sábado, 5 de septiembre de 2015

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Alto Campoo

Descubrí a José María de Pereda cuando era un muchacho. Cuando  andaba por esa edad donde muchas cosas me impresionaban la literatura realista me marcó hasta el punto que muchas de aquellas obras, años después, las he vuelto a releer con la avidez de entonces.

‘Peñas Arriba’ es una de las obras cumbres – ‘Sotileza’, De  Tal palo tal astilla’… – de José María de Pereda. Su obra me llevó al paisaje ficticio de Tablanca. Chisco, a pie,  tiraba de las riendas de las caballerías; Marcelo se acercaba a la Casona; su tío lo aguardaba. Bajaban desde las cumbres al otro lado de la montaña… Allá, muy lejos, el mar.

 Muchos años después, bajé por el puerto de Palombera; busqué el Nansa, - a un lado, como Marcelo, dejé el Hijar -, y llegué hasta San Vicente de la Barquera… Me encontré una pareja de la Guardia Civil por aquellos lugares de alta montaña. Me dijeron, siempre tan amables, que había una carretera mejor, que me llevaba a Cabezón de la Sal, más derecho…

Le dije lo que pretendía, el hombre me esbozó una sonrisa y me contestó: “usted sabe lo que quiere y a dónde va”. Lo sabía. Quería seguir los pasos, lo más cercano posible, a la bajada desde Reinosa, cruzando el Alto Campoo, camino de Tudanca, como hicieron Marcelo y Chisco…

 Aquella tarde, como Marcelo el día de la bajada, tampoco vi ningún oso camuflado, a cincuenta metros del camino, entre la vegetación, ni una caballería con las orejillas tiesas,  ni tuve cerca a Chisco para que me lo descubriera:

-“Pos espantáronse – dijo Chisco algo roncero todavía -; espantáronse ( y no hay por qué se niegue ya), espantáronse… del osu.- ¡Del oso! Exclamé con los pelos de punta…”


Hoy ha llegado la Vuelta Ciclista a España a la Fuente del Chivo. El paisaje tenía en común la niebla. Lo demás…: buena carretera, pistas para que la gente esquíe en invierno y un montón de construcciones para dar servicios a los que van allí a dejarse  su dinero.

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