“Si la aceituna es campo, el aceite lleva dentro la sangre
del campo”. Palabra de Barbeito. Echo mano - y trillo en collera - del que sabe de “buenos aceites, de cómo se
ama el mundo del aceite, de la almazara, ese olor que es vida en el aire, en la
ropa, en las manos…”
¿Culpable? Una foto de molineros en facebook: Son, dice:
“Juan García (mi tío Juan, hermano menor de mi padre), yo, Jorge (un chaval de
Cala), mi hermano José, Antonio Palomar, José Antonio Hurtado y detrás, José
Rodríguez. Estos tres últimos, de Gines, Molino de Gines. Año 1971 ó 72”
“Por Gines pasa el río / pasa despacio…” cantaba El Pali. El
mismo río que se tiñó de sangre de los Ortega, aquella tarde de mayo. Ahora
rezuma aceitunas de verdeo, gordales y manzanillas y moliendas y aceite nuevo y
algún barco camino de la mar.
“A mí, -cuenta- en Las Navas de la Concepción, año 1966,
donde le ayudada a mi padre en el verdeo, que abrió allí un puesto de compra,
me decían ‘El niño de las aceitunas’. Y me encantaba. Y en Gines, mucha gente,
Antoñito el del Molino. Y todavía más encantado”.
“La tolva, dice, era el embudo donde se echaba la aceituna
para que el tornillo sinfín fuera subiéndola y la dejara caer en los rulos” y,
del primer aceite, de batidoras y aceitunas enteras. “Te lo digo porque del
olivo a los bidones, he vivido toda la vida de la aceituna”.
¿Los monos? “azules y
duraderos, comprados de una tienda de Gines (Jovimar). No teníamos parientes
militares” y, en la foto, capachos y
molineros llenitos de pringue. Como debe ser.
Bebo en su fuente. Nacen
los trigos en las lomas peinadas por el viento; apuntan las yemas en las
parras. ¿A dónde te mando, Maestro, - al corazón o tus asuntos - un ramillete
de flores nuevas, ahora que ya florecen los almendros?
No hay comentarios:
Publicar un comentario