jueves, 26 de abril de 2018

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Hojas nuevas



Se ha vestido la higuera con el traje para pasar el verano. Primero, fueron los frutos en las ramas despobladas; reventonas, las yemas. Los frutos como pezoncillos primerizos,  y luego, tomaron el grosor propio. Después, vinieron las hojas nuevas. Era un triunfo sobre lo que parecía inerte.

Están los pámpanos de la parra vendiendo vida. Verdes rabiosos. Reventaron las yemas, y ellos siempre tan solícitos fueron tomando su cuerpo y a lo largo del sarmiento han ido festoneando con puntadas de verde primavera. Vendrán los racimos para el altar del Corpus y serán uva, y mosto, y Sangre de Cristo.

Ya se han vestido los granados del vallado. El camino parece otro. Es un verde intenso. Esperan dar cobijo a esas granadillas que terminarán en rubíes dentro del fruto maduro. Los granados tienen cubiertas las espinas y las tapan con hojas de verde intenso. Cuando llegue el otoño alfombrarán el suelo de oro viejo.

Están los ciruelos como niños con zapatos nuevos. Sus hojas verdes están preparadas para dar cobijo cuando se descuelguen los calores de rigor a las ciruelas, ahora, diminutas, casi imperceptibles. Esperan el momento de madurez. Todo será un reventar de azúcar y néctar.

Se cubrieron los membrillos de pétalos blancos. Las hojas han tomado su sitio. Esperan – porque todavía no han aparecido – los frutos que darán color y sabor a los meses cuando el sol decline más temprano y la noche se eche encima más pronto. Ahora, ellos maduran en silencio el fruto ebúrneo y carnoso.
Están a pedir de mayo los celindos. Han vestido su esqueleto enclencle con hoja verdes y llenas de vidas. Hay un revuelo de yemas esperando el momento en  que tienen que dar perfume a las noches de primavera. Todo será sensual. Todo será una llamada a los sentidos ávidos de colores y olores.

Están vestidos los jazmines. Son hojas diminutas, pequeñas. Son las hojas que aguantaran a la humildad de la flor que forma la biznaga – “más que una flor y menos que una estrella, que dijo el Maestro Alcántara -  y que solo tendrá la vida de un día y toda la noche por suya. Es tiempo de hojas nuevas.




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