El otoño estaba ya más cercano a su final que a sus
comienzos. Hacía frío. Las últimas lluvias habían dejado una toquilla blanca sobre la
Sierra del Valle; el sol la derretía por momentos.
Los árboles, por aquellos días, ya estaban desnudos.
Una alfombra amarilla de hojas dejaba el suelo sucio. El viento las arrastraba
y las arrinconadas donde se le apetecía; a su antojo.
Los ‘almencinos’ tenían sus frutos maduros; los arboles,
también pelados, mostraban las ramas sin hojas. Pequeñas bolitas negras,
carnosas y dulzonas. Con la oportuna precisión eran proyectiles perfectos de
cerbatanas dentro de canutos de cañas…
Los granados mostraban las púas de sus espinas. Los
granados sin hojas parecían más punzantes. Al nogal del tío Benito llegaban,
por las tardes bandas de tordos, que regresaban de los olivares. Buscaban un
sitio para pasar la noche.
Los niños los días en que no había clases se echaban
al campo. Lo recorrían todo. Los niños sabían dónde coger gandinga para en usarla en los Nacimientos. La gandinga era
ideal para simular la cueva donde nacía el río, para hacer unas montañas
diferentes a las otras que eran de arpillera o de corcho.
En las laderas de El Hacho había tomillos y aulagas
- ¡que pinchaban!… ¡cómo pinchaban las aulagas! En la curva del Quebradero,
pitas pequeñitas. Nacían junto al borde de la carretera, y en la Fuente de
Zorra musgo que servía para las orillas del río y para el estanque. Un cristal
simulaba el agua. Los cisnes de barro nadaban y reflejaban sus cuellos
arqueados en el espejo.
Los niños, otras veces, hacían cosas que no estaban
bien. Caminaban despacio por las orillas de la vía con mucho cuidado de alejarse
cuando en la lejanía silbaba la máquina del tren y, luego, pasaba despacio
arrastrando un montón de vagones que llevaban mercancías en su interior.
En las trincheras, con las lluvias, habían aparecido
agujeros llenos de hormigas aladas. Las alúas era un reclamo extraordinario
para los insectívoros. Los niños llevaban tarritos de penicilina y los llenaban
de hormigas que servirían de reclamo a los pajarillos. Y, luego, ponían
trampas… Y….
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