El Arenal de Sevilla. Siglo XVI
10 de
mayo, martes. “Sevilla tuvo que ser, con su lunita
plateada…” Decía la copla, pero no, no van por ahí los tiros, aunque también
podría haber ocurrido allí. Uno de los pollos nació en la Casa de Pilatos de
rancia raigambre, y remanece ¡nada menos que de Alfonso X! Tampoco lo fue en el
Arenal de Sevilla, lugar de confluencia de pícaros, sinvergüenza y gente de “vivir
raro”, entonces y ahora, y por donde hizo deambular Cervantes, a Rinconete y
Cortadillo.
Y, de allí al patio de
Monipodio y mientras, por el camino, el consejo oportuno: roba y da
participación a otros, que luego, es imposible recoger ni lo robado ni lo
repartido… Más o menos. Era la España del Siglo de Oro. Buenas letras y mucha
miseria en las calles; ahora –siglos después- más de lo segundo, que de lo
primero.
Cosas que pasan. Algunas le
vienen de perlas. Una pandemia, desesperación de la gente, necesidad de
socorrer a los que sufren y padecen… Y dos pollos, uno parece que de medio
pelo, que al parecer usa el parentesco para abrir puertas sin que los parientes
se enteren; el otro de recio abolengo. Se embolsan unas comisiones de
escándalo.
Hablan de cifras muy importantes.
Dinero que ‘desaparece’ con rapidez. Cuando el Juez pide fianzas, alegan que no
tienen… Lo que no tienen es vergüenza ni para pegar un sello de los que se
usaban antes.
Los periódicos y los telediarios
hacen que a uno se le suba la bilirrubina (la rabia, en cristiano) ante tanto y
tanto… y, lo que no aflora. Pero nadie sabe nada. Y entre los que ladran que
son una pléyade, tampoco. A veces cuando cambia el viento a algunos le caen
motas en la cara pero no importa.
La cosa les vino de perlas.
Ellos se saben todos los caminos y que si millones camino de Suiza o de
cualquier otro paraíso fiscal, que si coches de alta gama y lujo sin miseria,
que si fiestas a todo postín... Una vida muy por encima de la que – ambos dos,
claro – podían generarse con un trabajo honrado…
Amores rotos… El que tenían al
dinero de otros y el que ahora, si la Justicia los pone en su sitio, tendrán
que devolver, que sería el camino más correcto. Me temo, que éstos pollos, como
tantos otros, se irán de rositas…
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