobar que, efectivamente, todo está rozando el lleno sin llegar a aquello tan castizo de “no hay billetes”.

Cuando éramos jóvenes una de las aspiraciones que corría entre nosotros era aquello de encontrar un lugar bajo el sol y si podía ser a la sombra con  despacho incluido (la otra por supuesto que no), entonces, mucho mejor. Si las cosas siguen como al parecer van a seguir evolucionando las tasas de natalidad, dentro de cincuenta años – y ustedes que lo vean – además de pupitres van a sobrar ¡hasta sombras buenas!

 

viernes, 21 de junio de 2024

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Nuestra rosa de cada día

 


Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Flor de loto.

 

 


                       Flor de loto. Jardines de la Concepción. Málaga.


21 de junio, viernes. Según la mitología griega las ninfas eran hijas de Zeus. Nacieron en manantiales y lugares donde abundaba el agua. Sitios donde es fácil soñar con esas bellezas escondidas que encierra la naturaleza y que a veces se nos aparecen cuando menos se espera.

Según los papeles viejos Málaga, la ciudad que en un principio fue colonia, vino de la mano de un pueblo lejano, el pueblo fenicio, que está en el otro extremo del mar. Ese mismo mar que se toca de pañuelos blancos las tardes que sopla el aire de poniente y la brisa acaricia la cara. La colocaron en su sitio. Al pie de los montes y en frente África que se asoma por la cordillera del Atlas.

Pasó el tiempo, mucho tiempo y una familia, la de los Heredia, que también había venido de tierras de lejos, decidió hacer un jardín de ensueño, al pie de los montes hasta donde también llegan las brisas del mar. Salpicaron de árboles exóticos traídos de los lugares más extraños su suelo e hicieron correr el agua entre los estanques.

Hace unos días, una mañana de primavera de esas que apuntan más a la estación que llama a la puerta, o sea, el verano, bajo un sol espléndido un grupo de amigos nos fuimos a gozar de la belleza que encierra el vergel del Jardín de la Concepción.

Entre tanta belleza vegetal, además, acoge unos estanques, pequeños, circulares para mostrar toda su belleza un puñado flores de loto de diferentes colores. Uno se documenta y se entera que es una planta acuática, de la familia de la ninfáceas - no puede ser de otra manera – hojas grandes, peciolo largo y delgados que terminan en flores de diferentes colores. Su fruto, parecido al de las adormideras, son comestibles.

En el mundo egipcio fue una flor sagrada. Carter la encontró en la tumba de Tutantkamón. En el hinduismo y el budismo la flor de loto representa el útero del universo, donde nacen todas las cosas.

Para los budistas llegan a más y la consideran como la iluminación y vínculo que une el alma del universo con la suya propia…

El loto, es decir la planta, en la que luego remata la flor nace en el agua. Tiene que ser un agua pura sin estiércol ni ningún tipo de contaminación y de ahí lleva al camino de la pureza y de ella viene la vida y la regeneración.

 

 

miércoles, 19 de junio de 2024

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Donde por un tiempo se paró el tiempo.

 


Río Guadalfeo. Vélez de Benaudalla. (Granada)


19 de junio, miércoles. Pedro Antonio de Alarcón escribió que en Lanjarón arranca La Alpujarra, que siendo una, los libros de Geografía hablan de dos, la de Granada y la de Almería. Puede, que a ti, como a mí, te guste más en singular.  También debes entender que, en efecto, hay dos: la Alpujarra y la otra. De la primera informan los folletos, las publicaciones y los turistas; a la otra, llega menos gente. Pueblos viejos, encerrados en su pasado, celosos guardianes de su propia esencia; sólo la abren a quienes quieren y cuando lo desean.

 

De Lanjarón sabrás de su balneario y de su agua.

 

“Al balneario - cuentan - llega gente de todas partes y los de aquí se tienen que ir”. Lanjarón sufre, como otros pueblos, la sangría de la emigración

 

La gente del campo - como en el vecino Valle de Lecrín - ha construido terrazas de piedra seca. Trepan, monte arriba; ganan palmos de tierra fértil. Olivos centenarios sombrean naranjales y frutales.

 

Por mayo, van en romería a la ermita de la Santa Cruz, y por octubre le rezan a la Virgen del Rosario.

 

Salva el Guadalfeo. Baja hasta Vélez de Benaudalla. Si quieres, detente delante de su iglesia, del XVI, que, naturalmente, estará cerrada y continúa viaje hacia Órgiva. Yo he visto escrito el topónimo de varias maneras. Así que tú entiéndelo y tómalo como quieras.

 

Antes de cruzar el puente, desde la otra orilla del río verás cómo se asienta el pueblo, en la ladera entre árboles frondosos. Arañan el cielo las torres gemelas de la iglesia. Sólo una araucaria, propia de otras tierras, porfía con ellas. Es un afán de alcanzar antes el azul limpio y etéreo.

 

Te asaltará la duda, y al igual tienes la sensación de estar en una de las capitales de la Alpujarra - piensa que Ugijar, en el otro extremo y Cadiar, en el centro también tienen alguna opción.

 

Aquí se combinaron la demarcación histórica de la taha, la presencia cristiana durante el reinado de los Austria y el asentamiento posterior, tras la guerra, en rebelión de los moriscos.

 

Sal de Órgiva y sube por la Contraviesa.

 

Va a gustar de ver, a una mano, la blancura de la Sierra. Si está descapotada de nubes reverbera con todo su vigor bajo el sol medianero; a la otra, el mar de plástico de los invernaderos. Trepan por laderas paupérrimas de vegetación. Allá, al fondo, el otro, el mar de verdad, azul, plateado y placentero como una balsa gigantesca que abraza las dos orillas.

 

Si es mediodía a estas horas hacen ganas de comer y porque hasta Cadiar he venido a buscar las migas, es hora de dar cuenta de un buen plato.

 

(Las migas se hacen con sémola y agua y se acompañan de torreznos, aceitunas, pimientos rojos secos y fritos, sardinitas saladas, pepinos, chorizo, morcilla...)

 

Siempre me he llevado bien el ‘vino Costa’. No nos ofrecemos resistencia.

 

Cadiar tiene mercado los días tres de cada mes y, además de ropa, zapatos, paraguas, calcetas, cassettes, fruta, flores, alfombras, collares, gafas de sol, anillos y bisuterías, gorras, bufandas, cuadros de vírgenes y del Corazón de Jesús, san Antonio, ganchillos, colonias, llaveros, telas, monederos, juguetes, pinturas, estampitas de santos, aceitunas... venden reclamos de perdiz “auténticos de Castellar de Santiago”, que, como yo, debes  saber, que está en Ciudad Real, y estos pollos son de granja.

 

En Ugíjar le rezan por patrona a la Virgen del Martirio. ¿Tendrá algo que ver?

 

Aquí tienes dos alternativas: o te vas como para la comarca del Andarax, o das media vuelta.

 

Antes de comenzar la subida del puerto recuerda que Gerald Brenan, don Gerardo,  cruzó a pié, allá por los años veinte,  la Sierra,  de Yegen a Guadix, fue atacado, según contaba, por unos forajidos, de los que escapó por piernas. Eran otros tiempos.

 

 

 

 

martes, 18 de junio de 2024

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Nuestra rosa de cada día

 


Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. La veleta

 

                                 


18 de junio, martes. “Me llamaste veleta / por variable, por variable; / si yo soy la veleta, / tú eres el aire, tú eres es el aire”. Eso dice la copla. No va hoy por ahí la cosa. Hablo de otra veleta. La que dice de dónde viene el aire y además, anuncia agua. Estamos pasando una racha, pero ya ni la veleta nos da una alegría, aunque sea mínima.

Verán. Tenemos en Álora una manera original de predecir el tiempo. Si la veleta de la Vera Cruz (por cierto, que bien ha quedado el arreglo de la fachada) apunta a la Cancula, aire de arriba, cielo azul y poca agua. El aire del norte en invierno sopla seco y frío; en calor, en verano.

 Si es para los Lagares, aire de Levante: nubes mañaneras. Abren al medio día y tiempo revuelo. Casi nunca llueve. El Levante, salvo cuando sopla el Sirocco que viene del desierto es un aire fresco, agradable y placentero. Refresca después de una noche tórrida de verano. De las gotas frías de comienzos de otoño, de esas, ni mejor mentarlas.

 Si ‘mira’ - la veleta - al tejado de La Balita: agua segura. Viene el aire del Estrecho (“El Levante las mueve y el poniente las llueve”). Cuando las borrascas entran por Cádiz son bendición para campo. Llueve con abundancia, lo empapa todo, lo cala todo. Es el agua que, por venir del cielo meteorizada trae bendición de Dios.

 Si mira al sur - el sur, también, existe -, tiempo fresco. No hay que descartar algún chaparrón… El aire agradable, acaricia el rostro.

