sábado, 31 de marzo de 2018

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Las nuestras: Isabel de Solís


De ella se dice que "era bellísima y muy rubia, a los reyes moros les gustaban las mujeres rubias y de piel blanca. El rey Muley Hacén se enamoró de ella, y se la compró a la sultana Aixa, su anterior favorita y madre de Boabdil. Mejor si Zoraida se enamoró de él, porque no tenía otra opción que acudir a su lecho cuando la llamara y satisfacerle".

La vida en el harén no debía ser fácil. Muchas mujeres rodeadas de eunucos y un solo hombre. Entre ellas guerra a muerte por conseguir el favor del sultán.

Isabel de Solís era hija del alcaide del castillo de la Higuera de Martos  y comendador de Martos, Sancho Jiménez de Solís. Vivió en la segunda mitad del siglo XV.

Hecha cautiva en una de las incursiones desde tierras nazaríes en las posesiones cristianas, fue llevada a la Alhambra donde entró como esclava de la sultana Aixa quien posteriormente se la vendió a su marido el sultán Muley Hacen.

Tomó el nombre de Zoraida o Soraya (Lucero de la mañana) al convertirse al islam. El sultán contrajo matrimonio con ella y eso pudo suponer el principio del fin del reinado nazarí. Las disputas entra Aixa, madre de Boabdil y ella fueron constantes y al mismo tiempo se incubaba la rebelión de los Abencerrajes.

Muley Hacen abdicó en su hermano el Zagal que entonces residía en la Alcazaba de Malaga. Frente a ellos tenían la mejor cabeza pensante del siglo XV, Fernando de Aragón, esposo de otra Isabel, Isabel de Castilla.

No se tiene información de sus datos biográficos. Se conoce que en 1482 partió, en compañía de su esposo, hacia el exilio. Iban acompañados de sus dos hijos Nasr ben Ali y Saad ben Ali.

Según se cree al morir  Muley Hacen ella lo enterró en un lugar secreto de la Sierra Nevada sin que hasta la fecha se haya podido encontrar el lugar. Tres años después ella volvió otra vez al cristianismo.

Sus hijos también se hiciero cristianos y tomaron por nombres los de Juan de Granada, casado con Beatriz de Sandoval, y Fernando de Granada que fue cuarto marido de Mencía de la Vega, sin sucesión.

De ella solo quedan leyendas difundidas a través de obras literarias o notas en el cancionero popular. Muy poco para una mujer con tanto poder.





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