martes, 17 de abril de 2018

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. ¡Feria!




Por un casual ¿ustedes se han enterado que en Sevilla están de feria? Por mera curiosidad, ¿ustedes saben algo de uno que se las andaba de juerga y diversión y se le ha muerto el  caballo porque el animal no había comido ni bebido en todo el día? ¿Ustedes saben que se dieron leña de la buena en una caseta, una de las pocas que están abiertas, a todo el público? ¿Ustedes saben que hay gente que se divierte y no molesta a nadie?

Me decía un amigo que ha ocupado un puesto de mucha responsabilidad en una entidad financiera muy importante,  de las que mueven la economía de la región y de las que de verdad mandan y manejan los hilos… que hay tres clases de sevillanos .

Los normales. Trabajan y acuden a su puesto cada día. Es gente normal. Ama a su tierra y hacen que los demás también la amemos y que valoremos todo lo que encierra, que es muchísimo dentro de su historia, de su patrimonio, de su cultura. Es gente admirable que quiere y se hace querer.

Los tiesos. Son los pijos que aparecen cada día en la puerta de la caseta con el catavinos en la mano para que los vean. Se han comprado el traje – este año dicen que azul y ellas con volante a ras del suelo – con la tarjeta del Corten Inglés para pagarlo al mes siguiente, claro. Presumen de señoritos cuando el dinero donde está es en Jerez.

Los miarmas. No se les cae la palabra de la boca. Están a gorrazos para colarse de gañote. Se las pirran detrás del plato de jamón, del plato de langostinos y del que venencia la manzanilla. Te quieren como no te han querido nunca, a saber por el abrazo que te dan cuando huelen que pueden traspasar el umbral de una caseta…. Son inaguantables.

Dicen que un líder a nivel nacional se ha presentado sin corbata por el Real y ella – la que perdió las primarias- iba hecha un pincel con un traje de lunares y dos claveles rojos en el pelo. Le ha dado sopas con hondas. Dicen, los que vieron la corrida, que el Juli, ayer en la Maestranza, lo bordó con “orgullito”, de Garcigrande, al que indultó… Esa también es la Feria.





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