martes, 24 de abril de 2018

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Polvo del desierto



Abril le ha cambiado el color a la piel voluble del campo. Lo ha vestido de verde. Ha puesto una sinfonía de colores y pugnan entre sí amapolas, siemprevivas, crisantemos de orillas de caminos, espigas tempraneras… Todos quieren sobresalir para mostrar el esplendor de su belleza.

Una tormenta inoportuna ha venido a estropear la fiesta. Dicen que trae polvo en suspensión que viene del desierto, ha cruzado el mar y en compañía de goterones y aguaceros fuertes ha festoneado de barro todo lo que tocado.

Poco le importa a abril que Manuel Valls que se fue al otro lado de los Pirineos vuelva ahora con ideas diferentes a las modas dominantes para implantarlas en la ciudad de Barcelona, una de las ciudades más hermosas, más bonitas de España y que, sin embargo, la tienen en la picota.

No sabe abril, tampoco, de ese muchacho loco de Toronto. Bueno, los papeles viejos de los periódicos dirán si es que para dentro de unos años se escriben las noticias en papel, que un chaval que decían que era buen estudiante, la lío y sembró de muerte una ciudad que lloró amargamente lo ocurrido.

Un premio Cervantes, el reciente premio Cervantes, un señor de Nicaragua, de donde era el ‘padre Rubén’ de quien  yo leí algunas cosas cuando era joven, y a quien ahora saludo en su  glorieta cuando bajo las escalerillas para tomar el metro… decía, que le ha dedicado el premio a un montón de gente que ha muerto en las revueltas de su país…

Abril no tiene la culpa del hambre que impera allí – el segundo país más pobre del mundo, cuentan después de Haití – ni de los malos gobernantes que lo han sangrado con sangre del cuerpo y sangre del alma en aras a no sé qué cuento de una revolución y una prometida salvación que no ha llegado.

Abril apunta a final. Al revolver del calendario tenderán un puente, el puente de mayo , y los niños jugarán con cubos y palitas en la arena de la playa y la gente se tostará al sol que ya calienta y ni  se acordarán de la tormenta que tiñó de barro las rosas más bellas – ‘rosa de abril / morena de la Sierra’- en la impotencia ante las inclemencias que se les vinieron encima.




No hay comentarios:

Publicar un comentario