Pero para predecir el tiempo, olvídense de telediarios, aemets, veletas y esas cosas. La receta la tenía el alcalde de un pueblo vecino. Inundaciones. Ni Protección Civil ni nadie que hubiese anunciado lo que se vino encima. “En mi pueblo, defendió en una reunión, tenemos una ‘seña’ que no falla. Usted echa las cabras fuera del corral, si se espelucan y se meten ‘pa entro’: agua segura”.


 

 

lunes, 17 de junio de 2024

Una hojas suelta del cuaderno de bitácora. Nuestra rosa de cada día


 


                            


 Ferrocarril, entre las estaciones de Álora y Las Mellizas. Pago de Los Aneales


17 de junio, lunes. Álora se asienta entre las faldas del monte Hacho y el río Guadalhorce que viene desde los Alazores y va al Mediterráneo. Desde tiempo inmemorial creció. Cada siglo dejó su impronta.  Algunas marcaron época. Unas veces quedaron reflejadas en el paisaje y luego  los  viajeros y las cónicas no dejaron memoria de todo aquello.

El ferrocarril es la obra de mayor impacto. Cambió el paisaje, la economía y la realidad social y econcomímica de aquel tiempo.  Personalidades como Jena Charles, Barón de Davillier en compañía de Gustavo Doré publicó lo recogido en su visita en la obra : “L’Espagne”. De Álora dejan el siguiente relato:

“La pequeña ciudad de Álora, donde se detiene hoy el ferrocarril, está situada, sobre una altura coronada de pequeñas ruinas, y por encima de la cual se levanta la sierra del Hacho. Llevábamos una carta de recomendación para un propietario de Álora, que nos enseñó magníficos campos de naranjas y limoneros. Ya empezaban las naranjas a tomar su bello color dorado, y aunque aún no estaban maduras, vimos cargar vagones enteros para la capital”.

Vino tamboien otra persona de enorme relevancia. Su llegada era con otro fin. Ana Josefa Pérez Florido, fundó con carácter asistencial para los necesitados su segunda casa, probablemente en calle Santa Ana, clausurada años después por carencia de medios. La iglesia le da veneración de santidad.

Una noticia muy triste llenó el verano de 1885, la muert de “El Canario”. Juan de la Cruz Reyes Osuna “El Canario”, había nacido el 30 de junio. Murió de un navajazo, al parecer por celos, en el Puente de Triana de Sevilla, a manos del padre de ‘La Rubia de Valencia’, amante y cantaora rival, en una noche de agosto de 1885.

El 2 de marzo de 1877, Juan Castillo Muñoz accedió a la alcaldía y participó en el Certamen celebrado en París el año 1878, al que envió “garbanzos y trigo”. El danés Jeans Ferdinand Willumsen, (1863-1958), pintor y viajero visitó Álora en 1889. Dejó una acuarela de la calle Chozuelas.  

El domingo de Ramos 25 de marzo de 1888, comenzaron los trabajos de la carretera de Peñarrubia a Álora pasando por Carratraca y el martes 12 de mayo de 1896,  dieron principio, en el término de Alora, a los trabajos de la carretera de Antequera… Paisaje y paisanaje. Algo aqueda; de otras, el recuerdo en los papeles viejos…

 

 

domingo, 16 de junio de 2024

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Nuestra rosa de cada día

 


Una hoja suelta del cuaderno de bitacora. Nosotros


                                 


16 de junio, domingo. Hace unos días mi amigo Alfonso me envió el texto; anteayer, me llegó por otro conducto, en ese caso era Fulgencio. Me ha parecido tan bello, tan emotivo, con tanta ternura que aunque mayoría de ustedes lo conocerán no he resistido la tentación de reenviarlo.

Vivimos en un mundo insolidario, cruel y egoísta. Se impone el pronombre personal, de primera persona “yo”, pero ahora cuando ha aparecido, “nosotros” -  Por cierto, ¿Cúantas  veces hemos cantado el bolero sin saber nada de él? – parece que todo cambia y el cielo se viste de esa manera que solo puede compartirse en determinados momentos.

