Lo pintaban como un viejo tirando de frío. Era una manera de
decir que el año llegaba a su final y
que, a pesar, del bullicio, las cosas se cumplían inexorablemente. Todo es y
sucede como tiene que ser, incluso por encima de nosotros aunque nos empeñemos
en pintarlo de otra manera.
Junto a la Alcazaba
en unos jardines diseñados cuando don Juan Temboury recuperó uno de los lugares
más bellos de Málaga para la ciudad, la Alcazaba por encima del teatro
romano, colocaron varias estatuas en
mármol. Representaban las estaciones, o sea de otro modo, el paso del tiempo.
La Mitología griega contaba de Cronos, el tiempo, era hijo
de Gea, la tierra. No es cuestión de entrar en historias mitológicas pero sí
queda como cierta esa imagen donde el dios
va con una hoz en la mano. ¿Una manera de decir lo que está por venir?
Con esa hoz hizo tantos destrozos como fue el mismísimo destronamiento de Urano.
El calendario dice que, en occidente, el tiempo se mide de
otra manera y que llegamos al final del año y que mañana, cuando vuelva a salir
el sol ya será ‘año nuevo’ y que estaremos en otro episodio más de contar el
paso de los días.
Un amigo que gestionaba una empresa con muchos problemas me
contaba que cuando el dos de enero llegó al despacho y encontró los cajones de
la mesa tan vacíos como los había dejado dos días antes, aunque fuesen ‘del año
pasado’ se encontró con una de las realidades más clarividentes de su vida. Vio que la realidad es la que es y no la que nos
queremos creer.
Llueven estos días mensajes de amigos. Se cruzan buenos
sentimientos. Vienen y van buenos deseos. Ojalá no pasen al olvido como esa
predisposición a ponernos a dieta en cuando los Reyes Magos encierren los
camellos en las cajas de zapatos y
vuelvan a las oquedades húmedas y telerañosas de las alacenas que se solo se
abren de año en año.
Que se cumplan todos vuestros deseos y eso que llamamos
tiempo nos permita, que el año que viene
seamos un año más viejos, y sigamos renovando buenos deseos. Ah, el campo, entre
dos luces, esta tarde tenía un manto
verde precioso; en la sierra se escuchaban los cencerros de las ovejas;
retornaban las palomas al palomar…
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