lunes, 21 de septiembre de 2015

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Cuba

“Más se perdió en Cuba – se dice en el aforismo diario  y, agrega - y  venían cantado”. En Cuba se perdió el último florón de lo que se llamó Imperio. Gloria, pasado, gestas… Llegaba al final el siglo XIX y muchas cosas tocaron a su fin.

De Cuba vino Gonzalo Estrada. Lo calificaron como ‘Héroe de Ramblazo’. Recibió – con otros – la Cruz Laureada de San Fernando en reconociendo al comportamiento en aquella guerra. Su pueblo ha dedicado calles a la Bulería o la Petenea, por ejemplo. A lo mejor, en el Segundo Centenario de aquello, los que vivan entonces, tienen  un recuerdo. Nunca es tarde..

Don Miguel de Molina cantó y contó que de la Habana – o sea de la capital de Cuba – había venido don Triquitraque que por cierto dice que era su tío con una bagaje imprensionante: “canela y clavo, azúcar cande, oro nativo, los colmillos de un elefante…”  Eso sí, traía toito el mundo  recorrio, rejuntando parneses, con su comercio de jipa-japa.

Carlos Cano cantó una habanera preciosa. Nos vino a decir que La Habana es Cádiz con más negritos y Cádiz es La Habana con más salero. No lo sé. Yo nunca he estado en La Habana pero amigos que han estado cuentan y no acaban…

De Cuba vino un negro – que sí que tenía un alma, blanca, muy blanca – que está enterrado en Sevilla y que le preguntó muchas veces al pintor que no le respondía porqué no pintaba angelitos negros.
Ahora ha llegado a La Habana un hombre que viste con sotana blanca. Reúne un montón de cosas juntas. Verán: origen italiano, argentino de nacimiento, formación jesuítica y, desde hace un tiempo, ocupa la Sede de Pedro.


Ha traído aires nuevos a la Iglesia, y a la revolución cubana. Ha roto moldes. Muchos moldes. Este hombre va a cambiar el rumbo de la Iglesia del siglo XXI.  Dicen que come en comunidad y duerme en Santa Mónica. A lo mejor, ahí pueden entenderse algunas cosas…

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