Camino de rosas. Santiago Rusiñol
22 de
mayo, domingo. Dentro de unos días, el 13 de junio, se
conmemora el noventa y un aniversario de la muerte de Santiago Rusiñol, uno de
los grandes pintores dentro del Impresionismo en la pintura española. Hoy es
casi un desconocido para una gran parte de la sociedad española.
Rusiñol, además de pintor fue
escritor. Dramaturgo y colaborador en periódicos, sobre todo en La Vanguardia.
Siempre escribió en catalán y además dio a conocer, a través de su pintura, los
paisajes – más al final de su vida en la que ya no pintaba figuras humanas,
sino principalmente espacios abiertos – de Aranjuez, donde residió durante
muchos años y del Real Sitio de la Granja de Segovia.
Pla, no lo trató muy bien en su
crítica literaria. Decía de él que su literatura “era una literatura hablada,
con el desorden del monólogo a chorro, desconocido, desorganizado, de
elucubración inconsciente”. Recuerdo haberle leído una ‘conversación’ entre dos
jefes de estación que se informan del tránsito de trenes y otra entre los
árboles de un bosque, donde se comunican que ha comenzado la tala por uno de
los extremos y que sus vidas ya están sentenciadas…
Rusiñol, creó también en Sitges
el taller-Museo “Cau Ferrat” – Cau, nido – donde quería que fuese un refugio para
pintores, poetas…, artistas en definitiva, puesto que él era el máximo
exponente del Modernismo catalán. El Museo se inauguró dos años después de su
muerte, en 1933, sin embargo, como taller funcionó desde antes, cuando adquirió
una casa de pescadores en la calle San Juan.
Santiago Rusiñol vivió en
París. Su procedencia de una familia acomodada de industriales de Manlleu, se
lo permitía. Se afincó – no podía ser de
otra manera – en Montmartre donde trabó amistad, entre otros, con Ignacio
Zuloaga. A su regreso se instaló en
Barcelona. Viajó hasta Mallorca y luego por Argentina. Vivió en Buenos Aires,
Rosario y Córdoba.
Su paso por la pintura – se le
valora más como pintor que como literato – no fue estático. Evolucionó por
varias corrientes. Desde el Impresionismo para pasar por el Modernismo,
Simbolismo, Japonismo y Modernismo catalán.
Sus paisajes, tomados de
natural, porque él salía al campo con el caballete y los pinceles en la mano,
lo hacen como un referente de la pintura española a caballo entre el siglo XIX
y el primer tercio del XX, sin embargo, hoy es casi un desconocido para muchos.
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