miércoles, 14 de marzo de 2018

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Fuentarriba


No, no es fiesta. Aunque lo parezca. Si llegas a la Fuentarriba,  a media mañana  la plaza está llena, pero no es fiesta. Están de cháchara que es una manera muy propia que tenemos por aquí de arreglar el mundo.

Debes saber que ‘fuente de Arriba’ es contraposición con ‘la’ fuente de Abajo. Obvio. En pueblo no había ni mucha ni poca; no había agua. Hasta mediados de los años 50 del siglo pasado, Álora era el pueblo con  menor dotación de la provincia. Luego, se ampliaron las fuentes. No muchas. Verás,  una en la Veracruz, en la calle de La Parra, el grifo  en la calle Cantarranas,  y otra en  el Palomar. Cristóbal Pérez Vergara fue el alcalde que puso el agua potable en cada casa. Eso podemos hablarlo otro día.

La fuente primera estaba bajo la hornacina del Cristo del Marcelo. Tuvieron la mala idea de inutilizarla; luego, delante construyeron un quiosco. El rincón, precioso, desaprovechado.

La plaza de la Fuentarriba  surgió un poco más abajo donde estuvo  el Beaterio de la Concepción. Es la  principal del pueblo. Según qué hora tiene su público.
Temprano los madrugadores. Un consejo. Tómate una manzanilla de El Hacho en el Madrugón. Un chorreón de limón le va bien. En El Azahar, Candelaria hace unos churros exquisitos; La Alegría está cerrada si es muy temprano y en Casa Romero tienen cosas de las que se pegan al riñón...

A media mañana mucha gente. Párate. Escucha qué hablan: de limones, del gobierno y del tiempo. A medida que avanza el día la plaza se queda sin gente, si es verano porque como no hay ni una puñetera sombra, el sol achicharra; en invierno, algunos turistas o alguien despistadillo.

Porque cambian los tiempos y las cosas parece  que han echafo flí  para las moscas. Mi amigo el doctor Trujillo – que nos aguanta a los funcionarios jubilados y tiene consulta por la tarde  – dice que a esas horas “en la Fuentarriba no queda gente ni para convidarla…”

Enrique Calderón acaba de publicar unos versillos. Me los apropio. Dice que se los contó su abuelo. Recordaba tiempos de perotes en la guerra de Marruecos. Nostalgia, recuerdos, añoranzas de la tierra lejana: “Quién estuviera en la Fuentarriba /  frente a la tienda de Pepito Guidú, /en tu hermosa calle La Parra,  / o en tu linda Veracruz”.








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