El estudio del fotógrafo parisino
Nadar es el lugar de acogida para una exposición de pintores nuevos que viene
con una corriente pictórica bajo el brazo, sin que quizá, ni ellos mismo sean
consciente de lo que va a significar en el mundo del arte esa nueva corriente:
nace el Impresionismo.
Pintan al aire libre. Se salen
del estudio y en sus lienzos aparece la naturaleza como ellos la ven y como el
espectador que contempla el cuadro la idealiza. Son colores vivos, brillantes,
impactantes. No cabe la indiferencia o se acepta o se rehúye.
En el grupo de pintores –
Courbert, Pissaro, Renoir, Degas, Cézanne…- hay uno que va ser fiel, de
principio a fin, con la nueva corriente: Monet. Su nombre completo Óscar Claude
Monet. La familia lo va llamar por el nombre de Óscar, principalmente su tía
Jeanne Marie Lecadre, bastión de unión en la relación difícil del pintor con su
familia.
Monet pinta el objeto, el agua y
el reflejo en el agua. ¿Cuál de los tres se impone a los otros? Según su amigo
Cézanne “Monet es solo un ojo, pero ¡qué ojo”! y según Eugène Boudin “una
obstinación extrema por no salirse de la impresión primera, que es la buena”.
El amante de la pintura del genial impresionista optará y aprehenderá un de las
tres opciones.
Monet es un hombre moderno,
librepensador y republicano. Nace en París pero se cría en El Havre. Huye de los convencionalismos. Se va de Francia para no participar en la guerra
franco-prusiana en la que muere su amigo Bazille y es un espíritu que capta las
influencias que recibe en Argelia durante su servicio militar, Londres,
Holanda, Venecia o Madrid a donde viaja ya sesentón y conduciendo su propio
automóvil.
No se concibe Monet sin Giverny,
lugar cercano al Sena donde se construye su propio jardín, sus estanques, su
presencia del agua y sus flores. Diseña y construye Giverny a su modo y
entender para tener la inspiración al alcance de pincel. Allí vive con Alice
Hoschedé, su segunda esposa, los hijos de esta, y los que nacen de su
matrimonio. Giverny, con su puente
japonés, sus ninfas y sus flores es el testamento de la obra pictórica de
Monet, uno de los más grandes de la pintura del siglo XIX y parte del XX y que
se conoce como Impresionismo.
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