¿Sabes? Me he echado a andar por
la ciudad. Sin rumbo, como quien va a ninguna parte. No tengo prisas. Ando
despacio. Miro a los lados. Dejo que el viento acaricie mi cara y entre dos
luces siento el embrujo de esta ciudad única. Voy despacio, me adentro por el
Callejón del Agua. Sé que en su estrechez, ya no resuenan los caños como sonaron en otro
tiempo, cuando traían el agua de Carmona…
Una placa me dice que aquí estuvo
alojado Washington Irvign y que escribió los Cuentos de la Alhambra. ¿Será
verdad? Es un patio umbrío. Está lleno de enredaderas y yedras bravías, de
macetas de sombra…
De pronto, se me viene a la mente
la letra de aquella canción de cuando éramos jóvenes, tan jóvenes, que hasta
creíamos en muchas cosas. Parecía una premonición: “Me he equivocado tantas
veces, ahora que ya lo sé…” Es como un susurro que cruza el viento…
Sigo andando. Otra placa, en la
fachada de una casona, recuerda al Marqués de Vega Inclán, responsable de la
recuperación del Barrio, este Barrio de Santa Cruz, de misterio y encantado,
con los Jardines de Murillo al alcance de la mano, y los Reales Alcázares y
buganvillias en las tapias y las campanas de la Giralda que lo llenan con sus
toques cuando anuncian algo….
“Fue una locura aceptar aquella
cita…” , resuena en el recuerdo, la canción… ¿Y si no lo fue? Me
pregunto. No encuentro respuesta. Sé de pillos y truhanes, que no lejos de aquí, en una taberna, la Hostería
del Laurel se rendían cuentas pendencieras: “Los muertos que vos matáis gozan
de buena salud, don Luis”. Otros, tan pillos como aquellos, se repartían
oficios en los escalones de la Catedral. Cervantes los vio, los conoció y se
los llevó a la historia.
Sevilla, ¡ay Barrio de Santa
Cruz! Tópicos y realidad de la mano… ¿Sabes? aquella tarde, de la tuya me
dijiste: “Se llama calle de los Abades porque así era como se conocían a los
canónigos de la catedral”. “Pero la nostalgia de verte de nuevo…” Voy a anotarlo. Perdido entre la gente, echo
mano al bolsillo interior de mi chaqueta. Saco el pequeño bloc de notas y un
lápiz: “Doña María Hotel…”
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