lunes, 26 de octubre de 2020

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. El baúl de los retales

 


Con la llegada del otoño, se abren los armarios. Se saca la ropa guardada cuando llegaron las calores, ropa de invierno acompañada de bolillas de alcanfor ‘para que no se pique’, decía mi madre. Un olor a neftalina invade la casa.

Algo parecido está ocurriendo en el mundo literario con algunos autores. No es que se haya abierto el armario que guarda su obra. No, no. Se ha echado mano al baúl de los retales y se está ‘recuperando’ la memoria hacia algunos autores que hace un montón de años -alguno no tanto, aunque sí la obra rescatada – que se nos fueron.

Verán. Han surgido libros sobre la ceguera de don Benito Pérez Galdós, sobre la inquietante vida fascista y enriquecimiento de César González-Ruano, sobre la capacidad empresarial  - sí, como suena – de Zenobia Camprubí que vendía cerámica y antigüedades en Estados Unidos, sobre el discurso franquista de José María Pemán…

Esto no es que se hayan desenvuelto las bolillas de alcanfor de los papeles de periódicos. Esto es meter la mano en el baúl de lo retales y sacar y sacar trapos y ropa que está pasada de moda, que es vieja y, además inservible, porque se ha apolillado.

Pienso que en el centenario de Galdós, lo que tiene que importar de verdad es su obra y no que un fallo en la operación de cataratas provocase su ceguera, cuando probablemente la causa fue su diabetes y la vida un tanto desordenada de don Benito.

César estuvo lleno de sombras, en Berlín, en París o en el mismísimo Café Gijón. Dejó una obra como articulista excepcional, hasta el punto que fue el foco literario en un Madrid donde comenzaban ya a brillar: Delibes, Cela…

A Zenobia, hay que valorarla por su traducción de Tagore. De su mano lo conoció Juan Ramón y el resto de los españoles -Tagore obtuvo el Nobel de Literatura en 1913 – que descubrieron la hondura del poeta indú…

De Juan Marsé ha salido un libro -Viaje al Sur – de los años sesenta, pero donde se destaca el discurso de Pemán en el palacio de Las Dueñas en 1936, alabando el golpe de Estado. Me parece excesivo. Juan Marsé escribió una obra excepcional, pero por otros motivos: por el tema, por el sitio y por la situación social en que se desarrolla. Se ha abierto el baúl de los retales…


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