domingo, 22 de mayo de 2022

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Rusiñol, casi un desconocido

 


                 Camino de rosas. Santiago Rusiñol

 

22 de mayo, domingo. Dentro de unos días, el 13 de junio, se conmemora el noventa y un aniversario de la muerte de Santiago Rusiñol, uno de los grandes pintores dentro del Impresionismo en la pintura española. Hoy es casi un desconocido para una gran parte de la sociedad española.

Rusiñol, además de pintor fue escritor. Dramaturgo y colaborador en periódicos, sobre todo en La Vanguardia. Siempre escribió en catalán y además dio a conocer, a través de su pintura, los paisajes – más al final de su vida en la que ya no pintaba figuras humanas, sino principalmente espacios abiertos – de Aranjuez, donde residió durante muchos años y del Real Sitio de la Granja de Segovia.

Pla, no lo trató muy bien en su crítica literaria. Decía de él que su literatura “era una literatura hablada, con el desorden del monólogo a chorro, desconocido, desorganizado, de elucubración inconsciente”. Recuerdo haberle leído una ‘conversación’ entre dos jefes de estación que se informan del tránsito de trenes y otra entre los árboles de un bosque, donde se comunican que ha comenzado la tala por uno de los extremos y que sus vidas ya están sentenciadas…

Rusiñol, creó también en Sitges el taller-Museo “Cau Ferrat” – Cau, nido – donde quería que fuese un refugio para pintores, poetas…, artistas en definitiva, puesto que él era el máximo exponente del Modernismo catalán. El Museo se inauguró dos años después de su muerte, en 1933, sin embargo, como taller funcionó desde antes, cuando adquirió una casa de pescadores en la calle San Juan.

Santiago Rusiñol vivió en París. Su procedencia de una familia acomodada de industriales de Manlleu, se lo permitía.  Se afincó – no podía ser de otra manera – en Montmartre donde trabó amistad, entre otros, con Ignacio Zuloaga.  A su regreso se instaló en Barcelona. Viajó hasta Mallorca y luego por Argentina. Vivió en Buenos Aires, Rosario y Córdoba.

Su paso por la pintura – se le valora más como pintor que como literato – no fue estático. Evolucionó por varias corrientes. Desde el Impresionismo para pasar por el Modernismo, Simbolismo, Japonismo y Modernismo catalán.

Sus paisajes, tomados de natural, porque él salía al campo con el caballete y los pinceles en la mano, lo hacen como un referente de la pintura española a caballo entre el siglo XIX y el primer tercio del XX, sin embargo, hoy es casi un desconocido para muchos.

 

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