Cuánto cariño y cuánta
solicitud hacia los jubilados. Ha llegado el aire de pronto. Desde hace poco
más de un mes la borrascas han decidido – ahora tienen nombre y ya mismo les
ponen apellidos – entrar por el Golfo de Cádiz, o sea por su sitio. No sé, si
además de agua, vienen con una carga de preocupación para los que tienen que
velar por nosotros.
No es nuevo. Hace unos años.
Corrió el rumor: “Cuando entren estos, nos quitan la pensión, que lo sé, que me
lo han dicho de muy buena tinta” Y los dos viejos intentaban salir de su
preocupación a la recacha del sol mañanero en el banco del parque.
Claro que entraron ‘estos’ y se
fueron, y vinieron ‘otros’ que también se fueron, y luego, otra vez vinieron estos… Ya se sabe,
los canjilones de la noria que bajan y suben y siempre queda el chorreo del
agua y todo eso que es el suceder de un día tras otro y a lo que llamamos vida.
Ahora ha entrado la
preocupación por el presente y por el futuro. Por el presente porque hay gente
que no puede llegar a fin de mes. El mes pasado, tampoco, ni el anterior, ni el
anterior del anterior. Y miren por dónde estos que ahora nos quieren tanto ni
se habían percatado de ello. Ya se sabe hay algunos despistes…
La preocupación por los del
futuro también tengo mis dudas. Me refiero a los de a pie. A la camándula - y que se salve quien pueda – que se ha
percatado de tener las carteras ya llenas y lo que va a venir asegurado, por esos no me preocupo ni mijita. Ya se
preocupan ellos por ellos mismos. ¿Han visto cómo se muerden? Todo es mentira.
Al final de mes algunos dicen que ni miran si les han ingresado la nómina…
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