El río baja, como cada mañana a
su morir, que es la mar. Nosotros vamos a compás del río pero parece que no nos
queremos dar cuenta. Nosotros marcamos otro ritmo, a veces ruidoso, a veces
formando un tropel que se enteran hasta en la otra orilla.
Los pájaros – los pájaros del
campo, se entiende – son muy sigilosos. A lo sumo dejan que escuchemos su canto
pero casi siempre ellos se camuflan entre la hojarasca, se mimetizan con la hierba o se hacen del color de la
tierra para pasar desapercibidos.
Hay quien tiene una manera de
actuar muy diferente. Se van a las páginas de un periódico y largan y largan y,
como en ellos les va la vida, no tienen el menor inconveniente en poner contra
las cuerdas desde el poder judicial hasta todas las altas instituciones del
Estado. De todas formas como ellos saben más que nadie y encima lo exponen al
pregonero…
Hay, también, quien se lava las
manos. Dicen que las filtraciones no las han hecho ellos. Uno ingenuamente se
pregunta. ¿Qué es más importante el fuero o el huevo? Quiero decir, el texto
que se da a conocer o que el asuntillo se sepa.
No queda ahí la cosa. Un
pájaro - otro pájaro – se adelantó y
tanteó una posibilidad de negocio compartido ofreciendo el encabezamiento de lista para las próximas municipales a la señora que
ahora ocupa la Casa Grande frente a Cibeles…
¿Qué pensarán los que chupan
banquillo en ese equipo, el oferente,
esperando la oportunidad de saltar al campo? En este asunto me asalta,
además, otra duda - uno, a
veces piensa cosas muy raras - ¿habrá declarado a Hacienda lo cobrado cuando
daba clases de ‘apoyo’ de matetámitacas ? Vamos, las clases particulares de
toda la vida, porque el hombre se había quedado en tercero de carrera…
Los pájaros de la orilla del
río conocen su propia canción. No quieren ni enterarse de los cantos de esa
otra banda de pájaros que vuelan por otras orillas. Me quedo con el sol que
nace, me quedo con las orillas el río en la Puebla y en Coria y en todos los pueblos ribereños porque
en esas orillas, al amanecer, cantan otros pájaros con cantos, infinitamente,
más bellos…
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