¿Recuerdas? A primeras horas de
la mañana, Fontibre era un remanso de frescura. Por entre los fresnos y alisos
se filtraban los rayos del sol que apuntaba a subir sobre el horizonte. La
imagen, la réplica, claro, de la Virgen del Pilar emergía en el mismo
nacimiento del Ebro.
Después subimos hasta el Alto
Campoo. Todos eran prados verdes y en las colinas onduladas alternaban la
vegetación natural atlántica con una alfombra que parecía sacada de los sueños
de las “Mil y una noches”. Pastaban las vacas, había una sinfonía de cencerros
que llenaban la mañana.
En el puerto de Palombera estaba
la pareja de la Guardia Civil. Me paré. Los saludé. Hablé con ellos. Los
hombres, todo cortesía dijeron que era
mejor buscar Torrelavega por la autovía
pero que era más pintoresca por la N-611. Y yo le dije que no, que
quería ir a San Vicente de la Barquera, bajando el puerto que me lleva al Valle
de Cabuérniga…
El guardia que me atendió era una
hombre joven, muy atento y con formación. Le dije que bajando este puerto está
el lugar, un punto indefinido, donde José María de Pereda fija el encuentro con
el oso, en Peñas Arriba, cuando ‘Chisco’ ve que a los caballos se le ponen
tiesas la orejas. Marcelo iba a Tablanca al encuentro de su tío Celso…
El guardia pareció, por la
expresión de su cara, que descubría una catarata de recuerdos y, entonces fue y
me dijo: el profesor de Literatura, cuando yo estaba en el Instituto nos
recomendó leer esa novela y fíjese usted lo que es la vida, aquí de servició y
viene usted y me la recuerda…
La carretera tortuosa, estrecha y
con buen asfalto. Entonces, probablemente ahora puede que siga igual, tenía
muchas curvas. Casi en el valle, el río parte en dos Saja. Había hortensias azules
y rosáceas en los bordes de las puertas y geranios en los arriates de los
balcones. Un poco más abajo, al Saja se le unen las aguas del río Argonza. La
naturaleza es todo exuberancia….
En Cabezón de la Sal giramos
hacia San Vicente… Estaba la marea baja, las algas daban a las rocas un color
diferente. El mar, alejado, como si no quisiera saber nada con nosotros… En Augusto
- ¿recuerdas?, ‘arroz con bogavante para dos’, repusimos fuerzas… me gustaría
repetirlo contigo.
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