Está ahí desde no sabemos cuándo.
Bueno sí, desde siempre. No sabemos qué, ni el porqué de su espera. Está ahí, cambia
una, dos, tres las veces al día. Las que hagan falta. Deleita con la infinitud
de su azul.
Es el mar azul del que, hace
mucho tiempo, dijeron que era ‘nuestro’. El Mare Nostrum romano que
besaba las playas de las dos orillas y como según ellos, las tierras de las dos orillas eran de su
dominio, pues eso, el mar, también. Y ya se sabe… Ellos, hace mucho, tanto,
tanto que algunos ni se acuerdan que ya no están. El mar no, el mar sigue ahí,
como siempre, desde siempre.
Decía el padre Homero, aquel
poeta ciego que veía en los versos lo que nadie más pudo ver salvo él, que en
su interior había sirenas que embaucaban con sus cantos a los hombres incautos.
Lo de las sirenas, ahora ha cambiado, lo de los hombre incautos, no tanto.
Recomendaba Homero algunas cosas
para que Ulises pudiese volver a Ítaca. Según la Ilíada, en algunos consejos le
hizo caso y en otros, no. Penélope tejía y destejía conservando la fidelidad del
amor que navegaba también por un mar azul, otro mar azul. Los poetas escriben
las cosas tan bonitas, que uno quiere que sean ciertas.
Don Luis de Góngora, el cura
satírico y poeta, escribió versos que hablaban de condenados a galeras, que
desde la inmensidad de su azul, veían en
la lejanía la tierra añorada a la que no podían llegar, salvo con la esperanza
en la certeza de otras lágrimas. ¿Serán, también azules algunas lágrimas?
Las que ciertamente no son azules,
son las lágrimas de los náufragos atrapados en el interior de un cementerio,
que en su profundidad no es azul. Huyen del hambre, de la injusticia, de la
miseria, de la guerra… Confiados en promesas que nunca se cumplirán, han hecho
del seno del mar azul – “el agua que era antes clara / se está cansando de
serlo” - una tumba de olvido donde nadie acudirá a rescatarlos. Las sirenas
que los embaucaron con sus cantos eran otras sirenas, pero la realidad es negra,
muy negra, tan negra como las abisales profundidades de la pena, de la
desesperación, de la injusticia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario