<Padre nuestro> sí, de
todos. De los que dicen quererte mucho y de los que no te quieren, también.
Algunas veces te quitas de en medio ¿será porque te pedimos demasiado?…,
“comprende Señor / te ando buscando a ciegas…” o será porque te gusta hacerlo
así.
<Que estás en cielo>… en
eso que unos lo llaman de esa manera, y otros firmamento, y otros gloria y
ahora espacio y cosmos. Y donde dice el refrán: “borreguitos en el cielo…” Eso,
eso… Y que estás, en todas partes.
<Santificado sea tu nombre>
El Nombre sobre todo nombre. El Nombre que todo lo llena porque lo eres todo.
<Venga a nosotros tu Reino>
Ya ves, hubo un tiempo que quisieron imponerlo con una espada, o con leyes desde
detrás de una mesa de despacho. Reino de Paz y
Justicia, Reino de Amor y Esperanza, Reino de Vida y Verdad…
<Hágase tu voluntad, en la
tierra como en el cielo> Tío, - perdón igual me he pasado con la confianza,
pero que tú sabes que eso cuesta, cuesta un mogollón, que es muy duro, vamos,
casi, imposible… Bueno, si te empeñas se acepta, ¡qué remedio!
<Danos hoy nuestro pan de cada
día> Pedir solo lo necesario…, el pan de cada día. Va a ser que no, que las
cuentas bancarias llenas de dígitos siempre parecen insuficientes y no dan la
felicidad, queremos más. Ahítos, no encontramos ni el camino ni el sitio. Algunos
– a esos se les da de lado - seguirán hurgando en los cubos de la basura y
otros…
<Perdona nuestras ofensas>
¿Cómo va a ser eso?, si yo soy más bueno, más bueno. Ya ves no me quiero
enterar que lo sabes todo, “y en mi insignificante trascendencia / levanto un
haz de sangre o de preguntas / y un eco en el silencio me responde”.
<Como también nosotros
perdonamos a los que nos ofenden> Eso
es querer complicarlo. ¡Pides unas cosas! La verdad, muchas mañanas
cuando me levanto, pienso en la alegría del nuevo día y, a veces, me digo para
mis adentros: ya verás como viene algún hijo de satanás y lo joroba.
<Y no nos dejes caer en la
tentación> ¿Color? Malva, rojo, celeste, rosa…” Todo esto te daré si
postrado, me adoras…” cuentan que le dijo en la cumbre del monte.
<Y libranos del mal> Y no
lo adoró.
Amén.
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