“El músico cubano Pedro Junco creó el bolero “Nosotros” hace 81 años, cuando él a penas tenía 23. Había sido llevado de urgencia desde el Pinar del Río a un hospital de la Habana. A causa de unos problemas respiratorios que se temieron tuberculosis, incurable entonces. Ya nunca más podría ver su amada, para no contagiarla. Pasaban los días y no hallaba forma de comunicarle su ausencia porque ambos mantenían una relación secreta ante todos, a casusa de la oposición de la familia de ella. Si le escribía el padre interceptaría la carta, Así que decidió crear una canción y pedirle al intérprete Tony Chriroldes que la presentara en el programa de radio local que la joven escuchaba cada noche; y, lógicamente, que lo mencionara como autor. De esta forma el bolero que luego grabarían Los Panchos, o Luis Miguel se oyó por vez primera el 15 de abril de 1943 en la Estación Radial Pinar del Río: “Nosotros, que nos queremos tanto, debemos separarnos, no me preguntes más (…).Te juro que te adoro, y en nombre de este amor y por tu bien te digo adiós. Nosotros…”

La mujer averiguó por fin lo que pasaba y acudió al hospital. Allí le comunicaron que Junco acababa de fallecer. Le quedó como herencia ese nosotros que sobrevivió a su muerte. Un pronombre que a veces late con fuerza en el fondo de nuestra alma gramatical”.



sábado, 15 de junio de 2024

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Nuestra rosa de cada día

 


Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. La estación de Las Mellizas

 


15 de junio, sábado. Es la estación más “reciente” de las tres. (Álora tiene tres, en su término municipal, la que lleva el nombre de la localidad y la de El Chorro). Dista 44 km. de Málaga, 6 de la de Álora y 14 de la de El Chorro. En su tiempo se construyó como ‘alivio’ a la de El Chorro cuando, por su cortedad, no podía admitir los largos trenes de mercancías camino del enclave geográfico de Bodadilla .

Hoy, está convertida en un apeadero. Ha perdido no sólo el servicio de viajeros con paradas de trenes regionales sino también el de facturación de paquetería de ‘pequeña’ y ‘gran velocidad’. Tras ímprobas gestiones las autoridades municipales han conseguido dos paradas del tren de cercanías que presta servicio a viajeros que se acercan al paradero único del Caminito del Rey.

Está documentado. Recoge todo el proceso de solicitud, informes, proyectos y planos  para la construcción de la estación, cuando en el siglo XIX se emprendió la mayor obra hasta entonces como era el ferrocarril de Málaga a Córdoba.

El 13 de enero de 1913, se comunica que: “S.M. el Rey (q.D.g) se ha servido autorizar a la Compañía de Ferrocarriles Andaluces para establecer en el punto kilométrico 148,500 de la línea Córdoba-Málaga entre las estaciones de El Chorro y Álora un apartadero destinado a efectuarse el cruzamiento de trenes denominado dicho apartadero con el nombre de Las Mellizas”

El 26 de noviembre de 1917, se informa “que se ha construido ya el apartadero de trenes, una vía de 367 m. de longitud útil y se le ha dotado de los correspondientes discos y aparatos de seguridad, así como de comunicación telegráfica. Se llevaron a cabo, también, obras de reforzamiento del puente de la salida norte que permitía el paso de trenes de más toneladas.

Tras la política de abandono de las líneas férreas que desde la mediación del siglo XX se ha llevado a cabo en muchos tramos de España hoy languidece, a pesar de que en su momento entró en la electrificación de la red, en la modernización del trazado de vías, renovación de traviesas que sustituían las de madera por otras hormigón y accesos con arcenes.  

El abandono de esta estación se une a un largo rosario de una España a la que vamos dejando sin contenido. Se apuesta por el trasalado de mercancías por carretera así como el aislamiento en zonas rurales a las que no es fácil el acceso y siembra de fantasmas en medio del campo a los que, en ocasiones, se les intenta dar un sentido y explicación. ¡Una pena!

viernes, 14 de junio de 2024

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Nuestra rosa de cada día

 


Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. El embrujo de calle Cister

 

                         


14 de junio, viernes. Va de Santa María a Alcazabilla. Es recta; ni grande ni pequeña. Tiene el encanto del pasado y ese algo  de moderno que nace porque los tiempos cambian. Desde la Aduana (hoy museo) al entronque con Molina Larios, y ¿en la mediación? Ojú, con la mediación.

En medio, la catedral, la calle Afligidos donde Pedro de Mena colocó tu taller, en lo que era su casa y hoy Museo Revello de Toro, dicen que para estar lo más cerca posible de sus hijas profesas en el cercano monasterio cisterciense.

