Dicen que andan moviendo trastos por cielo. Dicen que algún
angelito travieso ha roto el edredón de plumas. Ha formado el espurreo y, de
una u otra manera, han ido a caer sobre las cumbres de los montes, sobre los
picos más altos…
Alcaparaín, la Torrecilla, El Torcal, el Huma… asieron
plumas, a puñados, y han amanecido blancos. Dicen que eso es nieve. No me lo
creo. Somos muy exagerados, a lo sumo son plumas de ángeles que deben andar en
el pelecho.
Que no, hombre que no, me dicen, en el bar. Yo vine temprano
de Atajate y, en la Serranía, caía agua nieve. ¡Hacía un frío…! Es lo propio
del invierno: frío en enero, aires revueltos.
El telediario anuncia una nevada por tierras de Jaén. En Sierra Mágina, los
olivos han cambiado los fardos de recolección - porque ahora la aceituna se
recoge con fardos hechos con hilos de plástico - por un manto blanco. Oigan, en
imágenes, preciosos; sobre el terreno…, luego hablamos.
Sopla, cuando escribo estas líneas, un aire recio. Como
enfadado, como si hubiese leído esta mañana los periódicos y dice que ya está
bien. Que son los mismos… los mismos problemas de siempre. No se resuelven.
Vivillos que nos toman el pelo.
Ahora sale el del sombrero y las barbas (¿habrá visto que se
acaba la olla de las subvenciones?) y dice que Andalucía está por encima de
España. Claro. Gerión y Habidis y Gades hundida en la mar océana y el aceite de
la Bética, y las los almendros floridos de abd al-Ramán, y el toro marismeño y
Juan Ramón y Picasso…
No se había dado cuenta.
Juntos, hombre, juntos, sí podemos…
Debe haber un puñado de ángeles en el pelecho… o jazmines
hechos biznagas en los cerros… Lo siento. Tío de las barbas, a ti no te quiero,
me quedo con éstos.
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