Y va el tío y
la lía. Y va el tío y se lleva el embrujo de la Marisma o de la Puebla, - de la
Puebla del Río por si alguien se las anda despistadillo -, y lo saca como quien
saca un cigarro – de cigarreras va la cosa – de la petaca y lo echa con el amigo con quien se encuentra en un cruce del
camino.
En este caso, domingo y por la tarde; diciembre.
Lugar: desde el ruedo a los tendidos de la plaza. El motivo: Octava corrida de
la Temporada Grande. Compartía cartel con José María Manzanares y Gerardo
Rivera que confirmaba alternativa.
¡La Virgen hizo el milagro y Morante fue la mano!
Bueno, la mano, no. Las dos, y por delante, dejando libre una para que tome la
capa brío, con la esclavina suelta y con ese revuelo que va la brisa cuando
lleva la Gracia de Dios, a la que otros llaman Arte.
La cosa, en México D.F. Esa plaza que dicen que es de leyenda y tópicos.
Feria de la Virgen de Guadalupe, ¡Ay, Lupita preciosa! Y un montón de gente...
Cuentan que alrededor de los dieciséis mil, uno arriba o uno abajo, que tampoco
es para más cuentas. Los toros de Teófilo Gómez. El cuarto, de pelo cárdeno,
bragao y meano; de nombre ‘Peregrino’.
Desde ahora - ya estaba - su nombre aparecerá, una vez más, en la
historia del toreo. Morante, se sacó un nuevo quite y lo ha bautizado como “el
quite de la Cigarrera’, y el maestro lo explica y dice que ‘cigarrera’, es el gentilicio
de las mujeres de la Puebla del Rio. Y, aclara que el quite son lances como ‘si
se torease con una falda o se bailara con los flecos y los vuelos…” Y, ahí
queda eso.
Pastan estos
toros en Querétaro. Divisa, azul celeste, blanco y plomo. Teófilo Gómez murió
en 2008. Desde entonces, sus hijos regentan la ganadería; conservan el hierro y
el nombre de su padre. José Tomás, Ponce, Perera.., y desde ahora, con la
creación del quite de la Cigarrera, Morante entra, también, como ellos, en la
historia de la ganadería.
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