14 de
mayo, sábado. Vienen de la mano del mes de mayo. Son redondos,
de piel suave, agradables al tacto y con un solo hueso del que se puede
desprender con un solo giro de los dedos de la mano. Su piel, de color amarillo,
si bien algunos toman también tintes rosados. Su vista es agradable y su
perfume deleitoso. Algunos lo consideran una variedad de melocotón.
El árbol tiene gran porte, de
copa redondeada y ramificaciones exteriores. Fructifica en las ramas y su
madera – es un árbol de crecimiento rápido – muy poco consistente sin que pueda
soportar grandes pesos, por lo que a veces se desgajan del tronco con cierta
facilidad.
No se sabe con certeza de dónde
procede. Probablemente venga de la zona más oriental de Mesopotamia e incluso
algunos citan su origen en tierras de la India. Dicen que el árbol en su
variedad silvestre originaria, se encuentra en China…De allí vino a Persia;
luego a Oriente Medio y, después por Grecia y Roma al resto del mundo. El
‘prunus armenica’ también se le conoce con el nombre de damasco, amasco,
albergero…
En algunas zonas de España se
le conoce con el nombre de albérchigo. Su nombre evoca una palabra árabe, pero
los griegos le dieron tanta impronta, que en según qué sitios lo cambia cambia hasta
el punto de reconocerle nombres diferentes en Francia, Cataluña e Italia
Turquía es el mayor productor
mundial, seguido de Irán y Uzbekistán donde le hacen la competencia al melón
que es la fruta, por excelencia, del país. En estos países suelen deshidratar
la fruta lo que les permite comerlo durante todo el año hasta el punto de ser
muy común en su dieta alimenticia. Su cultivo también tiene gran importancia
comercial en Irán, Armenia, Azerbaiyan y Siria.
Dicen que su consumo es
saludable para el corazón, reduce el riesgo de enfermedades cardiovasculares,
la hipertensión y son ricos en antioxidantes como vitamina C y licopeno.
Afirman también que favorecen la consistencia ósea del esqueleto humano…
En España se produce en la zona
de Levante y Murcia y dentro de esta región, en las riberas del río Segura
desde Calasparra hasta Cieza, donde la climatología – florece en marzo y ya se
recolecta entre los meses de mayo y junio – y la composición del suelo, hacen
que se dediquen muchas hectáreas a su cultivo. En ocasiones se ve afectado por
las heladas tardías. Su presencia avisa de la llegada de la primavera.
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