jueves, 2 de enero de 2014

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. De nuevo

                                           

Por un puente nuevo – de este verano aquí- cruzo el Cidacos. Va crecido el río. Lleva agua clara, abundante, saltarina… Va camino del Ebro y de allí, a la mar. Ya se sabe, lo de Jorge Manrique, lo de siempre. Están pelados los chopos. Es invierno.

Han adecentado, también la carretea que sube al puerto. Las mismas curvas pero con mejores quitamiedos. La subida a Oncala, desde La Rioja, se hace de manera más brusca. Si se viene de la tierra de Castilla, se le engaña al viajero y todo parece más llano. Mentira. Coronar el puerto significa haber subido por encima de los mil cuatrocientos metros.

Oncala sabe a puerto y a pueblo. Del puerto habla la radio porque lo da por cerrado muchos días del invierno. Del pueblo hablan los libros que dicen de la Mesta, de una arzobispo de Valencia que donó diez tapices –impresionantes- sobre cartones de Rubens…

El pueblo tiene dos partes. Algunos emigrantes en verano y la soledad en los días cortos de invierno. Pastan - ya no hay ovejas, como antes - algunas vacas de raza cherolais en las laderas de las montañas. Perros mastines. “Por los lobos, ¿sabe usted?” y varios vehículo todoterrenos aparcados a la puerta de las casas. Sale humo por algunas chimeneas.

Oncala tiene pinceladas - solo pinceladas - porque este año parece que todavía no ha llegado la hora de que se vista con manto blanco. Soledad, campos desiertos, nada de árboles, nada de vida, solo, de vez en cuanto, el vuelo raudo de pájaros negros que cruzan de una lado al otro de la carretera; en el cielo, vuelan en círculos concéntricos –por lo de las corrientes térmicas – un puñado de buitres.


Once horas –casi- de coche. Campos de soledad de Castilla; atrás el puerto y Garray y Numancia y muchos kilómetros, y coches y más coches, y progreso que engulle y prisas… y más cosas y todo eso y, de nuevo en casa, y con ustedes, los que me leen a quienes he comenzado fallando, el primer día del año. No ha sido por culpa. 

1 comentario:

  1. Pepe, has atravesados pueblos donde sus gentes al igual que ocurre hoy -que se van al extranjero en busca de trabajo y mejora- se iban a la ciudad buscando mejorar su situación, dejaban los pueblos vacíos, y hoy seria un momento ideal para buscarle vida y volver a poblarlos, creo que seria mejor que dejarlos irse a otras tierras lejos de su habitad natural.
    Me alegro de la vuelta y tenerte nuevamente.

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