La playa
del Charcón, junto a El Bulto por donde El Perchel se asoma a la mar fue
testigo del fusilamiento. Sonó la descarga. Por el suelo quedan unos cuerpos.
Aquellas muertes eran más, mucho más,
que el fusilamiento de una cuerda de presos.
El rey
felón había vuelto al poder. Se establecía el absolutismo en España. Se
pretendía matar la libertad que suponía la Constitución de 1812, ‘la Pepa’, proclamada en Cádiz. De hecho,
la implantación total de las ideas nuevas.
José
María de Torrijos y Uriarte participó el
primer levantamiento contra las ideas obsoletas. El pronunciamiento lo llevó a
cabo Van Hale. Gaditano de San Fernando. Marino e hijo de marino, hombre de
vida rocambolesca, afrancesado y liberal. A Torrijos le cuesta cárcel de la que
sale después del Pronunciamiento de Riego – de tristísimo final en la plaza de
la Cebada de Madrid - en Las Cabezas de San Juan. Era el año de 1820.
Combate
a los Cien Mil Hijos de San Luis. Habían venido a España para restablecer a Fernando
VII. El pueblo español se había levantado años antes contra los invasores
franceses; ahora, los acogen. Se ve cómo cambian los vientos...
Torrijos
huye a Inglaterra. La intelectualidad española mal vive casi de limosna en el
barrio londinense de Somerstown. Prepara
un pronunciamiento. Desembarca en Gibraltar el 2 de diciembre de 1831. Se
internan por la tierra malagueña. En La Alquería, cerca de Alhaurín, caen en
una emboscada…
Nueve
días después, Torrijos y sus cuarenta y ocho acompañantes, entre ellos un
muchacho, son fusilados sin juicio previo. Habían pasado la noche en el cercano
convento del Carmen. Málaga les erige un monumento en la Plaza de la Merced.
Todos, excepto uno, que era inglés y lo entierran en el cementerio inglés,
reposan bajo un obelisco.
Espronceda
lo lleva a la literatura; Gisbert y Leonardo Fernández…, al lienzo José María
de Torrijos tenía cuarenta años; el 11 de diciembre de 2016 se cumplen ciento
ochenta y cinco años…
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