lunes, 2 de abril de 2018

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Gracias


Era un chaval pequeñito de cuerpo si se comparaba con los otros niños de su edad. Los ojos grandes,  siempre abiertos a la curiosidad. Tenían capacidad de asombro; captaba  todo lo que se movía a su alrededor.

Un remolino en el pelo; un flequillo que lo diferenciaba de los otros. Cada uno tiene su personalidad por fuera y… por dentro. Cada uno es cada cual.  Lo lleva consigo mismo en el andar diario que se llama vida.

Un día dejó el colegio; pasó  por el Instituto y uno sabía de él y de los demás  – cada día menos  porque es lo normal -  y luego supo que se había enrolado en el mundo militar.

Me enteré que andaba por Sevilla. Estaba a las órdenes, en el Soria 9,  de un hombre excepcional como músico y como persona, Abel Moreno. Ese hombre nos ha hecho rezarle a la Virgen de Flores, con su ‘Salve’, conjuntamente con Antonio García Barbeito, de otra manera…

Ese hombre, cada noche Jueves Santo, nos hace vivir  “la Madrugá’ con el sentimiento  emanado  de sus notas. Nace algo por dentro,  como nace también  cuando  se le canta a la Encarnación Coronada: “…llena eres de Gracia” y… ¡Ya saben!

Luego,  esporádicamente nos saludábamos – el niño que se hizo grande y yo -  por el pueblo. Creí entender que estaba en Algeciras y que, después, dio un salto al otro lado del Estrecho y se había afincado en Ceuta y…

Hace unos días lo vi por la calle. Había venido al amparo del calor de las raíces a las que uno se agarra y al reencuentro con la familia y con los amigos y con todo lo que se busca cuando se vuelve en busca del aire que está perdido por las esquinas del recuerdo.

Una Jura de Bandera de personal civil ha propiciado un encuentro por estas redes. Puse un comentario de agradecimiento a las Fuerzas Armadas y Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado que nos propician vivir en la paz ciudadana…

Me ha contestado: “Gente como usted fuisteis culpables de lo que somos hoy. Gracias a usted”. No, Gaby – porque se llama Gaby – personas como tú sois quienes conseguís que se nos haga un nudo en la garganta y aflore alguna lágrima que humedece los ojos. Gracias, amigo.




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