martes, 24 de mayo de 2022

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Casi noche cerrada

 




24 de mayo, martes. Después de cenar, tras un día pesado de calor bochornoso, me he sentado delante del balcón. El balcón de mi casa da a la avenida. Cuando esa vía tenía sentido ascendente de circulación, los ruidos de los vehículos a motor, y sobre todo, de las motos de pequeña cilindrada, eran de horror. Imposible ver la televisión – ahora tampoco tiene mucho que ver – mantener una conversación o centrarse en la lectura.

Desde mi balcón no veo con nitidez el cielo estrellado de las noches de verano. Me lo impide el bloque de enfrente y la contaminación lumínica de las traseras del Peñón Gordo. (Todavía hay quien no se ha enterado que algunas cosas en la intimidad saben mejor). Hay otra contaminación aún mayor, las torretas del campo de Fútbol…

Este campo de Fútbol tiene su historia. Cuando yo era niño se llamaba el Llano de Santa Ana (apocopado, llano Santana). A los chicos no nos dejaban jugar los mayores. Nosotros nos íbamos al llanillo, un ensanche del Camino de la Fuente de la Higuera, que en nuestra imaginación e ignorancia, nos sabía como si estuviésemos jugando en el Maracaná…

El campo tenía su historia. Cuando lo tapiaron, le cambiaron de nombre y ya tuvo vestuario que sustituyó a ‘las chumbas del veneno’ y duchas y servicios y esas cosas de la modernidad. Vino a jugar un equipo de la capital. El árbitro cumplimentaba el acta:

-         ¿Nombre del campo?

-         Nuestra Señora de Flores.

-         ¿Nombre del equipo local?

-         Santa María de Flores.

-         ¿Nombre del Delegado del equipo?

-         Manolo Flores

-         ¿Dónde está el Delegado?

-         Ha ido a Flores por agua…

El hombre desconcertado, no sabía a qué atenerse. ¿Esto es cachondeo, preguntó, porque en este pueblo sois muy ‘floridos’

-         No señor, contestó el interpelado, el ‘florío’ es el utillero pero no ha venido, porque tiene…

-         No sigas, no sigas, interrumpió el árbitro, que te veo de venir…

El Hacho, la silueta del Hacho se recorta en la oscuridad de la noche. Por el Monte Redondo se pone la luna en cuarto menguante camino de cumplir su ciclo… Y entonces pienso que un vecino me ha dicho el otro día que ya tienen los calabacines con flores y las calabazas casi, casi…

 

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