Hay algo más. La fachada norte de la catedral ocupa uno de sus laterales. Tan soberbia, tan magnífica que sin ella a la catedral le faltaría algo y a la calle parte de su esencia. A sus pies unos jardines recoletos, íntimos, preciosos. Se huele a mirto y a agua derramada, y casi escondido el busto de uno de los malagueños más ilustres que ha dado Málaga: el doctor Gálvez Ginachero. Casi enfrente, y en la esquina de San Agustín, el hospital que lleva su nombre.

No está incompleta esa esquina. La ocupa el palacio Zea Salvatierra. Es tan original que en toda la ciudad de Málaga no hay otra fachada como la suya. El palacio se construyó entre los siglos XVII y XVIII, con tres cuerpos definidos, el primero con grandes ventanas y una portada de sillares con pilastras En la parte superior una balconada sobre a que se abre un vano enmarcado en piedra, con tímpanos, y escudos de la familia. Enfrente, impávida, soberbia, la fachada de la catedral.

No queda ahí la cosa. Se unen pero eso es ya Santa María porque Cister parece que quiere volverse en la esquina de San Agustín, para dar más empaque, si cabe, la iglesia del Sagrario con la única fachada gótica de Málaga (muy deteriorada en algunas partes bajas por el mal de la piedra) y el neogótico del Hospital de San Sebastián…

Si el viajero quiere sentir la brisa del mar puede percibir como entra por calle Cañón. Viene del otro lado del parque, del puerto, de un poco más allá, de la bahía por donde dicen que se van los barcos cortando mares de pañuelos de nácar cuando arranca el poniente y el sol dice que llega la noche.

Embrujo, encanto, misterio… Solo lo rompe, cada hora, el reloj de la catedral que el silencio de la noche les dice a los vecinos qué tiempo falta para que llegue el alba…

 

jueves, 13 de junio de 2024

Un hoja suelta del cuaderno de bitácora. Nuestra rosa de cada día

 


Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Tarazona, entre el espacio y el tiempo


        


13 de junio, jueves. Cuando llegué a Tarazona – venía de Tulebras - pasé por delante de la plaza de toros, donde volvió a nacer Jaime Ostos. Una cornada de “Nevado”, que pastaba en el campo charro, con divisa “negra y caña”, en la ganadería de Andrés Ramos, le asestó una cornada y le segó la ilíaca. Era el 17 de julio de 1963; le dieron la Extremaunción y se redactó el parte de defunción…

Fui a la catedral de Santa María de la Huerta. Ya está terminada la restauración. Joya entre el Gótico y el Renacimiento. Un tesoro por dentro; una belleza, por fuera.

Me dicen que baje a la Plaza de San Francisco y desde allí, por el Paseo de la Virgen del río – por cierto, el Queile, del que hablé en el artículo de ayer y del que me ha dicho Rafael Nuño que nace en Vozmediano – pase por segundo puente y suba por Los Recodos, pero que antes vea la plaza de Toros vieja, octogonal. Otro tesoro escondido, del XVIII. Lo hago. Cruzo y, luego, me adentro, cuesta arriba hacia la morería, a la izquierda; la judería, a la derecha.

Paso por delante del palacio episcopal y por debajo el arco de la Traición y por la Magdalena y…

- Tienen ustedes, le digo, casi en el la puerta del Cinto, a un muchacho que sube como yo por San Atilano,  una joya en sus manos. Le pregunto por la Judería, me dice que vuelva sobre mis pasos. Verá, que se cae porque está sin gente y no hay dinero para restaurar y que él se llama Manolo…

Le hago caso. Me adentro. Todo es rancio y viejo; historia en ladrillo. Luchan por conservar un pasado. Las casas colgantes, como la nieve que se derrite en las manos, se escapa, se pierde.

Bajo a la plaza de los Arcedianos. Me cruzo con una mujer joven con dos niñas. Vienen de la escuela. Delata la hora y las carteras. Le hablo del barrio, de la ciudad. La misma lamentación: sobra patrimonio; falta dinero y gente…

- ¿Para bajar al río?, pregunto.

- Mamá, ¿al río? dice una de las niñas.

- Sí, hija, al paseo… Tome, me contesta, por ese atajico…

Tarazona enclave entre los reinos de Aragón, Castilla y Navarra, acogió a cristianos, judíos y musulmanes. Hoy está lejos de todos sitios. Ha perdido las dos estaciones de ferrocarril y no llegan las autovías que van por otros caminos. Allí nacieron Raquel Meyer y Paco Martínez Soria…

Leo que van a ‘abrir’ un día promocional para darla a conocer. Me encantaría compartirlo…