A
mi amigo Carlos Gómez Lagares que se las anda estos días por la Sierra.
A
Cazorla se llega por entre olivos picuales. Cuando superes la última
revuelta del camino te topas con el pueblo. Es de tarjeta postal.
Te
explico. De telón de fondo la Peña
de los Halcones y el Cerro del Castillo; a media distancia,
choperas. Se elevan sobre sí mismas. Quieren superar a las cumbres y acariciar
el cielo; siluetas de torreones derruidos y murallas desdentadas y un caserío blanco
de ventanas simétricas chorreado en la ladera con tejados pardos...
Lugar
y sitio del Adelantamiento de Cazorla. Tiempos de guerras; conflictos en frontera. Obispos y Reyes
magnánimos. Pagaban los ‘favores’ con
cesiones de tierras, bienes y hombres. ¿Los obispos? Desde Rodrigo Ximénez de
Rada, don Sancho de Castilla, Pedro Tenorio, Gómez Manrique; los reyes;
Fernando III, Alfonso X, Pedro I, Enrique II... hasta Carlos I.
Mucho poder acumulado en manos de la
iglesia durante siglos. Ya sabes lo peligroso
que es cuando confluyen estos dos
factores. Y, si no, con darle un repaso a las páginas de la historia verás cómo
te confirma que la iglesia, cuando no manda, conspira.
A tus espaldas, cuando des en entrar
al pueblo: olivar y campiñas. Mira lo que pidió don Antonio Machado: “Olivares.
Dios os dé / los eneros,/ de aguaceros,/ los agostos de agua al pie / los
vientos primaverales/ vuestras flores racimadas;/ y las lluvias otoñales
/vuestras olivas moradas”.
Ve, cuantas veces quieras, del “huevo
al Cristo y del Cristo al huevo”. No es más que un paseo por la zona céntrica.
Plazas emblemáticas. Sienta allí tus reales. Bebe en las fuentes; observa cómo
pasa de ti la gente. Están acostumbrados al bullicio.
Tienen dos castillos. Uno, de “cinco
esquinas”, por la forma pentagonal; otro, el de la Yedra donde dicen que
el tiempo se detiene. ¡qué cosas!
San Isicio es patrón de la Villa. Debió
venir por la época en que lo hizo Santiago del que dicen era discípulo. Al
Cristo del Consuelo lo veneran por septiembre. El día de la Exaltación de la Cruz le rinden tributo: ‘la
entrada del trigo’.
Puede que el otoño – ya está allí –
te reciba con un aguacero de tormenta. Escucha cómo truena en la Sierra; deja
que corra el agua…
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