Tarde de otoño. Pasan los últimos coletazos de la
borrasca. Hay un cielo sucio de nubes rezagadas que no quieren irse. Son nubes
perezosas de esas que siempre van a la cola y parece que miran desde sus
alturas a la tierra empapada. Se apuran las escorrentías de los arroyos; buscan
el río; que va a otro río, que va a la mar…
Me llama Juan, - Juan Blanco – que va a sus cosas.
Me invita a café en donde Miro. ‘Mitad, y de té con leche’ que por cierto quema
como dicen que queman las lenguas de los suegras (los que se lleven con cariños
de ida y vuelta entre suegras y yernos, claro).
Me dice que ha colgado una actuación de Amira
Willighagen, ‘O mio Babbino caro’. Le
digo que no la conozco. Amira nació en Nimega, en los Países Bajos, como quien
dice ayer tarde – 2004 – no ha recibido clases. La descubrieron en esos
programas en los que buscan talentos nuevos.
Juan me dice, y yo creo que se queda corto, que si
los ángeles existen y un día decidieron bajarse a la tierra se reencarnaron en
esta niña y cantan por su voz. Amira tiene una garganta de cuerdas vocales únicas,
sublimes, excepcionales…
Se va la tarde de otoño. El sol dulce parece que se
ha tomado unos días de respiro. Las televisiones nos bombardean – son tan
originales, ¡mecachis! – que no se mueven del mismo sitio… Cuentan las mismas
cosas, entrevistan a la misma gente y ofrecen las mismas imágenes.
Vuelvo a escuchar a Amira. Pienso que no he visto
ninguna imagen con polideportivos de la Costa del Sol abiertos acogiendo con
mantas y sopas calentitas a los mendigos que estas noches de lluvias
torrenciales estarán empapados hasta los huesos…
Hay otros ángeles. Los llaman ‘Los Ángeles de la
Noche’. No salen en las televisiones que están apostadas en las orillas del río
Guadalhorce. Esos ángeles no tienen la voz dulce de Amira; no. Tienen otra voz.
La escuchan – porque van con otro registro – las almas diferentes. Es la gente que
no pide nada y da lo mejor de sí mismos para servir a los demás… ¡Cuántos
ángeles de voces únicas, sublimes, excepcionales!
No hay comentarios:
Publicar un comentario