Con el balón pegado al empeine,
cruzó como exhalación desde su campo al fondo de la red contraria. Tarde
mágica, la gloria. Shilton, el portero británico, solo pudo certificar que
sacaba el balón del fondo de la portería. En el equipo inglés, además estaban
Stevens, Fenwick, Gary Lineker. En el argentino: Valdano, Burruchaga,
Olarticoechea…, y Diego.
El comentarista, enloquecido,
llegó a decir: “gracias, Dios por el fútbol y por Maradona”, por cierto –
Estadio Olímpico de México, Mundial de 1968 – el primer gol, también de
Maradona, con la mano. Hay árbitros que no ven ciertas cosas.
Maradona vino a Barcelona. Allí,
inteligentes, vieron la marcha que tomaba el pollo y tras sacarle algo de
rendimiento y bastante dinero, le dieron pasaporte para el Nápoles que habían
hecho un grandísimo fichaje y un enorme esfuerzo económico.
San Paolo lo aclamó como el mejor
jugador del equipo. Lo ganaron casi todo. Era el ídolo que engatusaba y dicen
ese tópico que “puso al Napoli en el mapa”.
A él, lo consideraron el mejor jugador del mundo, con una zurda
increíble, y los envidiosos decían que sí, que todo estaba muy bien, pero que
la derecha solo la quería para apoyarse y que no iba de cabeza… Es verdad, no
iba de cabeza, pero de la otra, de la que va por dentro, tampoco.
Empezaron a saberse que había
problemas con la Fiscalía italiana y algo peor, problemas consigo mismo. Las
drogas no es que llamaban a su puerta. La droga ya estaba dentro. El pueblo lo
quería. Era su ídolo. Los otros problemas se admitían…
El Sevilla presionado por su
entrenador de entonces, argentino, echó
el resto por él y pagó sobre 750
millones de pesetas. El rendimiento en total declive. Ya la cuesta abajo
era imparable. Algún día se va parar, mejor no pensarlo por temida ¡y de qué
manera!
Ahora han difundido un video
donde el ídolo es barro, todo barro. Demasiado barro para tanta grandeza
futbolística que no puede sostenerla. Nunca supo rodearse de gente que lo
quisiera de verdad. Parece que esa jauría de ratas que vinieron de Argentina y
pasaron por Barcelona, Nápoles y Sevilla no lo ha abandonado y lo que es peor,
ahora hasta exhiben sus miserias. Toda la gloria ha sido efímera. Va camino de
quedar – si es que no es ya – en barro, demasiado, barro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario