domingo, 29 de mayo de 2022

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Y él está allí...

 

                Castillo de Las Torres. Álora (Málaga)


29 de mayo, domingo. Al principio, un promontorio, un cerro asomado al valle desde el que se tuteaba con otros cerros cercanos. Asumió que era imposible empinarse más porque otros, los que le rodean, le sacaban unos palmos y acariciaban desde más cerca el cielo….

Vio que tenía otra manera de estar presente. Insinuó a los hombres que su lugar era el apropiado para que se estableciesen en su cumbre y ver cómo otros hombres subían por el río y buscaban mercancías con las que comerciar. Y los de aquí sacaban lo que tenían y se lo cambiaban por telas, sedas, vidrios. Los que llegaban se llamaban fenicios; los de aquí, iberos.

Pasó el tiempo y vio como otros hombres que venían de otras tierras bajaban por los caminos que lo bordeaban. Iban hacia el mar. Por ambos lados, dos vías, -era como los romanos que eran los que venían, llamaban a los caminos principales - y así por su lado oeste, establecieron la vía de Suetonio y por las orillas el río – ellos lo llamaban Saduca Fluvius – transitaban entre ciudades entonces de renombre: Nescania, Antikaria y el mar donde estaba Malaca…

Desde su cumbre vio como en un estrechamiento del río, en la Cañada del Chamizo, pusieron un puesto de peaje. Era obligatorio pagar para pasar… O sea que eso de vaciar la bolsa de los demás… “De casta le viene al galgo”.

Después llegaron otros. Se llamaron Visigodos y, otros, musulmanes. Venían de los desiertos que están muy lejos y edificaron un castillo, el castillo de las Torres, y los que estaban aquí se las anduvieron con otros que venían del interior, cristianos, y… Eso, guerras y desencuentros y ahora que no te lo doy y ahora que te lo quito …

Sobre lo que ya había hecho, hicieron otras cosas, e incluso entre sus muros dejaron que durante mucho tiempo reposaran sus muertos… Y, además de inaccesible y cerrado, era sagrado.

Y a veces cuando la luz, la sagrada luz del Sur, en una mañana de primavera se aposenta sobre él, uno piensa en todas esas cosas y asume que está ahí, el cerro y el castillo - que son tan para cual - para disfrute de unos privilegiados. Y sabe que otros privilegiados disfrutan de bosques de embrujo o de olas que van a dar al rebalaje de las playas. ¡Cosas!...

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