domingo, 19 de enero de 2014

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Mudanza

                                                

Dicen que andan moviendo trastos por cielo. Dicen que algún angelito travieso ha roto el edredón de plumas. Ha formado el espurreo y, de una u otra manera, han ido a caer sobre las cumbres de los montes, sobre los picos más altos…

Alcaparaín, la Torrecilla, El Torcal, el Huma… asieron plumas, a puñados, y han amanecido blancos. Dicen que eso es nieve. No me lo creo. Somos muy exagerados, a lo sumo son plumas de ángeles que deben andar en el pelecho.

Que no, hombre que no, me dicen, en el bar. Yo vine temprano de Atajate y, en la Serranía, caía agua nieve. ¡Hacía un frío…! Es lo propio del invierno: frío en enero, aires revueltos.

El telediario anuncia una nevada  por tierras de Jaén. En Sierra Mágina, los olivos han cambiado los fardos de recolección - porque ahora la aceituna se recoge con fardos hechos con hilos de plástico - por un manto blanco. Oigan, en imágenes, preciosos; sobre el terreno…, luego hablamos.

Sopla, cuando escribo estas líneas, un aire recio. Como enfadado, como si hubiese leído esta mañana los periódicos y dice que ya está bien. Que son los mismos… los mismos problemas de siempre. No se resuelven. Vivillos que nos toman el pelo.

Ahora sale el del sombrero y las barbas (¿habrá visto que se acaba la olla de las subvenciones?) y dice que Andalucía está por encima de España. Claro. Gerión y Habidis y Gades hundida en la mar océana y el aceite de la Bética, y las los almendros floridos de abd al-Ramán, y el toro marismeño y Juan Ramón y Picasso… 

No se había dado cuenta.  Juntos, hombre, juntos, sí podemos…

Debe haber un puñado de ángeles en el pelecho… o jazmines hechos biznagas en los cerros… Lo siento. Tío de las barbas, a ti no te quiero, me quedo con éstos.

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