Amaneció como un no, pero sí; como un sí, pero que
no. Aparecieron nubes negras pero todas seguían de paso. Venían de poniente y
se iban para no sé qué parte que las esperan, también, porque hace falta agua,
el agua de bendición que baja del cielo, meteorizada y con la Gracia de Dios y
trae vida para el campo, para el ganado, para los veneros…
Mi amigo Miguel Ángel me manda unas fotos. La tierra
está en barbecho. La tierra espera una sementera: bajo su mando dormirá la
lenta noche de la germinación. La tierra espera, elabora y da. La tierra da
siempre a pesar de muchas cosas.
La tierra es tan generosa que lo que hoy es un
páramo mañana será vergel y verdor y florecillas silvestres y pan para el
hombre y comida para el ganado. Y un manto verde cubrirá las lomas y el
barbecho será vida con la otoñada.
Miguel Ángel quiere al campo casi tanto como lo
quiero. Sabe de soles largos y de
amaneceres preciosos, de días de fuego y de estrellas lejanas, perdidas, allá
arriba pero que dan sentido a la noche, a muchas noches, a una sucesión de
noches de muchas ilusiones.
Los dos sabemos que el hombre enganchaba el arado,
levantaba los rastrojos y preparaba la tierra. La yunta abría un surco profundo
y largo. El hombre hacía el barbecho. Luego, en otoño, la sementera. Si era
preciso, en el campo se abrían varias hojas, cada una, con su siembra oportuna.
Gramíneas, leguminosas…
Detrás de la yunta de paso cansino y lento, la mano
sobre la mancera del arado y el ejero largo y el ubio que crujía y el grano
- a voleo, o pintado de uno en uno, todo
dependiendo de qué se dejaba caer – enterrado.
Una banda de pajarillos seguía a la yunta. Los
pajarillos eran los primeros beneficiados de la siembra que aún no había
nacido. Los pajarillos eran los únicos compañeros en el caminar del hombre
detrás de yunta.
Después vendrían los días cortos de invierno, de
nieblas agarradas por las mañanas, de heladas y rociadas que brillaban con los
primeros rayos a la salida del sol. Y, tiempo de la esperanza y el deseo y la mirada al cielo esperando el agua,
esperando la bendición de Dios.
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