No, no es fiesta. Aunque lo
parezca. Si llegas a la Fuentarriba, a
media mañana la plaza está llena, pero
no es fiesta. Están de cháchara que es una manera muy propia que tenemos por
aquí de arreglar el mundo.
Debes saber que ‘fuente de
Arriba’ es contraposición con ‘la’ fuente de Abajo. Obvio. En pueblo no había
ni mucha ni poca; no había agua. Hasta mediados de los años 50 del siglo
pasado, Álora era el pueblo con menor
dotación de la provincia. Luego, se ampliaron las fuentes. No muchas. Verás, una en la Veracruz, en la calle de La Parra, el
grifo en la calle Cantarranas, y otra en el Palomar. Cristóbal Pérez Vergara fue el alcalde
que puso el agua potable en cada casa. Eso podemos hablarlo otro día.
La fuente primera estaba bajo
la hornacina del Cristo del Marcelo. Tuvieron la mala idea de inutilizarla;
luego, delante construyeron un quiosco. El rincón, precioso, desaprovechado.
La plaza de la Fuentarriba surgió un poco más abajo donde estuvo el Beaterio de la Concepción. Es la principal del pueblo. Según qué hora tiene su
público.
Temprano los madrugadores. Un
consejo. Tómate una manzanilla de El Hacho en el Madrugón. Un chorreón de limón
le va bien. En El Azahar, Candelaria hace unos churros exquisitos; La Alegría
está cerrada si es muy temprano y en Casa Romero tienen cosas de las que se
pegan al riñón...
A media mañana mucha gente.
Párate. Escucha qué hablan: de limones, del gobierno y del tiempo. A medida que
avanza el día la plaza se queda sin gente, si es verano porque como no hay ni
una puñetera sombra, el sol achicharra; en invierno, algunos turistas o alguien
despistadillo.
Porque cambian los tiempos y
las cosas parece que han echafo flí para las moscas. Mi amigo el doctor Trujillo –
que nos aguanta a los funcionarios jubilados y tiene consulta por la tarde – dice que a esas horas “en la Fuentarriba no
queda gente ni para convidarla…”
Enrique Calderón acaba de
publicar unos versillos. Me los apropio. Dice que se los contó su abuelo.
Recordaba tiempos de perotes en la guerra de Marruecos. Nostalgia, recuerdos,
añoranzas de la tierra lejana: “Quién estuviera en la Fuentarriba / frente a la tienda de Pepito Guidú, /en tu
hermosa calle La Parra, / o en tu linda
Veracruz”.
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